Stan Kenton,
dirección, composición, piano (Wichita, Kansas, 19.02.1912 –Hollywood,
California, 25.08.1979. Trasladado en los años de su infancia a un suburbio de
Los Ángeles, Kenton empezó a tocar el
piano, gracias a las enseñanzas de su madre y de profesores particulares,
dedicándose después a la armonía y a la composición e interesándose
inmediatamente por el jazz. En 1928 escribió sus primeros arreglos, y en el
’34, después de tocar con grupos locales, obtuvo su primer contrato, como
pianista y arreglista, con Everett Hoagland; tocó después durante un año con
Gus Arnheim, y a continuación con Vido Musso y con Johnny Davis. Entonces tenía
ya fija la idea de formar una orquesta, y con esta intención ocupó gran parte
de su tiempo preparando arreglos, que le serían de gran utilidad en 1940,
cuando, finalmente logró reunir una formación de nueve músicos, con la que
grabó dos temas.
El verano siguiente realizó su sueño
reuniendo una orquesta mayor, que sin embargo no contaba con grandes nombres, y
cuyas grabaciones alcanzaron un éxito apenas discreto, al menos en su primer
momento, puesto que después sus seguidores fueron aumentando.
Pasaron casi dos años hasta que los discos
dieron razón a Kenton –que contaba ya en la formación con Bart Varsalona, Art
Pepper y Bob Gioga – y la publicación por parte de la Capitol, de Eager Beaver y Artistry in Rhytm desencadenó en todo el país una oleada de
entusiasmo por la que muchos consideran como las más exaltante orquesta
americana. Por otra parte, Stan era un hombre incapaz de permanecer mano sobre
mano, y la orquesta cambió continuamente de rostro: en el ’44 se incorporaron
Stan Getz –que contaba con 17 años--, Gene Roland y Anita O’ Day. Especiales
frutos dieron la colaboración con Gene Roland, arreglista de gran clase, y el
fichaje de Pete Rugolo, discípulo de
Darius Milhaud y que se compenetraría perfectamente con Kenton. Corría el año
1946, y los temas publicados por la Capitol, así como las composiciones más
pretenciosas, como el Concerto to End All
Concertos, demuestran que Kenton estaba experimentando las más distintas
direcciones, afrontando sobre todo el material folklórico y tiempos insólitos
para el jazz. El público respondió de forma cada vez más favorable, si bien es
cierto que se dividió en dos sectores contrapuestos -- para unos, Kenton es un mesías, para otros un payaso, --
división de opiniones que caracterizaría toda la carrera de Kenton.
Su música tenía ya un lema creado por el
propio líder Artistry in Rhytm, y
suscitaba polémicas sobre la sustancia de la misma: en uno u otro sentido, el
mundo del jazz hablaba mucho sobre Stan, lo que representaba una estupenda
publicidad para él, incansable manager de sí mismo.
En la primavera de 1947, y de forma
absolutamente inesperada, Kenton disolvió la orquesta y desapareció algunos
meses para curarse de una fuerte depresión nerviosa, en otoño del mismo año, ya
recuperado, presentó una nueva orquesta, esta vez bajo la denominación “Progressive
Jazz”, que como era de esperar, provocó nuevas discusiones, sobre todo en
cuanto al supuesto progresismo de Kenton. La orquesta contaba con una plantilla
imponente: cinco trompetas –entre los que destacaban Chico Alvarez, Buddy
Childers y Al Porcino—cinco trombones capitaneados por Milt Bernhart: Eddie
Bert, Bart Varsalona, Safranski al bajo, Laurindo Almeida a la guitarra, Irv
Kluger a la batería, Jack Costanzo con los bongos y Kenton al piano.
Temas como Machito e Interludio de Rugolo, Elegi
for Alto (escrito por Rugolo y Kenton para George Eldier), obtuvieron una
buena crítica, e hicieron que se le pronosticara larga vida a la formación,
que, sin embargo, fue disuelta por el líder, una vez más, a finales del ’48.
Kenton al menos según sus declaraciones, tenía la firme intención de abandonar
el mundo musical para dedicarse a la psiquiatría. En contra de esta afirmación,
sólo cuatro años después, Stan estaba de nuevo manos a la obra para reunir una
nueva orquesta, esta vez enriquecida con la incorporación de una nutrida
sección de cuerda y precedida, lógicamente, por un lanzamiento publicitario de
increíble eficacia. Nació así la enésima criatura de Kenton, esta vez con la
intención de explorar el mundo de la música clásica: Innovations in Modern Music no es sólo el título de un elepé, sino
también la razón social de la formación. La orquesta emprendió después una gira
en la que cosechó un gran éxito, pero la empresa resultó un fracaso desde el
punto de vista económico, y Kenton despidió a los músicos clásicos, reduciendo
la formación y decidiendo seguir caminos más seguros, de exquisito sabor
jazzístico y preferentemente moderno, con elementos de auténtica clase.
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