GANAR un nuevo amigo puede ser tan emocionante a
los 50 años como a los 20. Sin embargo, la tradición y la continuidad poseen
cierto valor, y la trillada frase de que los viejos amigos son los mejores, es
literalmente cierta. En la amistad que data de muchos años obra una especie de
misterioso interés compuesto, que enriquece cada nuevo encuentro con una serie
de ecos armónicos del pasado, quizá inexpresados pero hondamente sentidos.
Acaso el que este mundo sea tan mudable y falto de raíces haga que los
intereses comunes de antaño se conviertan en piedra angular que da a la vida
forma y razón de ser, y nos asegure cierta estabilidad en un desierto de arenas
movedizas.
-L. E. Sissman
ESCUCHAMOS demasiado el teléfono y demasiado poco a la naturaleza. El viento es
uno de mis sonidos predilectos: quizá sea un rumor solitario, pero confortante.
Cada cual debiera tener ruidos predilectos que escuchar: ondas sonoras que lo
harán vibrar de energía y de vida, o sentirse tranquilo y sosegado. En verdad,
para mí uno de los sonidos más bellos (y como sonido lo considero) es el
silencio absoluto.
-André Kostelanetz
¡AH! ¡El placer de acercarnos a un nuevo idioma! Las palabras resultan objetos
extraños y atractivos, desprovistos de connotaciones emocionales. Más adelante,
cuando empezamos a ahondar en su significado, ¡con cuánta frescura reaparece el
mundo ante nosotros! Mesas y árboles, perros, mujeres, niños, el ir y venir,
Dios, el gobierno, la mantequilla: han adquirido una nueva rareza y un nuevo
interés, como si todo lo nombráramos por primera vez.
-Edmund Wilson
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