sábado, 16 de abril de 2016

RESUCITAR ES UN VERBO QUE HAY QUE CONJUGAR TODOS LOS DÍAS / Jairo del AGUA


(Jairo del Agua).- Resucitar es un verbo que hay que conjugar todos los días y no solo en Pascua. Porque no tiene sentido celebrar la resurrección del Señor si no aprendemos a resucitar nosotros mismos a esa humanidad a la que el Modelo nos llama.

¿Que cómo se resucita? Aprendiendo a vivir (no a morir como algunos siguen predicando) desde los dones divinos que enjoyan nuestro fondo humano, nuestro ser.

¿Y cómo se detectan? Habrá que estar atentos a esa interioridad, a esa mina de tesoros, sobre la que muchas veces malvivimos como pordioseros. Habrá que aprender a desescombrar lo que, desde el interior o el exterior, nos impide llegar a la profundidad necesaria para hacernos con nuestra verdadera fortuna. Es de necios pasar hambre durmiendo inconscientes sobre una enorme herencia. Es trágico vivir tristes y desorientados sobre las auténticas semillas del mayor gozo, el gozo de ser nosotros mismos en camino a la plenitud.

Hay síntomas infalibles para detectar nuestras riquezas ocultas, la herencia que el Padre puso en nuestro centro. Son las "aspiraciones profundas", esas sensaciones con contenido sicológico que nos empujan a ser de determinada manera y no de otra. Son las "llamadas" de nuestro ser a acrecentar, desplegar y entregar nuestras cualidades específicas. Por lo que nos atrae descubrimos lo que en nosotros es atraído, es decir, esas potencialidades que buscan nuestro sí para germinar y nuestras manos para realizarse.


Hoy celebro la resurrección del Señor, pero también la dicha de haber descubierto experiencialmente el camino de mi propia resurrección terrena, primicia de la definitiva. 

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