miércoles, 23 de agosto de 2017

HOMBRES DE CIENCIA: GALILEO GALILEI


Galileo Galilei (Pisa, Toscana; 15 de febrero de 1564​-Arcetri, Toscana; 8 de enero de 1642) ​ fue un astrónomo, filósofo, ingeniero,​[7]matemático y físico italiano, relacionado estrechamente con la revolución científica. Eminente hombre del Renacimiento, mostró interés por casi todas las ciencias y artes (música, literatura, pintura). Sus logros incluyen la mejora del telescopio, gran variedad de observaciones astronómicas, la primera ley del movimiento y un apoyo determinante a la «Revolución de Copérnico». Ha sido considerado como el «padre de la astronomía moderna», el «padre de la física moderna»​ y el «padre de la ciencia».

Su trabajo experimental es considerado complementario a los escritos de Francis Bacon en el establecimiento del moderno método científico y su carrera científica es complementaria a la de Johannes Kepler. Su trabajo se considera una ruptura de las teorías asentadas de la física aristotélica y su enfrentamiento con la Inquisición romana de la Iglesia católica se presenta como un ejemplo de conflicto entre religión y ciencia en la sociedad occidental.
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A Galileo Galilei, hombre del renacimiento, sabio y genio de la revolución científica, considerado padre de la ciencia, no lo ejecutó la Inquisición, como es creído todavía. A muchos nos hubiese gustado -no por crueldad, no piensen, sino por acrecentar el mito del científico contra la autoridad- que los últimos días de Galileo, los hubiese pasado refutando a sus enemigos, apuntes en mano, como de hecho hizo en más de una ocasión.

Los estudios rigurosos (dichoso rigor, lejos de cuya calma no me siento cómodo) apuntan con objetividad hacia lo que sabemos e ignoramos. O dicho de otro modo, sabemos sobre qué partes del famoso proceso de Galileo podemos descansar y sobre cuáles sólo sentimos pinchazos y dudas.

Galileo no ardió en la hoguera. Nació, por lo visto, el 15 de febrero de 1564 en Pisa, y murió con casi 78 años, de muerte natural, en su casa, una villa de Arcetri, a las afueras de Florencia. He encontrado una diferencia de hasta un año comparando registros de documentos oficiales. Esto puede deberse a que en la época, en Florencia, los años empezaban a contarse el 25 de marzo, Encarnación del Señor.

Unas notas de Vicenzo Viviani, discípulo de Galileo que le acompañó al menos los dos últimos años, dicen así, en referencia a los meses finales del maestro:
sufre una irritación constante y casi insoportable en los párpados […] Y otros achaques que trae consigo una edad tan avanzada, sobre todo cuando se ha consumido en el mucho estudio y vigilia”.

No fue ejecutado ni condenado a muerte, pero sí a prisión (si bien no llegaría a ir a la cárcel), padeciendo la execrable manía persecutoria de los Santos Padres contra todo alma que se desviase de la cosmovisión tradicional, que partía de la Tierra como centro del mundo. Esa cosmovisión era sin duda más coherente con la perspectiva cristiana, de un mundo creado por Dios en vistas al hombre y su redención por parte de Jesucristo.

Los dos momentos decisivos en la condena del astrónomo se suelen dividir en dos procesos: el de 1616 y el de 1633. Previas al decreto, las deliberaciones de la Santa Sede, ofrecieron la opinión a once consultores del Santo Oficio, quienes tuvieron a bien dictaminar, el 24 de febrero de 1616, que sostener que el Sol está inmóvil y son los planetas los que giran a su alrededor (heliocentrismo) es absurdo en filosofía y una herejía formal porque contradice muchos lugares de la Escritura.


              Galileo before the Holy Office, Joseph-Nicolas Robert-Fleury

Luego, en la Congregación del Índice, se decretó que la doctrina heliocentrista era falsa y opuesta a la Sagrada Escritura. Se acusó a Galileo de sostener el sistema heliocéntrico, que ya los pitagóricos propusieron en la antigüedad y que en la época moderna defendió un canónigo polaco que respondía al nombre de Nicolás Copérnico. De forma automática, se incluyeron en la lista de libros prohibidos todos los que enseñaran dichas doctrinas que iban contra la fe y la Biblia. Galileo fue amonestado y amenazado, instigado para abandonar la teoría heliocéntrica y abstenerse de defenderla.

El segundo proceso, por el que Galileo fue condenado, tuvo lugar en el convento dominicano de Santa María. La sentencia declara que Galileo es condenado a prisión de por vida (pena conmutada por residencia de por vida por Urbano VIII) y su obra es completamente prohibida. Asimismo, fue obligado a abjurar. El astrónomo está agotado, por los constantes viajes de Florencia a Roma y el trato recibido.

Confinado, en su residencia (y con un pequeño traslado autorizado hacia la costa), Galileo concluye sus Discursos y demostraciones en torno a dos nuevas ciencias, que consiguieron pasar la frontera gracias a ciertas visitas y fueron publicados en 1638 en Holanda.

Rodeado de sus discípulos, viejo, cansado y ciego, murió el maestro en 1642, dejando tras de sí una historia apasionante, plagada de grandes seguidores y detractores, y llevándose consigo el heraldo que pocos pueden, como cofundador de la ciencia experimental moderna.

DE MI ÁLBUM
(Jordanien)





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