CAPÍTULO
2
LA
NUEVA DAMA DE HONOR
En la Iglesia La Madre de Todos, Broderick se
ubica al centro de la nave y es víctima de la sorpresa de todos.
“No esperaba mejor recibimiento”/ suspira
Broderick.
Milun mira a Arturo de golpe.
“¿Pero
qué significa esto?”
“Lamento no haberlo consultado con ustedes.
Broderick estuvo de nuestro lado como recordarán”/ responde Arturo.
“¿Y era necesario…?”
“¿Acaso pensaban que vuestro secreto moriría
conmigo?”/ dice Broderick con determinación.
“Me lo imaginaba. Sólo me pregunto qué
podrías aportar”/ comenta Columbio
Broderick afirma con la cabeza.
“Por lo visto sigo siendo aquel usurpador.
Jamás recibí ni el menor aprecio por parte de ustedes”.
“Te respetamos tan solo por ser hermano de
Arturo”/ observa Janice.
“¿Entonces siempre seré eso para ustedes?”
“Sabes muy bien que no te daríamos la espalda
ahora. Así que deja de quejarte”/ exclama Papier.
“Todos se equivocan y no permitiré que se
refieran a mí de esa manera”.
“Debemos permanecer unidos. ¡Todos estamos
llenos de desconfianza, y eso es lo que el enemigo desea!”/ exclama Arturo.
Flere se coloca al lado de Broderick.
“Arturo tiene razón. Necesitamos toda la
ayuda posible. Qué mejor que Broderick que nos salvó de una muerte segura”.
Papier da un paso adelante.
“Y quien a la vez no dudó en acusarnos y
comprometer la vida de su propio hermano”.
Broderick baja la mirada.
“Todos merecemos una segunda oportunidad”/
observa Alysse.
“Y se la daremos…”/ comenta Milun.
Arturo sonríe.
“Pero me aseguraré que no se cometa el mismo
error”/ aclara Milun.
Broderick mira a Milun desafiante.
En la cocina del Palacio, un mayordomo se
acerca a la Señorita Pía y le indica que
la esperan en el vestíbulo.
“Háganla pasar”/ ordena ella.
Una muchacha de cabello cobrizo ondulado
ingresa y se inclina hacia la Señorita Pía. Su vestido violeta hace que el rojo
de sus labios resalte en ella.
La Señorita Pía la observa detenidamente como
si buscara un defecto en su persona. La muchacha con mirada sublime se defiende
del acoso de la Señorita Pía.
“Soy Rebeca. Se me informó que deseaba
verme”.
“Has llegado antes de lo previsto…Ramona”.
“Rebeca, Señorita”.
“Y dime… Rebeca, ¿por qué crees que debería
escogerte para el servicio de esta Corte?”
Rebeca se mantiene firme. Junta las manos.
“¿Y por qué no? Pienso que ha sido informada
correctamente sobre mi amplia experiencia”.
La Señorita Pía empieza a elevar las cejas.
“La vida en el Palacio es muy diferente.
Debo asegurarme que la Reina no sea expuesta a doncellas confianzudas, que
salen a escondidas y andan besuqueándose por los rincones”.
“Si cree que soy una boba me marcharé
enseguida”.
“Espera… sólo evito tropezar con la misma
piedra”/ suspira la Señorita Pía.
“Detesto que otros paguen por los errores
ajenos”.
“Veo que te gusta la disciplina. Quizás
exista alguien que pueda aprender de ti”.
Los miembros de la Corte se encuentran
reunidos en la Cámara del consejo Real. El Almirante Guiness felicita a
Columbio por su regreso. Desde su asiento el Monseñor observa a Columbio algo
fastidiado.
Broderick se acerca a Riot.
“El Rey fue misericordioso con él. El perdón
es una valiosa lección”.
Riot mira a Broderick indignado.
“Veo que ahora es tu mejor amigo. Casi
olvido que todo esto se debe a tus actos”.
Riot avanza hacia Columbio. Broderick extiende
su mano para detenerlo pero no logra alcanzarlo.
Riot se detiene frente a Columbio. Columbio lo
saluda con una venia.
“Que satisfacción debe sentirse el estar de
regreso por la puerta grande”.
“A veces me pregunto dónde quedó nuestra
amistad”/ responde Columbio.
“Tratas de confundirme. Eres muy bueno con
tus historias”.
“Sé que no confías en mí desde mi partida”.
“Pero si jamás te marchaste del todo. Te
mantuviste muy al tanto de lo que ocurría aquí”.
“Conoces lo obstinado que soy”.
“Lo recordaré para la próxima vez que se te
acuse”.
Riot se marcha. Columbio baja la mirada.
En uno de los pasillos, Alysse abraza a
Miccael.
“Es una buena noticia. Recibirás lo que
mereces”/ dice Alysse con una amplia sonrisa.
“Todo es confuso. Si me marcho, nada de esa
riqueza llegará a mí”.
“No digas tonterías. Tu madre lo hubiese
deseado. Recuerda que fuiste el producto del amor de ambos”.
