martes, 6 de junio de 2017

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA

                                                                                             PLAZA MAYOR DE TRUJILLO
DE: ORACIONES SIGLO XX

“LA ROSA DESHOJADA”

Señor: 

Para romper la rutina de tu oración dominical,
déjame rezarte este domingo el Padrenuestro de la rosa.

 “Padre nuestro que estás en la tierra;
en la fuerte y hermosa tierra; en la tierra buena.
Santificado sea tu nombre, que nadie sabe;
que en ninguna forma se atrevió a pronunciar este
                                                                            [silencio
pequeño y delicado …, este silencio
que en el mundo somos nosotras las rosas…

Venga también a nosotras, las pequeñas
y dulces flores de la tierra, tu Reino prometido…

Hágase en nosotras tu voluntad, aunque ella sea
que nuestra vida sólo dure lo que dura una tarde…

El sol nuestro de cada día, dánoslo
para el único día nuestro…

Perdona nuestras deudas –la de la espina,
la del perfume cada vez más débil,
la de la miel que no alcanzó para la sed de dos
                                                                   [abejas--,
a nuestros deudores los hombres,
que nos cortan, nos venden y  nos llevan
a sus mentiras fúnebres, a sus torpes o insulsas
                                                                        [fiestas…

No nos dejes caer nunca en la tentación de desear
la palabra vacía --¡el cascabel de las palabras!-,
ni el moverse de pies apresurados,
ni el corazón oscuro de los animales que se pudre…

Más líbranos de todo el mal. Amén.

        (D.Ma.Loynaz)

Rafael de Andrés


DOM.SANTÍSIMA TRINIDAD


“Tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo Único, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga Vida Eterna.

Dios no mandó a su Hijo a este mundo para condenar al mundo sino para salvarlo. El que cree en él no se pierde; pero el que no cree ya se ha condenado, por no creerle al Hijo Único de Dios”. Juan 3, 16-18


Es contundente la diferencia que existe entre la luz que ofrece Dios y las tinieblas en que anda el mundo. Impacta, muy favorablemente, el rostro del juez, ya no coincide con los parámetros del juez castigador del Antiguo Testamento, sino que desde Jesús se concibe como un Padre de ternura, comprensión y perdón por el hombre. Aceptar al Hijo, no de forma estática o intelectual, sino de manera activa, impulsados y animados con el poder del Espíritu Santo, es el único camino que tenemos para conocer a Dios.

El modelo y la imagen



Todo hombre es hijo. Todo hombre debe ser padre; o física y espiritualmente  --engendrar, criar, educar—o, en todo caso, espiritualmente, si su propio destino lo transfiere a una absorbente paternidad espiritual a través de una total profesión religiosa, política, magisterial, cultural o social.

            El hombre, imagen de Dios, refleja en su vida a Dios que es Padre y es Hijo.

            Hoy es la fiesta de la Santísima Trinidad. La unidad divina, al ser infinitamente perfecta, es fecunda; una vida estéril es imperfecta. La naturaleza divina es una sola; no puede haber varios dioses, varios infinitos. Pero las personas que, a nuestro modo de hablar, viven con esa naturaleza única, son tres, según revelación del mismo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El Padre es el Origen; el Hijo la Palabra, el Conocimiento; el Espíritu Santo, el Amor.

            El hombre hecho a imagen de Dios, es origen: la fecundidad, la memoria. Y es verbo: el entendimiento. Y es espíritu: la voluntad.

            Si el hombre deja de ser fecundo, de influir, de actuar; si el hombre deja de amar y de servir, se convierte en ex hombre, en seudohombre. Borrar la imagen de Dios es borrar la realidad humana.

            La actividad humana, la proyección humana, en cualquier plano de sus dos formas de proyección  --proyección social, desde la familiar hasta la política; proyección laboral, desde el trabajo manual hasta el intelectual—debe también reflejar la realidad divina si es que quiere ser auténticamente humana; debe hacerse con conocimiento y con amor. Toda situación del hombre debe apoyarse en esas dos columnas. Si en una familia no hay siquiera un poco de inteligencia, de comprensión o no hay amor, esa familia es un fracaso. Si un político no tiene comprensión de la realidad y amor, es decir, voluntad de servicio, su política será un fracaso.

            El egoísmo aparentemente es una afirmación del yo; en realidad es la destrucción del yo. Dios es fecundo; el hombre, imagen de Dios, debe ser fecundo, altruista, no egoísta. El camino a sí mismo pasa por los demás. El egoísmo al cerrar al hombre en sí mismo, lo aleja de la comprensión y del amor de la realidad circundante, lo convierte en un ser irreal, lo vacía de sí mismo y lo abandona, excavado y estéril, soñando consigo mismo en un sueño sin sentido.


                                          El Greco

            No es una fiesta abstrusa la fiesta de la Santísima Trinidad. Es una ocasión para conocernos a nosotros mismos, para tomarle el pulso y el peso a nuestra vida, para saber si en realidad vivimos o si somos como dice el Apóstol, nubes sin  agua que florecen caricaturas de hombre, muertos que respiran y andan sin vida real.

            Una forma eficaz de conocer lo que somos, lo que debemos ser, es observar a Dios. La imagen cambia, se desgasta; el modelo permanece intacto, anguloso, preciso. Dios es fecundidad, es conocimiento, amor; si faltan estas tres leyes de la vida, estas tres funciones básicas del ser humano, no estamos, en realidad, viviendo.

            José M. de Romaña


DE MI ÁLBUM





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