sábado, 23 de abril de 2016

EL JORDÁN. HAMBRE SAGRADA / Ipandro ICAICO


EL JORDÁN

¡Cuántas veces crucé, rumbo al desierto,
tus aguas, ora claras o amarillas,
en dromedarios o árabes barquillas,
de helado fango o trasudor cubierto!

En las arenas de tu vado incierto
¡Cuántas veces he hincado las rodillas!
¡Cuántas he recorrido tus orillas
desde Genezaret hasta el Mar Muerto!

Quisiera una vez más en tu corriente
refrigerarme: en el venero mismo
en que bañó a Jesús Juan obediente.

Mas ¡ay! tal vez de sangre es el bautismo
que nos prepara la inhumana gente,
y en vez del cielo se abrirá el abismo…
                                   

HAMBRE SAGRADA

Si me volvió, postrado y moribundo,
el Óleo Santo la salud perdida,
¿no me dará vigor el Pan de Vida,
fuerza la Sangre salvación del mundo?

La sed y el hambre en que doliente abundo
queréis saciar con infantil bebida;
vedarme toda mesa bien servida
os miro, ni envidioso ni iracundo.

Pero no me alejéis del matutino
altar en que once lustros y tres años
consagré, sin faltar,  el pan y el vino.

A insignes santos, sin dolor ni daños
sostuvo solo este manjar divino
a otro alimento terrenal extraños.


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