“Tengo prohibido regresar a la cocina. Qué
haré de mi vida sin moldear el pan”.
Alysse toma la mano de Miccael.
“Mi vida también ha cambiado. Debes
disfrutar de esta etapa”.
“A veces me pregunto si el Duque me hubiese
aceptado como su hermano ahora”.
“Tuvo su oportunidad. Quizás necesitaba del
amor de su hermano”.
Miccael asiente.
“Debo cambiar mi atuendo ahora”.
“Lucirás muy apuesto”.
Alysse sonríe y abraza a Miccael.
La Señorita Pía y Rebeca se dirigen hacia
ellos. Miccael se marcha.
Alysse se choca con ambas.
“Alysse, debes conocer a Rebeca, la nueva
Dama de Honor de la Reina”/ dice la Señorita Pía con tono altanero.
Alysse observa a Rebeca y le sonríe.
“Sea bienvenida, señorita”.
“Muchas gracias, espero aprender mucho de
usted”.
Alysse asiente.
La Señorita Pía fija su mirada en los ojos de
Rebeca.
“Debes evitar a esta muchacha. Es el vivo
ejemplo de todo lo que dije antes”.
“Sí, señorita”.
Rebeca junta sus manos, pero esta vez hasta
enterrar sus uñas en la piel.
En la Cámara del Consejo Real el Rey Aidan
finaliza la sesión. Ya todos están al tanto del parentesco entre Miccael y el
Duque.
Broderick se acerca a Columbio.
“Jamás lo hubiera imaginado”.
Columbio sonríe.
“Pronto te acostumbrarás. Que no te
sorprenda todo lo que este Palacio ofrece”.
Broderick suspira.
“Cómo la vida de alguien puede cambiar de
manera tan repentina”.
Columbio asiente.
“A todo esto veo que Milun tiene toda la
razón. Ha llegado el momento indicado”.
“¿A qué te refieres?”
“A Roger…”
“¿Pero has perdido la cabeza? Acabas de
regresar. La presencia de Roger solo generaría polémica”.
“No es justo para Roger. Debemos actuar de
inmediato”.
Broderick niega con la cabeza.
“Necesito tu apoyo”/ agrega Columbio.
Broderick respira hondo. Sale con Columbio.
Riot los ve salir. El Monseñor se acerca.
“Quien diría que una gran amistad surgiría
entre ellos”.
Riot mira al Monseñor, algo fastidiado.
En las recámaras de la Reina, la Señorita
Pía ingresa acompañada por Rebeca. La Reina Beatriz les regala una sonrisa.
Rebeca se arrodilla ante la Reina con la
cabeza gacha.
“Su Majestad, permítame presentarle a
Rebeca, su nueva dama”/ dice la Señorita Pía.
“Ya me estaba preocupando”/ responde la
Reina. “Beca, sea usted bienvenida”.
Rebeca inclina la bienvenida.
“Me complace estar a su servicio, Su
Majestad”.
“Me alegra que cumplas con los requisitos
que la Señorita Pía busca”.
La Señorita Pía traga saliva de golpe.
“No sé qué sería de mí sin ella”/ agrega la
Reina.
La Señorita Pía hace una venia y se marcha.
Rebeca se acerca a la mesa y arregla una bandeja.
“Desea algo, Su Majestad?”
La Reina la mira fijamente.
“Veo que eres de cortas palabras. Espero que
el estar bajo mi protección te haga sentir en familia.
“Se lo agradezco, Su Majestad. Me siento
privilegiada de conocerla”.
La Reina sonríe.
“Eso está mejor. Cuéntame algo de ti”.
“Nada interesante, Su Majestad. Estando al
servicio de otros me ha permitido tener una modesta vida”.
“Ya veo. Y dime, Beca, ¿existe algún
caballero en tu vida?”
Las manos de Rebeca tiemblan.
“Nadie importante, Su Majestad”.
La Reina eleva las cejas.
“Vaya respuesta. Me imagino, has de haber
rechazado a muchos”.
“Agradezco vuestra gentileza. En verdad no
me interesa conocer a nadie”.
“Pero ya llegará el día que alguien logre
cambiar tu opinión”.
Una pequeña sonrisa se dibuja en el rostro de
Rebeca.
“Lo dudo. Usted es mi prioridad ahora”.
“Está bien. Pero la felicidad de mis damas
es también la mía”.
Rebeca toma la bandeja y camina hacia la
puerta. Con mirada ida, lentamente se lleva la mano al cuello revelando una
larga cicatriz.
En el pabellón de huéspedes, un mayordomo
asigna a Miccael su nueva habitación. Miccael lleva puesto un elegante jubón y
coloridos greguescos. Pedro se acerca y lo mira de pies a cabeza.
“Vaya que eres otro”.
Miccael baja la mirada.
“No soy más que un payaso”.
“Te equivocas. He venido a felicitarte”.
Miccael mira a Pedro sorprendido.
“Después de todo lo sucedido, pensé que no
volverías a dirigirme la palabra”.
“Si te refieres a Sharize, ya todo está en
el pasado”.
