Intérpretes: Karroll Baker, Michael Connors, Angela Lansbury,
Dirección: Gordon Douglas
K. Baker
M. Connors
G. Douglas
Hollywood nos presenta la vida de otra de sus estrellas, de otra de sus tantas creaciones humanas meteóricas y alucinantes. Se trata esta vez de Jean Harlow, la venus platinada, que encarnó los gustos sexuales de los años treinta, como diez años antes lo encarnaría con mayor opulencia Mae West y como en nuestros sesenta, enigmáticos e inquietantes, los han personificado Marilyn Monroe, Brigitte Bardot.
Hollywood nos presenta la vida de otra de sus estrellas, de otra de sus tantas creaciones humanas meteóricas y alucinantes. Se trata esta vez de Jean Harlow, la venus platinada, que encarnó los gustos sexuales de los años treinta, como diez años antes lo encarnaría con mayor opulencia Mae West y como en nuestros sesenta, enigmáticos e inquietantes, los han personificado Marilyn Monroe, Brigitte Bardot.
Pero pese a la discutida biografía escrita por Irving Shulman y en la cual se ha basado fielmente la película, nos preguntamos hasta qué punto cabe definirse como un film biográfico al que no logra distinguir lo que realmente fue Jean Marlow de lo que Holywood hizo de ella.
Sin embargo, una cosa pone en claro la película, y es
que, en los Estados Unidos, y especialmente en Holywood, todo, y en primer
término el ser humano es susceptible de elaboración y luego de explotación en
gran escala. Los taumaturgos hollywoodenses, secundado por sus asesores
“artísticos” y sobre todo comerciales, hicieron de Jean Harlow el mito del sexo
para su tiempo y para lo que el público quería que fuera entonces la
encarnación de lo erótico. Fue pues un personaje prefabricado, y también pre-destruido
por una prematura muerte, ocurrida cuando apenas había vivido veintiséis años.
Tan ficticio y mítico fue este personaje, que ni la
propia Harlow, cuando quiso y lo intentó, pudo identificarse con él. Si algo no
consiguió ser la Harlow realmente, es lo que Holywood había hecho de ella. Y es
así como el drama que plantea la película, a la vez que biográfico o humano, es
el drama de toda una sociedad constructora de artículos comerciales y hasta de
mitos humanos fabulosos.
Rubia, bonita y realmente “sexy”, Carroll Baker encarna
con su insinuante figura y son su melodiosa voz lo que probablemente fue la
platinada Jean Harlow: una niña forzada a hacer la supermujer de toda una
sociedad alucinada y a buscar infructuosamente para sí misma el amor que
efectivamente le negaron las circunstancias.
La carrera deslumbrante y fugaz de Jean Harlow en
contraste con su infortunada intimidad, los ambientes en los que ambas se
desenvuelven, los personajes que intervienen en su doble y contradictoria
experiencia, están descritos con “verdadero lujo de detalles” y capturan el
interés de la más numerosa clientela cineasta.
P. G.
DE MI ÁLBUM
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