martes, 12 de abril de 2016

FREDERICK DEWAYNE "FREDDIE" HUBBARD


Trompeta, fliscornio, piano, composición (Indianápolis, Indiana 7.4.1938). Hijo de un pianista y hermano de una cantante e instrumentista clásica, estudió melófono en su época escolar, y obtuvo su primer contrato profesional en su ciudad natal, con los hermanos Montgomery; en 1960 tocó durante cuatro meses con Sonny Rollins, y a continuación con Silde Hampton, Jay Jay Johnson y Quincy Jones. En 1961 entró a formar parte de los “Jazz  Messengers” de Art Blakey, en un momento clave para el conjunto: Wayne Short había sustituido a Golson al tenor y como director musical, y se había incorporado además el trombonista  Curtis Fuller.


 La tarea de sustituir  a Lee Morgan no resultaba fácil para Hubbard, que sin embargo triunfó, apoyado en parte por la aportación de Ceda  Walton y Jimmie Merritt, que hacían más incisiva y refinada la música del sexteto. Freddie, con su técnica impecable, consiguió una sonoridad algodonada y muy original, que se fundía a las mil maravillas con las voces de los otros vientos. El éxito fue inmediato y el trompetista se hizo famosísimo, gracias sobre todo a las grabaciones Blue Note de 1961-64: Mosaic, Down Under, Children of the Night, Arabia, Crisis, The Promised Land, It’s Only a Paper Moon, Ping Pong, Up Jumped Spring, One By One, Ugetsu, Time Off, I Didn’t Know What Time it Was, On the Guinza, This is for Albert, Skylark, Thermo, Sweet’n’Sour, Nilhon Bash y Kyoto, algunos compuestos por sí mismo.


El estilo trompetístico de Hubbard permanece  vinculado a la tradición bopística, pero su interés por el jazz no conoce límites, y le ha llevado también a contribuir en el desarrollo de nuevas ideas: en 1960, año d nacimiento de la new thing, Freddie Hubbard estaba en primera fila, participando en la grabación del disco que puede considerarse como primer documento del free jazz. Ornette Coleman había tenido la idea de enfrentar dos cuartetos –él mismo, Don Cherry, Scott LaFaro y Bill Higgins por un lado, y Eric Dolphy, Hubbard, Charlie Haden y Eddie Blackwell por el otro-- , y así surgió el álbum Free Jazz, que ilustraba la nueva forma. Entre tanto, Hubbard colaboró con Eric Dolphy en la grabación de discos como goutward y Looking Ahead, de 1960; al año siguiente tocó con Dexter Gordon, músico tradicional en sentido amplio, con el que grabó el bellísimo tema Doin’ All right; y con el excepcional John Coltrane, con quien realizó Olé. Toda esta actividad, sin embargo,  no le apartaba de la idea de formar su propio grupo.



Entre 1961 y 1963 había reunido varias formaciones de estudio, y grabado para que impulse los temas de su cosecha, como The 7th Day, Aries, Bob’s Place y Clarence’s Place, junto a otros “clásicos”, utilizando  músicos de muy distintas extracciones. Tras dejar a Art Blakey, dirigió un grupo propio durante un año; tocó una breve temporada con el baterista Max Roach, con quien volvería a coincidir en el ’66 para la grabación del disco Drums Unlimited. En el ’64 intervino en varias giras por Europa con  Quincy Jones, y por Japón con Art Blakey; actuó en Austria en 1965 con el pianista Frederich Gulda, con quien grabaría el disco Music for Four Solists and Band nº 1. Coincidió de nuevo con Quincy Jones en la realización de la banda sonora de la película The  Pawnbroker. La actividad discográfica de esos años fue intensísima: en 1964 con Herbie Hancock (Empyrean Isles), después con Eric Dolphy (Out to Lunch); en el ’65 con Coltrane (Ascension), con Bobby Hutcherson (Dialogue), con Sam Rivers (Contours), con Andrew Hill (entre 1965 y 1970) temas reunidos en el elepé One for One),  con Herbie Hancock (Maiden Voyage) y con Wayne Shorter (Speak No Evil). En 1966 encontró a Sonny Rollins y grabó con él el espléndido elepé East Broadway Run Down, coincidiendo de nuevo con Shorter para The All Seeing Eyes.


 A la crítica, que lo admiró casi desde el primer momento, se añadía el éxito popular, que le otorgó, en 1961, la primera plaza en el referéndum de Down Beat en la categoría de new star; los músicos, por su parte, se disputaban literalmente la colaboración de Freddie. Sólo lo superaban ya Dizzy Gillespie y Miles Davis, pero muchos pensaban que Hubbard terminaría por imponerse sobre ellos. En realidad, pronto llegaba su declive jazzístico: después de grabar espléndidos  álbumes, como Open Sesamo, Goin’Up, Hub Cap, Ready for Rediee, Hub-Tones, Here Stay y Breaking Point para la Blue Note, así como otros con Oliver Nelson, Bill Evans, Lee Morgan y Kenny Drew, el músico no pudo resistir la tentación de conquistar  al público rock. En 1969, Miles Davis había abierto el camino con la grabación de Bitches Brew, obteniendo un gran éxito. Orientado en esa dirección, Freddie Hubbard realizó una gira por Japón y los Estados Unidos con Nancy Wilson, “tomó el pulso” al público, cambió d casa de discos –primero la Atlantic, después la CTI y la Columbia—y emprendió el nuevo rumbo, seguro de no equivocarse. 


 Tras un primer intento con Soul Experiment , han seguido un incontable número de discos (destacando el doble elepé (V.S.O.P), en los que Hubbard trata de conciliar su amor por el jazz con sus ansias de conquistar  a un público más amplio, y para ello se limita a electrificar casi todo el conjunto, incluso su trompeta. La categoría jazzística ha cedido clamorosamente, pero en cualquier caso la música producida es buena, gracias sobre todo a la interpretación de artistas de gran clase, como Wayne Shorter, Herbie Hancok, Ron Carter y Tonny Williams, que han colaborado con él. Lo cierto es que, para la mayoría de los jazzfans, la carrera de Freddie Hubbard terminó en los años sesenta, justificando hasta entonces cualquier elogio. Hubbard se había iniciado como trompetista y había pasado después al fliscornio inspirándose en el bopismo de Clifford Brown y en Miles Davis, aunque sin imitar a nadie. Su afán de investigar y de intentar nuevas experiencias le convirtió en el trompetista ideal para Roach, Dolphy o Coleman, que exploraban los límites entre lo tonal y lo atonal. En el largo período transcurrido desde su aparición hasta su elección de la fusion music, Freddie tuvo ocasión de consagrarse como el trompetista más inventivo e interesante del momento, influyendo en músicos como Woody Shaw, Jimmy Owens y Virgil Jones, entre otros.

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