lunes, 1 de mayo de 2017

BODAS DE ORO PROMOCIONALES / Alejandro PEREDA

BODAS DE ORO 1955-2005
29 DE OCTUBRE DEL 2005.

Con antelación fuimos convocados para celebrar “Las Bodas de Oro” de la Promoción de los 80 seminaristas que egresaron el ’55 y participar en la Semana Jubilar con ocasión de la Fiesta del Colegio Seminario San Carlos y San Marcelo de Trujillo en los primeros días de noviembre. Era una cita expectante: saludarnos fraternalmente entre compañeros y ocasión de agradecer, de alguna manera, filialmente a nuestros profesores. De los 80 que pertenecieron a las dos secciones “A” y “B”, ya el Destino había jugado su partida con los dados eternos y alrededor de 40 estuvimos en los programas principales de la fiesta. En 1951, éramos alrededor de 120 alumnos para cursar el primer año de secundaria, distribuidos en 3 secciones. Otro tanto hay que decir de los docentes ya fallecidos en su mayoría o que cambiaron de institución. Dos estuvieron con nosotros, el profesor Héctor Villanueva a quien se le pidió que repitiera una de sus clases de inglés cultivando su estrategia favorita, la acción, la conversación en práctica desde el momento que entraba al salón y en otro momento cantamos  el “Cóndor pasa”, impresa en volantes que él trajo consigo, en una versión nueva, aludiendo sin duda a su larga trayectoria y su partida definitiva. A esa fecha, ya no era el “condorito” conocido por  su famoso mote sino un “cóndor cuajado”. Con gracia decía: “no busquen un apodo para mí,  el primer día de clase en su presentación;  “yo soy condorito” (y lo era por su nariz). La letra, por ser original, merece ser conocida, pues dicen que hay como 4500 versiones: 
                           El cóndor de los Andes despertó
                           con la luz de un feliz amanecer.
                           Sus alas lentamente despegó
                           y bajó al río azul para beber;   
                           Tras él la tierra se cubrió
                           de verdor, de amor y de paz;
                           tras el prado floreció y el sol brotó en 
                                                         [trigal.

                           El cóndor al pasar me dijo a mí
                           sígueme más allá y tú verás;
                           en la espalda del cóndor me senté
                           y a volar cada vez más el cielo alcanzar.
                           Mirar, mirar hacia la tierra
                           tan distinto de lo que vi:
                           fronteras no se pueden ver,
                           todo el mundo desde hoy,
                           es lo que vi.

                           El cóndor de los Andes descendió
                           al llegar un feliz amanecer;
                           el cóndor, al igual se despertó,
                           repitió sobre su rebaño,
                           todos iguales;
                           tras él la tierra se cubrió
                           de verdor, de amor y de paz;
                           tras el prado floreció 
                           y el sol brotó en el trigal,
                                               [en el trigal.
                                  
Luego vino la Clase Modelo impartida por el profesor César García Llerena, quien prefirió darnos una charla sobre la ética del profesional bajo principios, con una advertencia previa, pues suponía que todos éramos profesionales y buenos profesionales. No se equivocó. Sabía de la plana de docentes del Colegio que inculcaban valores especificados en la insignia y su lema Fides-Patria- Labor. Algunos de ellos – Carlos Chirinos,  Aníbal Espino, Yeconías Culquichicón, Julio Gutiérrez, Juan Hurtado, Raúl Sánchez-- llegaron a ser Rectores, los dos primeros, y Profesores de la Universidad trujillana. Conocía, además,  a los nuevos profesionales: Manuel Álvarez, docente en el Colegio Nacional de San Juan y en la Facultad de Educación de la UNT; a Juan Huamanchumo, ingeniero civil; Antonio Bardales, médico cirujano; Auqui Pereda, dentista; Jorge Arangurí, ingeniero civil, Manuel Calderón, sacerdote, Manuel Marrese, Luis Alcántara, militar, Rómulo Angulo, Javier Bazán, Rodolfo Campos, Octavio Ganoza, Huayna Pereda, Teodoro Taboada, Rolando Ramos de Rosas, Juan Benites, Carlos Solar, Juan Vergara, Gustavo Vereau, Segundo Llanos, Guillermo Burméster y a los demás asistentes alrededor de una treintena entre invitados y otros rezagados como Gómez y los hermanos Aparicio (Buby) que se jactaban ser de dos promociones...

