DE: ORACIONES SIGLO XX
“AL VOLANTE Y
A LO LOCO”
Señor:
Siempre es lamentable la sangre derramada sin motivo en el campo de guerra;
pero, ¿acaso no lo es más todavía el que se vierta sobre el asfalto de pueblos
y ciudades en paz? Te lo digo, porque la mano en el volante de un coche está
resultando demasiadas veces un arma homicida, que no respeta ni siquiera el
“Día Mundial sin Accidentes”.
Señor, a
todos cuantos ponemos en marcha el motor de un vehículo, inspíranos el lema que
ha creado la asociación de “Caballeros del Volante” en Alemania Occidental,
cuya “K” bien visible en su coche delata su promesa de portarse cortésmente en
la carretera.
Señor, que
nuestra religiosidad incluya en el ámbito del quinto mandamiento de tu ley el
sagrado deber de respetar la vida del
prójimo y la nuestra, concretado en un cumplimiento fiel de las normas del
tráfico rodado.
Pero, eso es
poco, Señor. Enséñanos a llevar hasta la calzada y la autopista el supremo mandamiento de
hacer con los otros lo que nos gustaría que hiciesen con nosotros, en caso de
colisión de derechos y en cualquier situación de emergencia.
Señor,
recuérdanos que la caridad en pensamiento, palabras y obras también se extiende
al tiempo en que, caballeros de dos o más caballos, nos deslizamos por la
carretera o por las calles de la ciudad.
Señor, haznos
a todos los usuarios del automóvil “caballeros del volante”, cristianos también
sobre cuatro ruedas.
Rafael de
Andrés.
DOM. XXX DEL
TIEMPO ORDINARIO
"Los fariseos
vieron cómo Jesús había dejado callados a los saduceos y se pusieron de acuerdo
para juntarse con él.
Uno de ellos, un maestro de la Ley, trató de averiguar su
parecer con esta pregunta: ‘Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de
la Ley?’
Jesús le
respondió: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con
toda tu mente. Este es el primero y el más importante de los mandamientos. Pero
hay otro semejante a éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la
Ley y los Profetas se fundamentan en
estos dos mandamientos”. Mateo, 22, 34-40.
En esta
ocasión, el que se acerca a preguntarle a Jesús es un adulto que ya no
concentra su interés en conocer los mandamientos de Dios, sino en abochornar a
Jesús, delante del público que lo acoge y escucha, indagando acerca de la
finalidad de los mismos: “¿Qué mandamiento es el primero de todos?“ Como buen
pedagogo que es Jesús, no desaprovechó la oportunidad que le ofrece su
interlocutor, y le presenta en forma de síntesis, y reto a la vez, el
significado profundo de la Ley, en la combinación de amar a Dios y al prójimo
simultáneamente, sin prebendas ni
sanciones, sino como criterio irrefutable de búsqueda del Reino de Dios.
DE MI ÁLBUM
Xochimilco-México
Tadmur-La Antigua
Plaza de Armas de Catacaos
Plaza de Armas de Trujillo
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