PARA el lector hispanoamericano aficionado a las
creaciones poéticas japonesas y consecuentemente interesados en la tradición de
la tanka y el hayku --las brevísimas formas clásicas—los poemas
ubicados en la vertiente occidental son, al parecer, en gran parte
desconocidos.
Podemos sin embargo, conjeturar que una
aproximación a ésta, por más sumaria que sea, tal como es la presente, habrá de
apelar a la sensibilidad d ese lector a la vez que descubrirle el meollo
indeclinablemente nipón que siempre la anima.
Es así como en los poemas de Akiya Yutaka
percibimos, al lado de su sencillez e irradiante concisión, las hondas
sugerencias de la naturaleza, todo ello inmerso en una atmósfera de sueño.
En la Luna de Kusano Shinpei, se retoma el
viejo tema –tan frecuente en la lírica y en el arte japonés –dotándola de una
nueva y diáfana seducción.
La visión subrreal obra perturbadoramente en
Retrato de un matrimonio seco de
Yioshoka Minoru, en tanto que en Canción,
de Shibusawa Takasuke, se escucha un suave y entrañable reclamo existencial.
Por último en El cuervo, de Irizawa Yasuo, no ocurre nada simbólico (como en el
célebre haiku de Basho) sino por el
contrario, el cuervo resplandece de satánica alegría.
Los poemas citados provienen de la antología
Like Underground Water (Como agua
subterránea), Washington, 1995, traducidos al inglés por Naoshi Koriyama y
Edward Lueders.
Javier Sologuren
AKIYA YUTAKA (1922-)
País del norte
una pálida niebla se congela
en los ojos del abatido pato salvaje.
Termino de escribir mi desconsolada
historia personal
bañada en la fría luz de la lámpara.
Toda la noche el agónico pato salvaje
aletea en el césped seco,
y yo sólo revuélvome en el lecho.
El sonido de brisa nocturna
desciende de las lejanas montañas
y sacude la solitaria prímula de la noche
que brota silenciosa
en el lejano pastizal de las sierras.
Los potros se llaman ruidosamente
desde la sombra de bosques y pastizales
y alegres hacia su hogar galopan
hoy como siempre
con enérgicos relinchos.
El olor del polen
ciérnese en la oscuridad
flotando suavemente sobre los pastizales
pues los potros han corrido
por toda la montaña.
Pronto, cuando caiga la noche en las montañas
y se eleve como una lámpara la luna,
los potros cansados, se quedarán dormidos
y la solitaria prímula nocturna
ondulará en un sueño.
KUSANO SHINPEI (1903-1988)
Al sumergir mi cuerpo en la tina avanzada la noche
una luna encantadora, redonda como una doncella
se desliza por la ventana
toca negligentemente mi cuerpo
entrelazándome seductora, tiernamente.
YOSHIOKA MINORU (1919-1990)
Retrato de un matrimonio seco
Las flores y las pistolas
pronto se entierran bajo las hojas muertas,
y como calendarios
se deslizan en la procesión fúnebre.
Los sueños se enfrían en el plato.
El matrimonio de la noche en un piso alto
luce espléndido
sólo en el espejo de mano de una mujer.
De la vasija de agua destilada,
sostenida por el martillero,
los hombres caen silenciosamente
en un huerto abandonado
y pronto se secan.
SHIBUSAWA TAKASUKE (1930-)
Canción
¿Me prestas tus palillos?
El mundo está siempre lleno de cosas misteriosas.
Si me prestaras tus palillos,
préstame, por favor, también tu dolor.
Llenaré mi estómago con espinas
como la niebla al amanecer.
Contento, parado en la locura de mi querida Vía
Láctea
esparciré los dolores de las estrellas
sobre la mesa de la nada
como miles de granadas.
Préstame tus palillos.
IRIZAWA YASUO (1931- )
El cuervo
Si vuelo hacia la plaza
y me agazapo sobre la torre todo el día
estoy contento mirando la ciudad declinante,
me alegro viendo las calles ruinosas
bajo el perfecto cielo azul.
Y si aun la sangre pagana
irrumpiera de pronto
y se construyera de nuevo otra ciudad
sentiría un gozo irreprimible
(ah, durante varios millones de años)
agazapado sobre la torre todo el santo día.
(Traducido del inglés por Ilia Bolaños)
(Traducido del inglés por Ilia Bolaños)
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