Cómo no recordar  a los compañeros Kovashikawa  e Ibáñez Rosazza que cambiaron de residencia y no terminaron con nosotros. Supe, sí, de la muerte temprana (44 años) de Manuel Ibáñez (1990) siendo un exquisito escritor de la generación del 60.

Nos despedimos gritando sin reparo el tradicional himno: /Seminario, Ra; Seminario, Ra, Ra; Seminario, Ra, Ra, Ra!
"Que viva siempre el Seminario de mi amor, que viva y crezca su esplendor".


A la hora señalada, 9:00 am., acudimos a la Iglesia “La Merced” en la que participamos en la Misa, Manuel Calderón, el celebrante y yo, como monitor de la misma.



“BIENVENIDOS A ESTE TEMPLO BAJO LA ADVOCACIÓN DE ‘LA MERCED’”

Bienvenidos a este lugar de encuentro en el Primer Programa, número uno en categoría en la Semana Jubilar, por las Bodas de Oro Promocionales, 1955: “Luciano Codina”, la Misa de Acción de Gracias por los compañeros presentes y ausentes.

Efectivamente, esperábamos esta cita con el Absoluto, con el Ser Trascendente por razón de nuestro ser y nuestro quehacer:
-Como maestros… con el Maestro de Maestros, Jesús de Nazaret.

-Ingenieros… con el Inventor de la reingeniería pura.

-Los abogados… con el Autor de las Leyes verdaderas y equitativas.

-Los médicos… con el autor de la salud y la vida.

-Los sacerdotes… con el Único Mediador que es Cristo.

-En fin, con los científicos, técnicos, literatos, militares e historiadores… con el Dios de los Ejércitos y Señor de la historia humana.

Ya está presente nuestro celebrante a quien responderemos siempre con bizarría.

PLEGARIA UNIVERSAL, compendio de la prédica.

1.    Te pedimos, Señor, que nos enseñes a retirarnos de nuestro cargo profesional, de nuestro papel activo en la sociedad. No te pedimos que nos sepamos retirar simplemente, sino sólo a su debido tiempo. Ni antes, por egoísmo, cansancio o miras personales; ni después, por soberbia de creernos insustituibles. Roguemos al Señor / Te lo pedimos Señor.

2.    Te pedimos, Señor, que nuestra retirada de la primera línea de trabajo a la retaguardia, cuando suene la hora, no sea con amargura ni tristeza, sino con la alegría de haber prestado un servicio a la sociedad y con el gozo de ser relevados por nuevas olas para un mundo mejor. Roguemos al Señor

3.    Te pedimos Señor, que nos enseñes a trabajar a todos los hombres, para que este reparto equitativo de la gran tarea de edificar un mundo mejor alivie a quienes tienen el trabajo más duro: los obreros. Roguemos al Señor

4.    Te pedimos, Señor, que ese ejército inmenso de la paz, que son los trabajadores del mundo entero, sientan el amor a sus ocupaciones diarias. Que una ordenación social más justa lime las aristas de su labor, para que puedan sonreír mientras trabajan. Roguemos al Señor…
                                                   
5.    Te pedimos, Señor, que las tareas temporales no sean para los cristianos simples pretextos para ganar méritos, sino una participación efectiva en el esfuerzo humanista contemporáneo. Completar la creación y completarse a sí mismo perfeccionándola, según la orden dada al hombre en el primer capítulo del Génesis: “someterás la Tierra”. Roguemos al Señor…

