A UN PÁJARO
QUE CANTABA
DURANTE LA
MEDITACIÓN
(Ernestina de Champourcin)
Tú sí me
hablas de Dios
con la voz
que yo quiero.
Sin palabras;
cantando
tus trinos y
diciendo
con tu
presencia alada
que lo
sientes sin verlo.
Que somos
suyos, todos,
como lo dirán
luego,
al ponerse la
tarde,
esas nubes de
fuego
y esa flor
escondida
que perfuma
en silencio.
¿No me oyes
cantar
contigo, para
adentro?
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