miércoles, 16 de diciembre de 2015

FRASES CÉLEBRES / Por Guido CHANG GRANDA


Desde los proverbios de Salomón hasta las sentencias y máximas modernas muchos son los dichos que hombres de varias épocas han pronunciado intentando señalar una verdad,  despejar una incógnita o plantear una tesis.

   Naturalmente, no todos aquellos dichos han tenido la aceptación popular, pero, valgan verdades, muchos de ellos han calado tan bien, que a pesar del transcurso del tiempo se mantienen vigentes, no sólo por la categoría intelectual  de quienes los enunciaron, sino por la profundidad del pensamiento contenido en aquellas máximas.

   Una de estas frases, por ejemplo, es la pronunciada por Voltaire quien dijo: “Yo puedo desaprobar lo que usted diga, pero defenderé hasta la muerte, su derecho a decirlo”; frase que no necesita mayores comentarios porque su vigencia es de tal magnitud que está fuera de toda duda.

   Otras frases dignas de recordación son, por ejemplo las siguientes: “Un estado de sociedad donde los hombres no dicen lo que piensan, donde los hijos denuncian a sus padres a la policía, donde el comerciante arruina a su competidor contando mentiras sobre sus opiniones privadas; un estado semejante de sociedad, no  puede durar mucho tiempo si se le pone en contacto con el mundo saludable del exterior”, Winston Churchill.

   Y, sobre tema parecido, Franklin D. Roosevelt decía: “No puede haber paz si nos resignamos a que el Derecho sea reemplazado por uso  y satisfacción de la fuerza”.

   Otras frases sobre temas de permanente vigencia son las siguientes: “Suprime el arte de escribir y habrá desaparecido del mundo, la gloria”, Chateubriand.

   "El escritor público debe dejar a un lado toda consideración y no debe obedecer más que a la voz de su conciencia”, Pi y Margall.

   "Un buen periódico hace más bien que cien predicadores”, Pío IX.

   “La libertad no consiste en hacer lo que se quiere sino en hacer lo que se debe”, Campoamor.

   “No hay hombre que no ame la libertad; el justo la pide para todos, el injusto para sí mismo”, Boerne.

   “Debemos buscar la belleza en la mujer y la dignidad en el hombre”, Cicerón.

   “Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia”, Cervantes.

   “No seas tirano de nadie, ni siquiera de tu perro. Y no seas esclavo de nadie, ni siquiera de tu amigo”, Pitágoras.

   "La historia instruye al hombre, y la poesía lo anima, la matemática lo hace sutil, la filosofía profundo; la moral grave, la lógica y la retórica capaz de discutir”, Bacon.

   Todas estas frases constituyen piezas de reflexiones y meditaciones filosóficas, que de vez en cuando debemos tener presente, para “purificar” la mente de tantos escritos intrascendentes que a veces suelen aparecer en uno que otro pasquín.

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