6.    Te pedimos, Señor, que nos ayudes a poner nuestros talentos al servicio del bien con la sagacidad de los hijos de las tinieblas para sus negocios y así podamos entrar en el gozo que siempre nos ofreces y confieres. Roguemos al Señor

7.    Te pedimos, Señor, hacer eco a tus palabras: que nos ocupáramos ante todo de lo eterno y luego de lo pasajero; ante todo el Reino de Dios, es decir, perfeccionarse a sí mismo, renovarse en el amor y en la bondad para irradiarlos a los demás y mejorar este mundo; y luego, pero solamente luego, viene todo lo demás. Roguemos al Señor…

8.    Finalmente, podemos decirle al Señor: Lo que me apasiona en la vida es el poder colaborar en una obra, en una Realidad más duradera que yo: dentro de este espíritu y de esta visión trato de perfeccionarme y de dominar un poco más las cosas. La muerte que viene a mi encuentro deja intactas estas cosas, estas ideas, estas realidades más sólidas y más preciosas que yo mismo. Roguemos al Señor…
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Las fotos pertenecen al encuentro más cercano en el “Chacarero”, propiedad de Juan Huamanchumo, quien invitó el almuerzo campestre.





Otro día fuimos invitados a almorzar al “Caminito” en compañía de Guillermo Burméster, Octavio Ganoza, Manuel Álvarez, Teodoro Taboada, Jorge Arangurí, Manuel Calderón, y Alejandro Pereda, después de haber bendecido la “Primera Piedra” del futuro local AES, en el Golf, estando presente el Alcalde, Arias,  de Víctor Larco.




Por lo expuesto, se puede concluir que, por los números cuantiosos programados en la Semana Jubilar, es difícil llegar a un verdadero encuentro de los condiscípulos; a lo sumo conocer su estado de supervivencia y lo seguirá siendo así mientras no se cambie esa forma bajo otros criterios peculiares y sirva para no dejarnos un poco descolocados. Muchos programan para esa fecha el estar con su familia. Nuestro amigo, Luis Alcántara, pasaba de inmediato a Santiago de Chuco a mojarse en la bendición de la madre tierra, por ejemplo. Otros no pudieron marchar  en el Desfile ostentado el cartel del año al que se pertenecía; y por supuesto participar en el llamado “almuerzo de camaradería”. En el fondo, interesa aprovechar la fecha del acontecimiento y no enrolarse en el programa general impuesto más por tradición. Cuando hay ganas de reunirse, cómodamente se busca el tiempo y el lugar de su preferencia. Un día visitamos a Octavio Ganoza y después de comentar ya sea de su casa ya del acontecer diario, nos dice: Mi casa es amplia; la hice pensando en mi familia y en mis (numerosos) amigos.
Lo dicho, ¡dicho está!

El encuentro amical, (2005) me sirvió para recibir de parte de Manuel Álvarez su Anecdotario Seminarista, libro histórico por cierto y algunas fotografías que ilustran el desarrollo de su programación de entonces. Él era el verdadero intermediario de enlace. Él movió los hilos que nos moviesen. Nos encontramos un día y me pregunta ¿dónde está Manuel, cuándo viene, qué hago para comunicarme con él? Las respuestas eran precisas de mi parte y se logró que él fuera el celebrante en las Bodas; un condiscípulo que nos dirija la palabra  y aliente nuestra fe, en bien de nuestra patria a través del trabajo, siendo una grata sorpresa para la mayoría, que se haya ordenado en Roma y trabajara en Alemania. Desde entonces no ha perdido el contacto en su trato. ¡A él, las merecidas gracias!



Un breve paréntesis: Álvarez pide una que otra anécdota para anexar a las existentes. Van dos; pero es poco probable que aparezcan en su Anecdotario por la dificultad de leerlas él en este blog y sobre todo porque se refieren expresamente a él. Aquí están mejor y no en el tintero.

