Todo tipo de vida en la Tierra, tanto vegetal como
animal, depende de la capacidad de las plantas verdes para convertir en
alimento la energía del sol. Las cosas vivientes que contienen clorofila
(pigmento verde) hacen la conversión ellas mismas. Todas las demás, inclusive
ustedes y yo, vivimos porque las comemos.
Esto es paráfrasis de las palabras de Melvin Calvin,
catedrático de la universidad de California y ganador del premio Nobel de
química en 1961
Calvin consiguió rastreadores radiactivos y otras
técnicas isotópicas para determinar el proceso en virtud del cual las plantas
verdes convierten en alimento la energía del sol para ellas mismas y para todas
las demás formas de vida. A este proceso se le ha dado el nombre de
fotosíntesis.
Cuando Calvin, hijo de emigrantes rusos, acometió la
cuestión de la mecánica de la fotosíntesis esta no era, en verdad, problema
nuevo.
El proceso en sí fue descubierto en la segunda mitad del
siglo XVIII por Joseph Priestly, uno de los científicos más famosos en la
historia inglesa y norteamericana.
En su descripción de sus experimentos que llamó “sobre
diferentes tipos de aire”, Priestly habló de cómo las plantas pueden restaurar
o renovar el aire que ha sido respirado contaminado.
Dijo Calvin que el principio de sus experimentos básicos
era bien simple: las plantas inhalan anhídrido carbónico que después aparece en
todas las partes y todos los productos de las plantas. Él y sus auxiliares
determinaron seguir el curso de este anhídrido carbónico con carbono -14 que
puede ser observado o rastreado porque es radiactivo.
Tales experimentos no se podían llevar a cabo en un
bosque, por ejemplo, porque no es posible ejercer control sobre lo que entra o
sale de él.
Calvin escogió como planta idónea para laboratorio el
alga común o “clorela” que había sido sugerida como “fabricante de oxígeno”
para las naves espaciales.
Sus experimentos demostraron --después de largos períodos de prueba, a
veces tediosos—que el anhídrido carbónico y el agua se convierten por un
instante –una pequeña fracción de segundo—en un ácido después de comenzar la
fotosíntesis. Siguiendo el curso del carbono radiactivo se comprobó que las
plantas verdes pasan por dieciocho etapas distintas para finalmente convertir
el carbono en alimento.
También se comprobó que las plantas verdes producen algo
más que carbohidratos, es decir azúcares y féculas. Producen todas las
sustancias necesarias a las cosas vivientes, inclusive proteínas, grasas y
hasta enzimas.
Por estos trabajos obtuvo Calvin el premio Nobel de
química, pero aún se sigue desconociendo la primera etapa esencial: ¿qué sucede
cuando el rayo de luz cae sobre las células verdes que dan inicio al proceso?
DE MI ÁLBUM
Iquitos
Huari-Ayacucho