¿IMAGINARÍA ALGUNA VEZ EL COMPOSITOR VENECIANO QUE ESTOS CUATRO
CONCIERTOS PARA VIOLÍN SE CONVERTIRÍAN EN UNA DE LAS OBRAS MÁS POPULARES DE LA
HISTORIA DE LA MÚSICA?
Las estaciones y los cambios que en la naturaleza producen han inspirado
con frecuencia a pintores, poetas y músicos. El artista se vuelve hacia la vida
que muere y que renace, a los trabajos de cada estación o a la relación entre
nuestro estado de ánimo y la transformación de lo que nos rodea. El oratorio
Las estaciones de Haydn, las doce piezas para piano sobre los meses del año de
Tchaikovsky o el ballet de Glazunov Las estaciones son sólo algunas de las
muchas obras que podemos citar. Sin embargo, no hay duda de que los cuatro
conciertos para violín que Vivaldi compuso en las primeras décadas del siglo
XVIII son la obra más famosa sobre este tema y uno de los “grandes éxitos” de
la música llamada “clásica”. Quizás, al ser tan escuchadas, en algún momento
nos hayamos cansado de estas obras… Por fortuna, las interpretaciones “históricas”
o “auténticas” nos han hecho encontrarnos con un “nuevo”Vivaldi y así hemos
vuelto a descubrir el verdadero contenido, lleno de teatrilidad y expresión, de
estas partituras.
LA DISPUTA ENTRE LA ARMONÍA Y LA INVENCIÓN.
Estos famosos conciertos pertenencen a la colección Il Cimento dell´armonia
e dell´inventione, que podemos traducir como “La disputa entre la armonía y la
invención”. Fue publicada en Amsterdam en 1725. Los editores holandeses se
encontraban entre los mejores de Europa y a ellos acudió Vivaldi cuando quiso
publicar las colecciones que consideraba fundamentales en su labor compositiva
: En 1711 L´estro armonico, en 1712 La stravaganza y en 1727 La cetra.
Il cimento está dividido en dos libros, cada uno de los cuales contiene
seis conciertos, como era habitual en la época. El primero presenta obras con
contenidos descriptivos, ya que además de las cuatro estaciones se incluyen La
tempestad del mar y El placer. Frente a la organización en grupos de L´estro
armonico (para uno, dos y cuatro violines) o la agrupación según un criterio
tonal de La stravaganza, esta colección, más heterogénea, parece agrupada en
torno a los conciertos que conforman “las cuatro estaciones”. Como si Vivaldi
supiera que esas obras constituían algo especial, y que los demás conciertos
serían, tan sólo, los acompañantes de cuatro obras destinadas a quedar pronto
en la memoria del público.
Es la creación de un compositor que comienza su más importante etapa
creativa. Los años de enseñanza en la Pietá le han permitido experimentar con
las más variadas combinaciones instrumentales, sus intervenciones como
violinista han ampliado las posibiliades del instrumento, transformando su técnica,
la composición de óperas la ha enseñado la técnica de la melodía y el drama… Y
como violinista en la corte de Mantua ha descubierto el impacto que la música
programática tiene en el público. De esa unión de técnica instrumental,
facilidad melódica, instinto teatral y conocimiento del público nacieron estos
cuatro conciertos. Pero antes de “entrar” en las estaciones vivaldianas debemos
preguntarnos acerca de la relación entre la música y la naturaleza, la
posibulidad que tienen el mundo de los sonidos para representar objetos,
sentimientos o historias.
LA NATURALEZA EN LA MÚSICA
Los artistas han sentido, desde los más remotos tiempos, una extraña
fascinación por la naturaleza y por las posibildades que la palabra, la pintura
o el sonido ofrecían para su representación. Con frecuencia se ha analizado la
historia del arte desde esa relación con la naturaleza, y en ocasiones su
imitación ha sido la guía de la creación artística.
La relación entre la pintura o la palabra y la naturaleza siempre ha
sido más evidente que entre la música y el mundo. Un pintor podia representar
una persona, una tormenta o un pájaro pero, ¿cómo puede la música (sin dejar de
ser música, sin convertirse en ruido) llegar a transformarse en las olas o en
el viento que mueve los árboles? ¿Qué relación existe entre la música y el
mundo? ¿Qué posibilidad tienen los sonidos de representar una realidad?
Cuando la palabra iba unida a la música, el texto proporcionaba el
significado. Es esta una de las razones que hacía que los teóricos consideraran
a la música instrumental, hasta finales del siglo XVIII, como menos importante
que la vocal, porque carecía de ese poder de representación.
Sin embargo, es en el barroco cuando la música instrumental comienza a
crear un espacio propio, independiente de la palabra o de la danza. Los
instrumentos pueden representar los sentimientos, las pasiones -dolor, ira,
orgullo, alegría, melancholia…- sin la ayuda de la poesía. No se concebía la música
instrumental como una música abstracta, “pura”, sino como una representación de
las emociones.