“El que escupe al cielo…le cae a sí mismo”. Manuel casi a todos les decía “chontrín” (para él, significaba unas veces “avispado” y otras “caído” (del palto) ”. A la larga, esos todos le decían a él y se quedó con el mote “chontrín Álvarez".

Un día nos pregunta ¿cómo se dice Lucho y Mañuco, en latín; pues sabía que llevábamos ese idioma en la sección eclesiástica. Nosotros salimos del paso diciéndole que agregando el terminal us; por ejemplo, Petrus, por Pedro. O sea, quedó que nuestros compañeros de carpeta, Luis Alcántara y él - Manuel- eran tratados con cariño, de Luchus y Mañucus. Pero es el caso que la regla no funciona por ser hipocorísticos (Lucho y Mañuco) de Luis y Manuel, respectivamente. La pregunta debería ser, cómo se dice Luis y Manuel en latín; y la respuesta tenía que ser, igual como se escribe. Por entonces, no sabíamos que los derivados no permiten cambios. Quedamos como buenos latinistas y él satisfecho hasta la fecha.

Ya hemos pasado las Bodas de Esmeralda, las de Diamante y algunos se encaminan a las de Platino, 65 años y Titanio, 70 respectivamente y esperar pacientemente a las de Hueso, los 100 años.

Sigamos, pues, manteniendo el latente espíritu de Fe, Patria y Trabajo; el “homo faber”, sobre todo.

DE MI ÁLBUM





Este recuento histórico ha motivado a Carlos Manuel Calderón expresar su impresión con ocasión de mi cumpleaños, siendo un gran honor para mí y un buen regalo por el día. He aquí sus palabras.
Querido primo: 

Ayer leí en el blog el artículo:  “Las Bodas de Oro” de la Promoción de los 80 seminaristas que egresaron el ’55 " y me inspiró escribirte para celebrar tus 81 años. Son 81 años de vivencias existenciales, de una historia personal con diversos capítulos, semejantes a los "cantos" de la Divina Comedia de Dante. Si haces balance de tu historia te encontrarás con el deber de agradecer al Dios de la vida por la sorpresa de haber recibido este valioso regalo: haber experimentado el amor de los familiares, de tus padres y de los tíos. En la Misa de agradecimiento por los 50 años de la promoción, una de las oraciones de los fieles era: "te pedimos, Señor, que nos ayudes a poner nuestros talentos al servicio del bien.......y así podamos entrar en el gozo que siempre nos ofreces y confieres". Tú has puesto tus talentos al servicio del bien, de esto estoy seguro, y aquí quiero agradecerte por tu amistad, tu confianza y por la oportunidad que me das de ampliar el horizonte de mi conocimiento: novedades teológicas, literarias, musicales. Que Dios te conceda energía y salud para continuar la obra empezada. Bien, primo, te deseo la bendición del Dios de la vida para el nuevo año que comienzas y puedas llegar al final de los 81 y comenzar el 82. Un grande abrazo.

Anja me encarga hacer presente su saludo y los buenos deseos por tu cumpleaños.

Acabo de recibir una llamada telefónica de Marina desde París y me dice que está triste porque ha llamado "varias veces" y nadie contesta. Ella quería saludarte por tu cumpleaños y me ha encargado hacerte presente su cariño especial en este día. Yo cumplo con hacerte presente.

Primo, que tengas un bonito día para que te ayude a comprender que tus 81 años han valido la pena vivirlos.    Manuel.


El día 12 de mayo, desde Bélgica, recibo otra grata impresión de parte de Tomás Castillo Vásquez que me permite consolidar lo propio del blog, lograr la actuación de quienes son los protagonistas de la historia doméstica, en este caso, los pasos de los estudiantes de entonces.



Ha sido la oportunidad para recibir abundantes fotografías que he estado mirando con mucha atención; gracias, así me gusta.

