EL JORDÁN
¡Cuántas veces crucé, rumbo
al desierto,
tus aguas, ora claras o
amarillas,
en dromedarios o árabes
barquillas,
de helado fango o trasudor
cubierto!
En las arenas de tu vado
incierto
¡Cuántas veces he hincado
las rodillas!
¡Cuántas he recorrido tus
orillas
desde Genezaret hasta el Mar
Muerto!
Quisiera una vez más en tu
corriente
refrigerarme: en el venero
mismo
en que bañó a Jesús Juan
obediente.
Mas ¡ay! tal vez de sangre
es el bautismo
que nos prepara la inhumana
gente,
y en vez del cielo se abrirá
el abismo…
HAMBRE SAGRADA
Si me volvió, postrado y
moribundo,
el Óleo Santo la salud
perdida,
¿no me dará vigor el Pan de
Vida,
fuerza la Sangre salvación
del mundo?
La sed y el hambre en que
doliente abundo
queréis saciar con infantil
bebida;
vedarme toda mesa bien
servida
os miro, ni envidioso ni
iracundo.
Pero no me alejéis del
matutino
altar en que once lustros y
tres años
consagré, sin faltar, el pan y el vino.
A insignes santos, sin dolor
ni daños
sostuvo solo este manjar
divino
No hay comentarios:
Publicar un comentario