¿Dónde el peruano puede ser
protegido y bien tratado?
El peruano que se aloja en
los hoteles peruanos que exhiben estrellas como muestras de buena calidad en
infraestructura y servicios debe pagar el impuesto de 18%. ¿Por qué? Es el
precio de la peruanidad. El extranjero está exonerado del pago del impuesto de
18%. Qué buena suerte ser extranjero en Perú. Extranjeros: ¡Bienvenidos al
Perú! Foreigners: ¡Welcome to Peru!
Yo también he tenido
experiencias nada gratas por alojarme en hoteles en varias ciudades peruanas.
En la ciudad de Cusco recurrí a mi conocimiento de la lengua quechua para
demostrar mi peruanidad; tampoco sirvió. Los negocios no toman en cuenta los
valores culturales. Business is business.
Si el peruano reclama a los
empleados del hotel, recibe la respuesta inmediata y casi mecánica: “Nosotros sólo
cumplimos la ley. Reclame a SUNAT”. (SUNAT, sigla de la Superintendencia
Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria). El peruano es, muchas
veces, el Caín de otro peruano. Hasta las leyes son cainescas con los peruanos.
El extranjero puede quejarse a su embajada; pero el peruano, ¿ante quién se
queja?
La peruanidad no está bien
entendida ni asumida en la vida.
La peruanidad se limita más a los actos y gestos teatrales: Los desfiles marciales en que los uniformados golpean fuerte el piso con las suelas de los zapatos. El saludo a la bandera con el cuerpo erguido y la mirada dirigida a la bicolor. Una escarapela blanquirroja para que adorne el pecho. La entonación del Himno Nacional a toda voz finalizando con el grito corajudo: ¡Viva el Perú, carajo! Mientras tanto, las riquezas naturales del país están en subasta para que las empresas las exploten. Pero en esas áreas viven seres humanos que no son bien informados ni consultados oportunamente. Y, cuando surgen los problemas, los policías son enviados -si ya no están destacados allí- para defender las empresas.
La peruanidad se limita más a los actos y gestos teatrales: Los desfiles marciales en que los uniformados golpean fuerte el piso con las suelas de los zapatos. El saludo a la bandera con el cuerpo erguido y la mirada dirigida a la bicolor. Una escarapela blanquirroja para que adorne el pecho. La entonación del Himno Nacional a toda voz finalizando con el grito corajudo: ¡Viva el Perú, carajo! Mientras tanto, las riquezas naturales del país están en subasta para que las empresas las exploten. Pero en esas áreas viven seres humanos que no son bien informados ni consultados oportunamente. Y, cuando surgen los problemas, los policías son enviados -si ya no están destacados allí- para defender las empresas.
En conclusión: Los peruanos
comunes, con sus diferentes expresiones culturales, están desprotegidos.
Ciudadanos nacionales
protegidos.
Una experiencia opuesta viví
en otro país que, por proteger al ciudadano nacional, hace la diferenciación
con el extranjero.
Cuando un dramaturgo
mexicano estuvo de visita en Seúl, lo acompañé a la Villa Folclórica, al sur de
la ciudad. Al llegar al lugar vi en el muro cerca de la boletería un aviso en
coreano: “Los mayores de 60 años pagan la mitad”. Cuando le comenté esto al
amigo mexicano, él sacó inmediatamente su pasaporte para demostrar su edad y
así poder beneficiarse. Pero en la boletería la empleada le cobró sin
descuento.
-Señorita, el señor tiene
más de 60 años, mire bien su pasaporte -le reclamé.
-El descuento es sólo para
los coreanos -respuesta fría y sin disculpas de la sorprendida empleada.
El cuate mexicano, en vez de
enojarse, sacó su libreta de notas para escribir la experiencia. El aviso no
informaba del beneficio exclusivo para los coreanos. Nuestra conclusión fue: La
información escrita en coreano no era para el extranjero quien, supuestamente,
no tiene acceso al hangul (escritura coreana) ni a la lengua coreana.
Segundo Centenario de la
Declaración de la Independencia del Perú
El Segundo Centenario de la
Declaración de la Independencia del Perú se celebrará en 2021. Habrá floridos
discursos, espectáculos y fiestas en todas las ciudades importantes. Pero, si
no se deroga esta ley que obliga a los peruanos pagar el 18% en los hoteles con
varias estrellitas, siendo la vivienda u hospedaje un derecho básico, el
peruano seguirá pagando el impuesto por haber nacido en territorio peruano y
por no haberse cambiado la nacionalidad. El peruano, así maltratado, está
destinado a dormir en hoteluchos, chozas, cuevas y hasta en la intemperie. Y
pocos peruanos recordamos la rebelión indígena de 1885 en Áncash (al norte de
Lima) por el alza del tributo por ser indígenas.
La historia oficial del Perú
no menciona este suceso vergonzoso: El gobierno del general Miguel Iglesias
Pino (Presidente Regenerador del Perú) estaba con las arcas vacías después de
la humillante derrota en la Guerra del Pacífico (1879-1883). El 23 de enero de
1883 promulgó la ley que obligaba la “Contribución Personal” (Impuesto
Personal) por semestre de un sol de plata (equivalía a 2 soles de billete) a
todos los indígenas de 21 a 60 años de edad. En Huaraz, capital de Áncash, el
prefecto Francisco Javier Noriega en 1885 duplicó la carga tributaria
semestral: dos soles de plata. Además, aumentó la gratuita labor comunal
llamada “república” para la construcción de camino, canal, templo, cárcel,
cementerio… Los alcaldes indígenas presentaron un escrito pidiendo la rebaja;
pero la respuesta fue cárcel y maltrato a los dirigentes. Pedro Pablo Atusparia
Ángeles y Pedro Celestino Cochachín De la Cruz (más conocido como Uchcu Pedro)
se alzaron en rebelión el 1° de marzo de 1885 que duró hasta el 29 de
septiembre de 1885. El ejército peruano, enviado desde Lima, derrotó a los
campesinos mal armados e hizo carnicería. ¡Qué tal independencia! ¡Qué tal
república!
En Cusco se habla castellano
y quechua
Fuera del mal momento al
registrarme como peruano en el hotel Palacio del Inca, donde sólo los
extranjeros están exonerados del impuesto de 18%, comprobé la grata realidad:
Más del 80% de los cusqueños, con quienes me encontré en la calle, aún hablan
el quechua, nuestra lengua nativa. Usé el quechua en muchos lugares donde
estuve: hotel, mercado, oficina de Migraciones (donde los funcionarios me
mostraron el rostro humano al darme el duplicado del reingreso al Perú por
tierra), teatro municipal, restaurantes, mercados, museos… Y nuestro guía en
Machupicchu sabía quechua, castellano e inglés.
No olvidemos que después de
la derrota de la insurrección de Tupac Amaru II (1780) se prohibió no sólo el
uso del quechua sino la práctica de los ritos no cristianos, la lectura de “Los
Comentarios Reales”, la representación del drama quechua “Ollantay”.
La vigencia del quechua es
parte de la atracción cultural de Cusco. Ojalá que se siga estudiando y
fomentando el uso de esta lengua en las escuelas, en los hogares y en los
medios de comunicación. La cultura nativa es nuestro orgullo e identidad; por
algo las fuerzas foráneas, cuando dominan, tratan de matarla.
Ya estamos en el Siglo XXI,
revaloremos al peruano y a sus manifestaciones culturales protegiéndolos.
DE MI ÁLBUM
Cusco
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