Medio siglo de aquella promoción ! nuestra promoción ! Entiendo que esto ocurrió en el 2005. Me emociona ver la foto que reúne a esos "chicos" de entonces pero me quedo en ayunas porque, aparte tú y Manuel, no reconozco a nadie. Con lo que me gustaría poder identificarlos… Llevo en mi mente sus caritas de adolescentes como Burméster, Kovashikawa, un chico Dávila, medio loquito, que discutía con Vilcarromero. etc. Qué gusto recordar al gordo Gutiérrez. Y lo ridículo que me puso cuando debiendo dibujar los mapas de los países que caben dentro del Perú dibujé una "enorme" Bélgica, que era el país más pequeño. ¿Sería presentimiento de mi destino? Y no sabía o no recordaba que la promoción se llamaba "Luciano Codina" "Jovencitos! La hora es la hora !" Pero me acuerdo de sus nombres cuando los citas. Manuel y tú estaban más en contacto con toda la clase, porque eran los de "valor oficial" y no del montón de ingenuos como yo, que hasta nos alegrábamos de no llevar inglés o pre-militar. Tarde me di cuenta de mi error, demasiado tarde.

            Me puedes decir quién es ese Alvarez? Yo recuerdo de un chico que en primer o segundo año Blasito lo descubrió como cantante con linda voz (Navidad del Niño). Pero salió y siguió carrera de cantante en Lima.


            Me nace contarte una anécdota de mi paso por Trujillo en el 2011 y que no he contado a nadie. Entré para ver el colegio San Juan por primera vez y no pude impedirme de llorar contra una columna como un niño. Por fin ! Me era necesario ese exorcismo. Al terminar mi primaria en Santiago de Chuco obtuve una beca para el San Juan por la nota alta que saqué. El director lo comunicó a mis padres, no a mí. Y ellos empezaron negociaciones con el "canónigo" Benítez para obtener "lo equivalente" en el seminario. La beca la pasaron al siguiente. ¿Qué podía yo con mis 11 años? Decía que sí a todo por ignorancia. Creo que el negrito Verona fue el ángel blanco que me orientó a obtener un certificado de la Católica que hubiese podido servirme para lo que siguiese. No me ha servido. Perdí mis años de mi juventud. Por eso lloré al entrar por primera vez al que tuvo que haber sido mi colegio, que yo gané por mis méritos. La vida tiene sus reveses …


Las respuestas:

1a. foto, primer plano, izq. (El que está con sombrero) es Juan Huamanchumo Romero, el que fuera congresista en el primer gobierno de Fujimori. Parece que no estuvo en la misa, sino que preparaba la mesa; pues es quien ofreció el almuerzo.

2da. Manuel Álvarez, el organizador de la fiesta, profesor universitario, autor del libro Anecdotario Seminarista. Le sigue Angulo y luego el profesor de Inglés (condorito) quien llevara 10 años más que nosotros. El penúltimo es Bardales, el médico del Hospital de Belén; y el último, el que hace la breve reseña.

3a. Manuel y yo.

5ta. Guillermo Burméster, fallecido hace poco.

Muchos nombres y profesiones se me escapan por la falta de contacto y sobre todo por pertenecer a dos secciones, como se ha mencionado.

Dentro de las respuestas van también algunas aclaraciones: no sólo se llevaba inglés e instrucción pre militar, sino Educación física con un viejito Ramos, quien ponía de asistente al más diestro y nos sacaba la mugre; además, Dibujo, con el padre Cerna y en los primeros añòs Educación artística con el vitalicio profesor Leoncio Chávarry. Ya se puede sopesar las dificultades encontradas, por ser internos, como por ejemplo para las prácticas de tiro en El Porvenir con el alférez Velarde; y por el lado interno, estudiar con valor oficial, se prestaba a la suspicacia de nuestra inminente salida del Seminario no sólo en la mentalidad de los alumnos sino de los mismos profesores. Y encima de todo el famoso latín. (Los reveses de la vida... Inciamos el camino).

1 comentario:

  1. A Carlos Manuel Calderón le gusta la página teológica, la literaria y la musical y expresa su enjundioso comentario a la altura del Everest. Lo pueden apreciar.

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