lunes, 6 de mayo de 2013

EL RETRATO DE UNA MADRE / Ramón ÁNGEL JARA, Obispo chileno y Canónigo argentino


LA MADRE:

             HAY UNA MUJER que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados.

            UNA MUJER que, siendo joven tiene la reflexión de la anciana; y en la vejez, trabaja con el ardor de la juventud.

    UNA MUJER que, si es ignorante, descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio; y si es instruida, se acomoda a la simplicidad de los niños.

    UNA MUJER que, siendo  pobre, se satisface con la felicidad de los que ama; y siendo rica, daría con gusto su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud.

    UNA MUJER que,  siendo vigorosa, se estremece con el vagido de un niño, y siendo débil, se reviste a veces con la bravura de un león.

    UNA MUJER que mientras vive, no la sabemos estimar, porque a su lado todos los dolores se olvidan; pero después de muerta daríamos, todo lo que somos y todo lo que tenemos  por mirarla un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios.

    DE ESTA MADRE no me exijáis el nombre, si no queréis que empañe con  lágrimas vuestro álbum... porque yo la vi pasar en mi camino.

            CUANDO CREZCAN, señora, vuestros hijos, leedles esta página y ellos cubriendo de besos vuestra frente, os dirán que un humilde viajero, en pago del suntuoso hospedaje recibido ha dejado aquí, para vos y para ellos, un boceto de retrato de su madre.

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