DE: "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"
LA IGLESIA DE MIS SUEÑOS
Esta es la iglesia de mis
sueños:
La iglesia del corazón
ardiente,
de la mente abierta, del
espíritu aventurero.
La iglesia que se preocupa,
que cura vidas lastimadas,
que consuela a los ancianos,
que reta a la juventud.
Que no conoce divisiones de
cultura o clase,
ni fronteras geográficas o
sociales.
La iglesia que cuestiona y
afirma,
que mira hacia adelante y
hacia atrás.
La iglesia del Maestro, la
iglesia dl pueblo,
alta como las ideas del
Señor,
baja como el humano más
humilde.
Una iglesia que trabaja, una
iglesia que adora,
una iglesia atractiva,
una iglesia que interpreta
la verdad en términos de la verdad;
que inspire valor para esta
vida
y esperanza para la vida que
viene.
¡Una iglesia verdadera!
¡Una iglesia de todos los
hombres buenos!
¡Una iglesia del Dios
viviente!
John Milton Moore
Bendiciendo en la frontera
V DOMINGO DE PASCUA
Cuando Judas salió, Jesús dijo: “Ahora
es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Y si Dios es
glorificado en él, también Dios lo glorificará”… Les doy este mandamiento
nuevo: que se amen unos a otros. Ustedes se amarán unos a otros como yo les he
amado. Así reconocerán todos que ustedes son mis discípulos: si se aman unos a
otros”. Juan 13, 31-35
Durante su paso por este
mundo Jesús realizó muchas señales y pronunció un gran número de palabras.
Dentro de sus enseñanzas hay llamados a un comportamiento acorde con nuestra
identidad de cristianos. Pero la enseñanza que más nos identifica es aquella
del mandamiento del amor: “ámense los unos a los otros como yo les he amado”.
En ese mandato Jesús describe la característica del amor que nos identifica; se
trata de amarnos con la misma intensidad y la misma manera del amor
misericordioso de Jesús que nos amó tanto que dio su vida por nosotros. Sólo si
nos amamos a la manera de Cristo, podremos dar testimonio de la resurrección de
Jesús.
El verdadero rostro de la
Iglesia nos lo da la Iglesia-Caridad, comunión, la Iglesia que realmente ama y
se dedica a comunicar amor mediante todos y cada uno de sus hijos. Todos
conocemos el canto que dice: "Donde hay caridad y amor, ahí está
Dios", frase que podría parafrasearse de otra manera: "Donde hay
caridad y amor, ahí está la Iglesia". Esa caridad que en Dios tiene su
manantial y en Dios termina su recorrido de amor por las vidas de los hombres.
Dios, alfa y omega de la caridad, entre estos dos extremos del vocabulario
griego, se hallan todas las demás consonantes y vocales con las cuales expresar
de todo corazón nuestro amor al prójimo. No desliguemos jamás la caridad de la
fe, del dogma, de la liturgia, de las instituciones, pero que el rostro más
bello, genuino y verdadero, que cada uno de nosotros ofrezca a la Iglesia, sea
el rostro de la caridad verdadera y del amor sincero. Recordemos lo que san
Pablo dice en el himno a la caridad: "Si no tengo caridad, nada soy".
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