Desde los proverbios de Salomón hasta las
sentencias y máximas modernas muchos son los dichos que hombres de varias
épocas han pronunciado intentando señalar una verdad, despejar una incógnita o plantear una tesis.
Naturalmente, no todos aquellos dichos han
tenido la aceptación popular, pero, valgan verdades, muchos de ellos han calado
tan bien, que a pesar del transcurso del tiempo se mantienen vigentes, no sólo
por la categoría intelectual de quienes
los enunciaron, sino por la profundidad del pensamiento contenido en aquellas
máximas.
Una de estas frases, por ejemplo, es la
pronunciada por Voltaire quien dijo: “Yo puedo desaprobar lo que usted diga,
pero defenderé hasta la muerte, su derecho a decirlo”; frase que no necesita
mayores comentarios porque su vigencia es de tal magnitud que está fuera de toda
duda.
Otras frases dignas de recordación son, por
ejemplo las siguientes: “Un estado de sociedad donde los hombres no dicen lo
que piensan, donde los hijos denuncian a sus padres a la policía, donde el
comerciante arruina a su competidor contando mentiras sobre sus opiniones
privadas; un estado semejante de sociedad, no
puede durar mucho tiempo si se le pone en contacto con el mundo
saludable del exterior”, Winston Churchill.
Y, sobre tema parecido, Franklin D.
Roosevelt decía: “No puede haber paz si nos resignamos a que el Derecho sea
reemplazado por uso y satisfacción de la
fuerza”.
Otras frases sobre temas de permanente
vigencia son las siguientes: “Suprime el arte de escribir y habrá desaparecido
del mundo, la gloria”, Chateubriand.
"El escritor público debe dejar a un lado
toda consideración y no debe obedecer más que a la voz de su conciencia”, Pi y
Margall.
"Un buen periódico hace más bien que cien
predicadores”, Pío IX.
“La libertad no consiste en hacer lo que se
quiere sino en hacer lo que se debe”, Campoamor.
“No hay hombre que no ame la libertad; el
justo la pide para todos, el injusto para sí mismo”, Boerne.
“Debemos buscar la belleza en la mujer y la
dignidad en el hombre”, Cicerón.
“Si acaso doblares la vara de la justicia,
no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia”, Cervantes.
“No seas tirano de nadie, ni siquiera de tu
perro. Y no seas esclavo de nadie, ni siquiera de tu amigo”, Pitágoras.
"La historia instruye al hombre, y la poesía
lo anima, la matemática lo hace sutil, la filosofía profundo; la moral grave,
la lógica y la retórica capaz de discutir”, Bacon.
Todas estas frases constituyen piezas de
reflexiones y meditaciones filosóficas, que de vez en cuando debemos tener
presente, para “purificar” la mente de tantos escritos intrascendentes que a
veces suelen aparecer en uno que otro pasquín.
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