DE: ORACIONES SIGLO XX
“PROA AL SOL”
SEÑOR: Una tradición multisecular ha querido acuñar las
oraciones para llegar a Ti en el diccionario de las palabras bellas. Pero yo sé
que también se te puede rezar con el vocabulario de las realidades más
humildes. Por eso hoy quiero dirigirme a Ti con el nombre de cosas vulgares en
los labios.
Señor del frío insoportable, da calor de cobijo a los
unos y calor de amor a los otros.
Señor del hambre elemental, convierte el lujo chirriante
en comida y trabajo para todos.
Señor del suburbio alejado y sucio, convierte los pisos
vacíos en casa para los sin techo.
Señor de la migración interior y exterior, haz que sólo
dejen su tierra los que quieren.
Señor
del fin de mes, que para todos sean los últimos días igual que los primeros.
Señor
del pluriempleo, que el trabajo de un sitio basta para toda la familia.
Señor
de la justicia social, que todos nos tomemos en serio las encíclicas sociales
de los últimos Papas.
Señor
del dolor, que todos los enfermos tengan compañía.
Señor
del asfalto, que la ciudad no sea una jungla, sino hogar de la gran familia
social.
Señor
del tocadiscos, que nuestra música sea más humana o divina y menos animal.
Rafael de Andrés
DOM.
IV DE PASCUA
Yo
soy el buen pastor
“En
verdad les digo, quien no entra por la puerta al corral de las ovejas, sino por
cualquier otra parte, es un ladrón y un salteador. Pero el pastor de las ovejas
entra por la puerta. El cuidador le abre, y las ovejas escuchan su voz: llama
por su nombre a cada una de sus ovejas y las saca fuera del corral… “Juan 10, 1-10
Hoy nos encontramos con uno de los grandes temas de la
espiritualidad bíblica. Dios es el pastor e Israel su rebaño. El Señor nos está
demostrando cual es la finalidad de su misión, cuidar y velar por la vida del
rebaño, protegiendo de tres grandes enemigos: el ladrón, el león y la tormenta.
El éxito de un pastor se entiende en la forma que cuida y protege la vida de su
oveja, no puede haber para el pastor mayor responsabilidad. Pero la misión de Jesús no se agota en cuidar
diariamente al rebaño, sino que además lo invita a una experiencia inédita, que
alcancen vida y vida en abundancia.
EL
JEFE
Las revelaciones más importantes y revolucionarias de
Cristo fueron: Dios es padre; todos los hombres somos hermanos.
La parábola del “Buen Pastor” está en la misma línea de
“El Hijo Pródigo”, “La Oveja Perdida”, “La Moneda Extraviada”. En ellas Cristo
subraya intensamente el hecho supremo, desconocido por la antigüedad: Dios es
padre, nuestro padre.
Para nosotros que pisamos asfalto y respiramos
benzopireno, es poco expresiva la parábola campestre en que Dios aparece como
pastor. Podríamos intentar una adaptación: “El buen chofer de ómnibus” o el
“Buen diputado por Juanandia”, pero será mejor esforzar un poco la imaginación
y tratar de sentir la misma parábola pastoril de Cristo. La relación entre
pastor y ovejas simboliza directamente la relación entre Dios y nosotros.
El buen pastor es dueño de las ovejas, no un mercenario
alquilado. Es bueno. Valeroso en la defensa de su rebaño; cuando se acaban las
piedras, es capaz de hacer frente a los lobos a mano limpia y morir defendiendo
a sus ovejas. Conoce a sus ovejas, su nombre y sus costumbres y los pastos
mejores y los caminos menos peligrosos. Sus ovejas lo conocen a él;
distinguirán su voz y el son de su flauta entre mil voces y mil músicas.
Nos es difícil sentir a Dios porque no lo vemos, y
nuestro conocimiento supone previamente sensaciones materiales. Cristo trata de
hacernos sentir un poco la actitud paternal de Dios hacia nosotros. Está dispuesto
a morir, y murió de hecho, por defender nuestra vida, nuestra felicidad. Nos
conoce, nos tiene presentes y en cuenta con su conciencia infinita.
El deseo más profundo del hombre es ser amado, apreciado,
respetado, considerado, tenido en cuenta. Este instinto puede frustrarse en la
vida. Podemos ser odiados, despreciados, malentendidos, preteridos, burlados,
con razón o sin ella. Podemos ser llevados por las circunstancias o por
nuestros errores a una situación límite, acorralados al filo de la vida.
Siempre hay alguien que nos ama; que conoce nuestra debilidad y nuestra
grandeza; que comprende nuestros nervios, manía y humores; que está dispuesto a
dar la cara por nosotros y con nosotros: Dios. Cuando, retrocediendo, se llega
al borde y ya no hay nadie a quien agarrarse, el salto al vacío no es la
solución única; queda siempre posible el salto al infinito, el salto largo y a
ojos cerrados a los brazos de Dios padre.
La imagen del pastor connota no sólo paternidad sino
autoridad. Cristo es modelo de esa dificilísima y hermosa situación humana: ser
jefe, ser responsable de otros como particular o como político. La noble
ambición humana puede dar el impulso inicial, la ocasión, para desear, supuesto
que se tenga capacidad, ser jefe, ser político. Pero la causa, los motivos y el
contenido mismo del político, del jefe, son la bondad, generosidad, valor,
deseo de servicio, disponibilidad a morir su hace falta.
Jefatura y política no son misión para logreros,
mercenarios, sobornados o mantenidos, cobardes o vanidosos, que toman el mando
como oportunidad de enriquecimiento, prepotencia y narcisismo.
Sólo el hombre bueno, entero, valeroso y sacrificado
puede aspirar a entrar en la soledad y en la donación de sí mismo hasta la
muerte, que es la esencia del jefe y del político.
José M. de Romaña.
DE MI ÁLBUM
No hay comentarios:
Publicar un comentario