sábado, 2 de marzo de 2013

"LAS LECCIONES DE LA HISTORIA" : ¿El futuro repetirá el pasado? / Will y Ariel DURANT



   ¿El futuro repetirá el pasado?
   ¿POR QUÉ  está cubierta con las ruinas de civilizaciones? ¿Existe alguna regularidad en el proceso de crecimientos y decadencia, que nos permita predecir el futuro de nuestra civilización por el curso de las pasadas?
   Algunos espíritus imaginativos lo han creído así, y hasta han llegado a predecir el futuro en detalle. Virgilio pronosticó que todo el universo caería en un estado precisamente igual al de una antigüedad olvidada, y luego repetiría en todos sus detalles los acontecimientos ocurridos anteriormente.  Nietzsche se volvió loco con esta visión del “eterno retorno”. No hay ninguna necedad que no se pueda encontrar en los filósofos.
   La Historia se repite, pero solamente en sus lineamentos generales. Podemos esperar razonablemente que en el futuro aparezcan nuevos Estados, que los viejos desaparezcan, que nuevos descubrimientos  agiten las corrientes intelectuales, que las nuevas generaciones se rebelen contra las viejas y luego pasen de la rebelión a la conformidad y a la reacción. Pero no hay seguridad de que el futuro repita al pasado. Cada año es una aventura.
   Una civilización declina, no en virtud de alguna mística limitación de la vida colectiva, sino porque sus líderes políticos o intelectuales no aceptan la incitación al cambio. Pero, ¿mueren las civilizaciones? No del todo.
   La civilización griega no ha muerto realmente; perdura en la memoria de la raza, y en tanta abundancia que ninguna vida de un solo hombre, por larga que sea, podría absorberla toda. Las obras de Homero son más conocidas hoy que en su tiempo. Los poetas y filósofos griegos están en todas las bibliotecas y universidades. En este momento estudian a Platón cien mil descubridores del “caro deleite” de la filosofía. Esta supervivencia selectiva de las inteligencias creadoras es la más real y la más beneficiosa de las inmortalidades.
   Las naciones mueren. Antiguas regiones se tornan áridas o se perjudican con los cambios. El hombre, dúctil, toma consigo sus herramientas y sus artes, y se muda a otra parte con sus recuerdos. Si la educación ha profundizado esos recuerdos, la civilización emigra con él y construye su hogar en otro sitio. Roma importó la civilización helénica y la trasmitió a la Europa occidental. América heredó y aprovechó la civilización europea y se prepara a trasmitirla.
   Las civilizaciones son las generaciones del alma de la raza. Así como la vida se sobrepone a la muerte con la reproducción, así también una cultura, al envejecer, pasa su patrimonio a sus herederos a través de los años y de los mares. En el mismo momento en que se escriben estas líneas, el comercio y la imprenta, los alambres y las ondas y los Mercurios invisibles del aire están atando a las naciones y las civilizaciones unas a otras, preservando para todas lo que cada una ha aportado al patrimonio de la humanidad.

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