sábado, 26 de agosto de 2017

OFRENDA LÍRICA / Rabindranath TAGORE

11

DEJA ya esa salmodia, ese canturreo, ese pasar y repasar rosarios. ¿A quién adoras. dí, en ese oscuro rincón solitario del templo cerrado?  ¡Abre tus ojos, y ve que tu Dios no está ante ti!

   Dios está donde el labrador cava la tierra dura, donde el picapedrero pica la piedra; está, con ellos, en el solo y en la lluvia, lleno de polvo el vestido. ¡Quítate ese manto sagrado y baja con tu Dios al terruño polvoriento!

   ¿Libertad? ¿Dónde quieres encontrar libertad? ¿No se ha atado el mismo, lleno de alegría, a la Creación? ¡Sí, él está atado a nosotros todos para siempre!

   ¡Sal ya de tu éxtasis, déjate ya de flores y de incienso! ¿Qué importa que tus ropas se manchen o se andrajen? ¡Ve a su encuentro, ponte a su lado, y trabaja, y que sude tu frente!

12

¡CUÁNTO tiempo dura mi viaje, y qué largo es mi camino!

   Salí en la carroza del primer albor y caminé a través de los desiertos de los mundos, dejando mi rastro por las estrellas infinitas.

   La ruta más larga es la que sale más pronto a ti, y la más complicada enseñanza no lleva sino a la perfecta sencillez de una melodía.

   El viajero tiene que llamar, una tras otra, a todas las puertas extrañas para llegar a la suya; ha de vagar por todos los mundos de fuerza, si quiere llegar al fin a su santuario interior.


   Mis ojos erraron por todos los confines antes de que yo los cerrara diciendo: “Aquí estás”. Y el grito y la pregunta: “¡Ay! ¿Dónde?”, se derriten en las lágrimas de mil raudales y ahogan el mundo con el desbordamiento de su “!Yo soy!”


DE MI ÁLBUM
(Jordanien)




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