viernes, 19 de mayo de 2017

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA


DE: ORACIONES SIGLO XX

“CREO EN DIOS”

Señor: En esta fecha litúrgica de Tomás de Aquino (Marzo 7) el santo sabio que supo hermanar razón y fe, quiero rezarte el “Gozo de mi Credo”, con palabras del libro Entre silencio y vuelo de J. B. Bertrán.

“(…) Señor, ¡qué arquitectura la del “Credo”,
y qué mazo de dogmas, el que sigue
a esta primera profesión divina!

No achica mi razón;
les da a sus flechas
más finura de punta y más audacia
para hitos más altos, sin sondeo.

Bajo tu amparo, palio luminoso,
me siento más valiente.

Cuando tanto navío desnortado
da en los bloques de duda y de silencio,
mis bajeles encienden de esperanza
su proa interrogante.

Aves inquietas y con hambre, en Ti hallan
mis preguntas la paz de saciedades,
y embellecen su vuelo en este oriente.

¡Mis ternuras de hombre no son vanas!

Cauces de eternidad en la armonía
de esa red de creencias encontraron.

¡Certeza de mi fe, llave del día,
llave del sol, arpón de luz, velamen
de ala amplísima y alta y toda abierta
al infalible viento, al norte auténtico!

En ese tronco intacto, de milenios
¡qué juventud de ramas y nidos!

A Ti, Señor, todo agradecimiento
por la belleza augusta de mi “Credo”,
polifónico y grande, cual sonata!”

Rafael de Andrés.


DOM. VI DE PASCUA

“Si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos, ‘y yo rogaré al Padre, y les dará otro Intérprete que permanecerá siempre con ustedes’. Este es el Espíritu de Verdad, que el mundo no puede recibir porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes lo conocen porque permanece con ustedes y estará con ustedes.

No los dejaré huérfanos, sino que vengo a ustedes. Dentro de poco, el mundo no me verá más, pero ustedes me verán, porque yo vivo, y ustedes también vivirán. En ese día ustedes comprenderán que yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en mí, y yo en ustedes.

El que conoce mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama. Y mi Padre amará al que me ama a mí, y yo también lo amaré y me mostraré a él “. Juan 14, 15-21.

Se requiere del Espíritu de la Verdad, para evitar dos grandes tentaciones que en el momento cuestionaban su fidelidad al Maestro. La primera de ellas, era la confusión frente a otros mensajes, que en vez de traer salvación, provocan agresión espiritual, y la segunda tentación era el deseo de abandonar a la comunidad. Desde este contexto de rechazo y de muerte, Jesús está animando a sus discípulos a tener confianza en medio de la resistencia, a tener esperanza que nunca estarán solos, que Él jamás se ha despreocupado ni se despreocupará de la suerte de su comunidad.



Al empezar el evangelio, Juan dijo que toda la actuación de Dios en el mundo se debe comprender a la luz de la relación íntima del Padre y del Hijo. Ahora agrega que la presencia de Dios en nosotros se debe a otra persona, que es el Espíritu Santo. Al Padre nadie lo ha visto, mientras que el Hijo se dio a conocer. Pero ni el Padre solo, ni el Hijo, pueden entrar en comunión con los hombres; lo pueden, sin embargo, mediante el Espíritu al que deberíamos llamar: Dios que se comunica. Por eso llamamos vida espiritual a todo lo que se refiere a nuestras relaciones con Dios.

La vida espiritual abarca tres actitudes:
-guardar las palabras de Jesús: meditarlas, ponerlas en práctica y dejar que echen raíces en nuestra alma
-Luego, instruidos por el Espíritu de lo que debemos pedir en nombre de Cristo. Pedimos con toda confianza aquellas cosas que él mismo desea.
-al final, hacemos las mismas cosas que él hizo. No multiplicó las obras buenas, sino que llevó a cabo aquello que el Padre le pedía, aun cuando su obediencia pareciera un sacrificio vano.


Les dará otro Intérprete. Así traducimos la palabra Paráclito. En las sinagogas el Lector leía la Biblia en el texto original que no entendía el pueblo, y luego el Paráclito la traducía al idioma común de los auditores. El Espíritu interpreta, adapta y recuerda en tiempo oportuno las palabras de Jesús.

(La Nueva Biblia Latinoamericana)

DE MI ÁLBUM





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