La naturaleza tentaba a los compositores del barroco; se erguía,
desafiante, ante ellos. Habían logrado transformar las pasiones humanas en
sonidos, pero convertir los fenómenos de la naturaleza en música suponía
descurbrir hasta dónde era capaz de llegar el compositor. Estos conciertos de
Vivaldi son las respuesta de un compositor que domina, como nadie en este
momento, las posibilidades de la escritura instrumental. Y que también, como
decíamos, está dotado de un extraordinario sentido teatral: En estas partituras
la lluvia, los pájaros, los vientos o los pastores se convierten en los
protagonistas de una ópera imaginaria, una escena que tan sólo vemos a través
de la música.
LA PRIMAVERA
Cada una de las “estaciones” musicales está acompañada de un soneto,
escrito en italiano, que actúa como “programa” del concierto. No sabemos si fue
Vivaldi su autor, si fueron escritos, después de las obras musicales, o al
mismo tiempo… No nos importa. En las líneas que siguen tomaremos como ejemplo a
la primavera y al invierno, para acercarnos, muy brevemente a la relación entre
los sonetos y la música, los efectos instrumentales, la presencia de lo natural
o la exploración psicológica de un protagonista.
El principal problema al que se enfrenta el compositor es la combinación
de elementos desriptivos, con una base narrativa, entro de una forma fija que
poseen los tiempos rápidos de los conciertos barrocos: Un estribillo, a cargo
de la orquesta, alterna con intervenciones del solista. ¿Cómo unir ese retorno
del estribillo y una narración?
Nada es un problema para Vivaldi, que resuelve en el primer concierto de
forma magisterial este problema. En el primer tiempo el estribillo tiene la
función de describir el character fundamental del movimiento. “Ha llegado la
primavera”, afrima el primer verso: De aquí nace el carácter rítmico, de danza
que nos transmite la alegría por la llegada del buen tiempo. El estribillo, por
tanto, define la idea general del concierto. Los episodios individuales que
siguen a cada aparición del estribillo poseen un character descriptiva más
include a la naturaleza. Tres violines solistas recrean el canto de las aves: “los
pájaros la saludan jubilosamente a la Primavera con una alegre canción”. La música
recrea bellamente el siguiente verso: “Los arroyos, mecidos por una suave
brisa, murmuran dulcemente a lo largo de sus cauces”. No podia faltar una
tormenta, habitual en ese tiempo alegre y algo revuelto: “Truenos y relámpagos
envuelven el aire con manto negro”. Finalmente, la alegría retorna a la
naturaleza: “Los pájaros, que entretanto se han callado, retoman su melodioso
canto”.
Los tiempos lentos no poseen elementos narrativos. Podemos compararlos a
cuadros, escenas estáticas convertidas en música. Con frecuencia cada
instrumento se transforma en un personaje. El tiempo lento de la primavera
Vivaldiana nos describe una escena pastoril: “En un florido y ameno prado, al
amable murmullo de hojas y plantas, duerme el pastor con su fiel perro junto a él”.
Imaginemos un cuadro.Y ahora, el compositor lo transforma en música: El violín
solista evoca el sueño del pastor, los violines de la orquesta la brisa que
mece las hojas y el inopportune perro son las violas que alteran la serenaded
del momento.
Así dicen los últimos versos del soneto: “Al sonido festivo de la
pastoril zanfoña, danzan las ninfas y los pastores bajo el cielo brillante de
la primavera”. Los sonidos graves mantenidos evocan los instrumentos
pastoriles, pero lo que la música representa es más el sentimiento que la
estación produce, que una escena concreta. Vivaldi desea que sintamos la alegría
por la llegada de los meses más bellos.
EL INVIERNO
Si la alegría es el sentimiento que preside la primavera, el invierno
del compositor veneciano es una cruel estación, un tiempo en el que la
naturaleza parece querer convertir al hombre en un ser infeliz. El soneto que
preside este concierto nos ofrece un protagonista individual, lo que
proporciona a este concierto una tensión especial, una visión subjectiva.
En el primer movimiento las corcheas y trinos de la orquesta nos
muestran al “protagonista” del concierto “temblando con las rodillas heladas
sobre la nieve”. El solista hace su entrada como la encarnación de un “terrible
viento”. La orquesta y el violín siguen al caminante en su “correr y golpear
los pies a causa del frío”; las repeticiones rápidas de notas nos muestran el “castañetear
de dientes por el intenso frío”.
El segundo tiempo, en contraste con el anterior y el ultimo movimiento,
nos introduce en otro aspecto del invierno: la dicha de “pasar los días felices
y tranquilos, junto al fuego”, mientras fuera llueve. El pizzicatto de los
violines lleva la lluvia a la partitura, y la bellísima melodía del solista nos
hace añorar la tranquilidad de una hogareña velada invernal.
El tercer movimiento nos trae, de nuevo, el frío de diciembre y enero:
primero “caminar sobre el hielo”, a continuación, el ritmo se modera para “caminar
despacio y con miedo de caer”. Pero es inevitable, y el sufrido viajero cae al
suelo; no importa, ahora, hay que “levantarse y correr rápido”, corcheas en
staccatto, hasta que “el hielo se rompe y abre”: Nuestro imaginario
protagonista ha desaparecido, ¿tragado por los hielos?, y comienzan a aparecer
diferentes vientos que libran una terrible batalla. Es un movimiento lleno de
tensión y expresión, perfecto final para estos cuatro conciertos.
IGNACIO SANJUÁN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario