viernes, 5 de mayo de 2017

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA


DE: ORACIONES SIGLO XX

“PROA AL SOL”

            SEÑOR: Una tradición multisecular ha querido acuñar las oraciones para llegar a Ti en el diccionario de las palabras bellas. Pero yo sé que también se te puede rezar con el vocabulario de las realidades más humildes. Por eso hoy quiero dirigirme a Ti con el nombre de cosas vulgares en los labios.

            Señor del frío insoportable, da calor de cobijo a los unos y calor de amor a los otros.

            Señor del hambre elemental, convierte el lujo chirriante en comida y trabajo para todos.

            Señor del suburbio alejado y sucio, convierte los pisos vacíos en casa para los sin techo.

            Señor de la migración interior y exterior, haz que sólo dejen su tierra los que quieren.

Señor del fin de mes, que para todos sean los últimos días igual que los primeros.

Señor del pluriempleo, que el trabajo de un sitio basta para toda la familia.

Señor de la justicia social, que todos nos tomemos en serio las encíclicas sociales de los últimos Papas.

Señor del dolor, que todos los enfermos tengan compañía.

Señor del asfalto, que la ciudad no sea una jungla, sino hogar de la gran familia social.

Señor del tocadiscos, que nuestra música sea más humana o divina y menos animal.

 Rafael de Andrés


DOM. IV DE PASCUA


Yo soy el buen pastor

“En verdad les digo, quien no entra por la puerta al corral de las ovejas, sino por cualquier otra parte, es un ladrón y un salteador. Pero el pastor de las ovejas entra por la puerta. El cuidador le abre, y las ovejas escuchan su voz: llama por su nombre a cada una de sus ovejas y las saca fuera del corral… “Juan 10, 1-10



Hoy nos encontramos con uno de los grandes temas de la espiritualidad bíblica. Dios es el pastor e Israel su rebaño. El Señor nos está demostrando cual es la finalidad de su misión, cuidar y velar por la vida del rebaño, protegiendo de tres grandes enemigos: el ladrón, el león y la tormenta. El éxito de un pastor se entiende en la forma que cuida y protege la vida de su oveja, no puede haber para el pastor mayor responsabilidad. Pero la  misión de Jesús no se agota en cuidar diariamente al rebaño, sino que además lo invita a una experiencia inédita, que alcancen vida y vida en abundancia.

EL JEFE

   Las revelaciones más importantes y revolucionarias de Cristo fueron: Dios es padre; todos los hombres somos hermanos.

            La parábola del “Buen Pastor” está en la misma línea de “El Hijo Pródigo”, “La Oveja Perdida”, “La Moneda Extraviada”. En ellas Cristo subraya intensamente el hecho supremo, desconocido por la antigüedad: Dios es padre, nuestro padre.

            Para nosotros que pisamos asfalto y respiramos benzopireno, es poco expresiva la parábola campestre en que Dios aparece como pastor. Podríamos intentar una adaptación: “El buen chofer de ómnibus” o el “Buen diputado por Juanandia”, pero será mejor esforzar un poco la imaginación y tratar de sentir la misma parábola pastoril de Cristo. La relación entre pastor y ovejas simboliza directamente la relación entre Dios y nosotros.

            El buen pastor es dueño de las ovejas, no un mercenario alquilado. Es bueno. Valeroso en la defensa de su rebaño; cuando se acaban las piedras, es capaz de hacer frente a los lobos a mano limpia y morir defendiendo a sus ovejas. Conoce a sus ovejas, su nombre y sus costumbres y los pastos mejores y los caminos menos peligrosos. Sus ovejas lo conocen a él; distinguirán su voz y el son de su flauta entre mil voces y mil músicas.

            Nos es difícil sentir a Dios porque no lo vemos, y nuestro conocimiento supone previamente sensaciones materiales. Cristo trata de hacernos sentir un poco la actitud paternal de Dios hacia nosotros. Está dispuesto a morir, y murió de hecho, por defender nuestra vida, nuestra felicidad. Nos conoce, nos tiene presentes y en cuenta con su conciencia infinita.

            El deseo más profundo del hombre es ser amado, apreciado, respetado, considerado, tenido en cuenta. Este instinto puede frustrarse en la vida. Podemos ser odiados, despreciados, malentendidos, preteridos, burlados, con razón o sin ella. Podemos ser llevados por las circunstancias o por nuestros errores a una situación límite, acorralados al filo de la vida. Siempre hay alguien que nos ama; que conoce nuestra debilidad y nuestra grandeza; que comprende nuestros nervios, manía y humores; que está dispuesto a dar la cara por nosotros y con nosotros: Dios. Cuando, retrocediendo, se llega al borde y ya no hay nadie a quien agarrarse, el salto al vacío no es la solución única; queda siempre posible el salto al infinito, el salto largo y a ojos cerrados a los brazos de Dios padre.

            La imagen del pastor connota no sólo paternidad sino autoridad. Cristo es modelo de esa dificilísima y hermosa situación humana: ser jefe, ser responsable de otros como particular o como político. La noble ambición humana puede dar el impulso inicial, la ocasión, para desear, supuesto que se tenga capacidad, ser jefe, ser político. Pero la causa, los motivos y el contenido mismo del político, del jefe, son la bondad, generosidad, valor, deseo de servicio, disponibilidad a morir su hace falta.

            Jefatura y política no son misión para logreros, mercenarios, sobornados o mantenidos, cobardes o vanidosos, que toman el mando como oportunidad de enriquecimiento, prepotencia y narcisismo.

            Sólo el hombre bueno, entero, valeroso y sacrificado puede aspirar a entrar en la soledad y en la donación de sí mismo hasta la muerte, que es la esencia del jefe y del político.

            José M. de Romaña.

DE MI ÁLBUM





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