“Jamás debí comprometer nuestra amistad”.
“Nos comportamos como niños. Es tiempo de
mirar hacia adelante”.
Miccael sonríe.
“Ya verás que pronto conocerás la adecuada”/
dice Miccael.
De noche, en los apartamentos del Rey,
Columbio y Broderick ingresan. El Rey Aidan ordena a sus guardias retirarse.
“¿A qué se debe la petición de esta
reunión?”/ pregunta el Rey.
Broderick agacha la cabeza. Columbio da un
paso adelante.
“Su Majestad, lamento molestarlo y más aún
preocuparlo por lo que está a punto de escuchar”.
El Rey golpea su escritorio con sus dedos.
Sospecha lo que se viene.
“Adelante”/ suspira el Rey de golpe.
“Durante la amenaza del Duque se
descubrieron muchas interrogantes; sin embargo, al estar fuera del Palacio no
me hizo posible investigar debidamente”.
El Rey afirma con la cabeza.
“Hace un tiempo llegó a mis manos el retrato
de un viejo sirviente. El antiguo bufón”.
“Recuerdo haberlo visto”/ observa el Rey.
“Correcto. Me tomé la libertad de indagar al respecto. Poco a poco
llegaron a mí pistas, información de su paradero”.
“¿Y qué pudiste averiguar?”
“Su Majestad, permítame decirle que soy tan
culpable como Columbio en esto”/ observa Broderick.
En eso la puerta se abre y Milun ingres
acompañado por Roger en un reluciente traje de bufón. Roger observa al Rey
detenidamente.
El Rey permanece boquiabierto.
En el Monasterio de San Mirador, en una
oscura cámara, el Monseñor acerca su mano a una vela, acariciando la llama.
“Poco apoco el alma de Riot se irá
envenenando”.
Frente a él, Donés, su viejo camarada.
“No creo sea un buen aliado. Debes recordar
que estamos pagando los errores del Duque”.
“Paciencia amigo mío. Dejemos que nuestros
enemigos celebren”.
Donés niega con la cabeza.
“Si tan solo tuviera la oportunidad de
encontrármelos”.
“Y a eso vengo. Tomarás mi lugar en el
Palacio”.
Donés asiente.
“Jamás debí marcharme de este lugar”/ agregó
el Monseñor.
“Me haré cargo de su llegada”, observa
Donés.
El Monseñor sonríe.
“Sé que lo harás. Ahora estará en mis manos
que el proyecto continúe a salvo”.
“Se hará como diga”.
“Desde aquí me encargaré que todos reciban
su merecido”/ dice el Monseñor pausadamente.
Donés lo mira algo incrédulo.
“No tienes idea alguna de lo que les
espera…”, agrega el Monseñor.
Si bien el autor quiere destacar en este episodio el cambio
de la dama de honor, Rebeca, por Alysse, para evitar la complicidad en el
servicio, hallo el singular estilo para describir a profundidad las actitudes de la nueva y la de los otros personajes que aparecen. Son muchas historias que salen
súbitamente. Conoce la psicología de sus personajes. Son personas como nosotros
muy poco diferentes de nosotros. Al igual que nosotros, también a ellos les
gusta escuchar hermosas historias del Palacio y sobre todo, ser parte de ellas.
Son seres humanos corrientes y vulgares que sólo brillan por su vanidad y sus
ambiciones mundanas. En la práctica, pleno conocimiento de los problemas
humanos. Una novela da cuenta de las costumbres, tradiciones, a partir del
punto de vista del propio autor.
Ya vemos a Rebeca, que va más lejos y en menos tiempo,
conquistando o dejarse conquistar por decirlo en tono más benévolo, por un
Conde, revelando a la postre una larga cicatriz en el cuello; (aunque estoy revelando la secuencia) está dentro de la
sentencia de Lorenzo da Ponte: “Así son todas las mujeres”, libreto que
sirviera para la ópera famosa de Mozart, “Cosi fan tutte”.
Por los gestos o palabras
de los personajes descubrimos el
especial acento del autor para ilustrar el balance de las fuerzas en pro y en
contra del reino.
Broderick libremente se une a Milun con extrañeza de todos.
Consiguientemente, Riot, con un pie afuera y otro dentro;
indiferente, se podría decir, blanco para ganarlo a la causa de Donés. “El alma
de Riot se irá envenenando”.
Nos lleva a pensar en un hecho real de la política peruana:
Izquierda Unida, la más desunida. No creen estar en pie de igualdad a su jefe.
Donés, el más
impetuoso, recibe la orden: “Tomarás mi lugar en el Palacio” y él responde: “Se
hará como diga”, dirigiéndose al Monseñor, el responsable de todo, a la espera
de acontecimientos más electrizantes todavía. A él se le escucha decir: “Ahora
está en mis manos que el proyecto continúe a salvo y que todos reciban su
merecido”. “No tienes idea de lo que les espera”, lo característico del
dictador y déspota envuelto en el “poder”.
DE MI ÁLBUM
(Baltikum)
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