17 de abril
Diciembre de 2015: Por
acompañar a un extranjero que buscaba pepino del mar disecado llegué en taxi al
barrio chino, en el centro de Lima. El vendedor chino nos mostró una bolsita de
plástico con pepinos del mar. “¡Yes!”, exclamó alegre el extranjero. “Trescientos
cincuenta dólares”, respondió el vendedor. No compramos porque el precio nos
pareció una estafa. Para salir del barrio chino el taxi entró a una zona de
casas viejas y calles estrechas. “Aseguren las puertas y suban las ventanas.
Estamos en Cinco Esquinas”, nos advirtió el conductor. El “ombligo de los
Barrios Altos” era peligroso en pleno mediodía. Allí recordé el título de la
novela anunciada de Mario Vargas Llosa.
Cuando en marzo de 2016 fue
publicada la novela “Cinco esquinas” (Alfaguara, 2016, Lima), de Mario Vargas
Llosa, la leí recordando los acontecimientos de la década 90 del Perú, ambiente
de miedo y terror por las cinco esquinas. Está narrada con estilo magistral
vargasllosiano. Aunque muchas escenas son invenciones novelescas, están basadas
en espacios y acontecimientos reales; no son meras ficciones porque el
presidente Fujimori y el Doctor sí gobernaron Perú con métodos poco inocentes
por los que han sido juzgados después de ser extraditados: el Doctor desde
Venezuela, Fujimori desde Chile a donde llegó en avión privado desde Japón.
Algunos temas que sobresalen.
Prensa servil
Rolando Garro, director del
semanario amarillo Destapes, al servicio del Doctor, dice sobre la envidia y el
morbo, mientras chantajea al ingeniero minero Enrique Cárdenas con fotos
comprometedoras de una orgía en que había participado: “Hay en esta ciudad,
usted lo sabrá de sobra, gente que quiere hacerle daño. Por su prestigio, su
poder y su fortuna. La envidia y el resentimiento florecen aquí con más fuerza
que en cualquier otro país” p. 25. “El morbo es el vicio más universal que
existe… Pero, sobre todo, en el Perú” p. 98. Como el ingeniero Cárdenas no da
los cien mil dólares estadounidenses, las fotos salen en primera plana y en
páginas interiores: “¡Magnate calato haciendo chucherías!” p. 143. El escándalo
alimenta el morbo de los limeños, “los chismosos más chismosos que ha parido el
universo” p. 188. Como Garro, otros periodistas de la prensa amarilla se
arrodillaron y sirvieron al poder.
Desapariciones
Las desapariciones no son
sólo de personas sino de documentos y objetos. El director de Destapes
desapareció y su cadáver demolido con torturas fue llevado a Cinco Esquinas. El
ingeniero Cárdenas, el primer sospechoso por haber sido víctima de Destapes, es
detenido, encarcelado y sufre vejaciones. El ruletero, al saber que los
policías buscan a su amigo Juan Peineta, le advierte: “Las cosas de la policía
no suelen tener ninguna lógica… Sólo un asunto está muy claro. Aquí se cocina
algo feo contra ti” p. 213 “… no me gustaría que te enreden en algo feo, o,
incluso que te desaparezcan. Sabes de sobra que aquí desaparecen a la gente y
no pasa nada porque la culpa de todo la tienen los terroristas” p. 215. El
anciano indigente Juan es detenido y torturado hasta firmar aceptando ser el
autor del crimen.
Después, el mismo Doctor,
para demostrar su poder, confiesa a la periodista Retaquita (Enanita) de
Destapes que él mandó ejecutar a Garro por no obedecerle. “Fujimori será el
presidente, pero el que manda y hace y deshace es el Doctor” p. 232. El Doctor
era tan poderoso que hacía desaparecer hasta los papeles que ponían en duda la
nacionalidad del candidato que llegó a la presidencia: “En pocos días,
desaparecieron todos los indicios de la falsificación y los jefes de la Marina
que la descubrieron fueron sobornados o intimidados para que callaran y
destruyeran aquellas pruebas. Éstas nunca salieron a la luz. La partida de
bautismo fue arrancada misteriosamente del libro de registros de la parroquia y
desapareció para siempre jamás” p
231.
El gobierno quería una
fidelidad perruna; de lo contrario: persecución, difamación, tortura y
desaparición.
Sociedad de apariencias
Una noche del toque de queda
une a dos señoras en una cama, y les despierta los morbos escondidos. “Maldito
toque de queda. Pero, claro, el terrorismo era peor” p. 9. “Bajo su mano, la
superficie de ese muslo era firme y suave, ligeramente húmeda, acaso por la
transpiración o alguna crema” p. 12. Con las aventuras homosexuales de dos
limeñas de la alta sociedad limeña, el autor muestra la vida de apariencias
sociales de algunas personas que van a misa, se confiesan, comulgan y se
califican de decentes viviendo con doble moral: ritos e hipocresía, y en la privacidad practican
hasta las relaciones en trío con la participación del esposo de una ellas.
Ambiente premonitorio
La descripción de la
naturaleza y el tiempo es un anuncio de lo que ocurrirá: “Era un día gris y
húmedo, de cielo encapotado de nubes plomizas, tan feo que parecía presagiar
algo siniestro…. Había penumbra y un silencio profundo” p. 116. Era la mañana
de la publicación en Destapes de las
fotos de la noche de orgía en Chosica hundiendo el prestigio del ingeniero
Cárdenas.
Gracias a “Cinco esquinas”
el lector puede imaginar y juzgar la década 90 del Perú con apagones, bombas,
asesinatos, prensa amarilla controlada por el gobierno, corrupción de
profesionales e instituciones y toques de queda.
Esa década 90 aún tiene sus
consecuencias en el siglo XXI porque muchos crímenes no han sido resueltos y
muchos autores no han sido sentenciados. En las excavaciones judiciales
aparecen cuerpos de niños y ancianos, de mujeres y varones; y sus familiares
los reconocen. Pero, muchos desaparecidos siguen desaparecidos. Gracias a la
labor de Comisión de la Verdad y Reconciliación hay datos de torturas, muertes
y desapariciones, campesinos quechuas en su mayoría. ¿Los autores? Los
terroristas de Sendero Luminoso y Movimiento Túpac Amaru, los policías y
militares. El terror fue combatido con terror. Sin embargo, aun contra la
oposición de algunas instituciones, se ha construido en Lima un museo para que
no se repitan esos hechos violentos contra los más indefensos: El Lugar de la
Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social.
¿Pestañar o pestañear?
Desde el punto de vista
lingüístico, Vargas Llosa, miembro de la Real Academia Española, prefiere el
verbo “pestañar” (que no aparece en el Diccionario de la Real Academia Española
-DRAE-) y no “pestañear” como se usa en Perú y en otros países hispanos. “Le
ardía la cara, pestañaba sin cesar” p. 48 “Pestañaba sin cesar y tenía una
expresión idiota” p- 161 (referidos a Enrique Cárdenas). “Añadió, pestañando”
(referido al Ruletero) p. 203. “Miró largamente a la Retaquita, en silencio,
ella no pestañó ni cerró los ojos. ¿Por qué le decía el Doctor estas cosas a
ella?” p. 241. En DRAE aparecen “pestaña, pestañear, pestañoso”.
Los sufijos verbales del
infinitivo del romance castellano: -ear, -ficar, -izar, -ntar son derivados del
infinitivo latino de primera conjugación –are. En fin, quizás el uso de MVL se
difunda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario