20 de setiembre
Francisco Pereda festivalbach@yahoo.com
(El Embajador de la música y ahora embajador de la palabra)
Recorrer las calles del Centro Histórico de la Ciudad de
México tiene recompensas de varios tipos, aparte del atractivo turístico; uno
puede experimentar inesperadas sorpresas a vuelta de esquina. Desde mucho
tiempo atrás, quise tener en mis manos un libro que me causó una especial
curiosidad por saber qué secretos encerraban sus páginas. Al ver libros
apilados en el piso entre nuevos, seminuevos y viejos, se mostraba a la vista
un ejemplar del siempre buscado pero nunca encontrado hasta entonces; MEINE
KAMPF (MI LUCHA), el autor, un déspota, tirano y engendro del mal: Adolf
Hitler, odiado por muchos, pero también admirado por otros tantos; no me
sorprendería que Mr. Donald Trump sea uno de sus más fervientes admiradores.
Gracias a que en esta parte de la ciudad la cultura literaria está al alcance
de los pies, mi deseo fue cumplido. 70 años han transcurrido de aquel 28 de
abril de 1945; día que llegaba a su fin esa dantesca pesadilla que la historia
recuerda como la Segunda Guerra Mundial. Irónicamente, esa pesadilla fue el
sueño dorado de este endiosado psicópata que por poco empuja al mundo al abismo
de la fatalidad.
En 1925, durante su estancia en la cárcel, Hitler redactó la
primera parte de su libro MI LUCHA en el cual delineó su idea de la
superioridad de la raza aria, y de la necesidad de acabar con las razas
inferiores como los latinoamericanos y los africanos, a quienes describió como
“semimonos”. Cuando llegó al poder, el libro se convirtió en un “obligado”,
hasta los recién casados recibían un ejemplar de regalo. 70 años después,
Latinoamérica y África bien podrían adjudicarse el derecho de réplica y
levantar su voz de protesta ante tan injusta aseveración, ya que el futuro de
Latinoamérica lo decidieron los hambrientos de riqueza y poder, estos
verdaderos gestores de una mal llamada conquista, que bajo el pretexto de
evangelización, favorecieron sus propios intereses, sumiéndonos así, en el pozo
del silencio y conformismo para no poder hablar con voz propia, definitivamente
creo que hay víctimas y victimarios. Hoy sabemos que con Padrenuestros, Avemarías,
Credos y Salves, que fue la enseñanza básica de los pueblos indígenas, no se construye
una sociedad racional y próspera; sin tomar en cuenta los 250 años de una
Inquisición que no tuvo nada de “Santa”. Así, tanto Latinoamérica como África,
con siglos de esclavitud no pudieron dar forma a su propio entorno para
adquirir la cultura y el conocimiento para poder salir a flote. No hay que
olvidar que en Perú, los conquistadores, estrellaban contra un muro la cabeza
de un indígena recién nacido y después lo bautizaban. Actualmente, tanto
Latinoamérica (Latinos) y África (Afro-americanos) cuentan con valiosos y
destacados representantes en la ciencia, en la literatura, (ganadores del
premio Nobel) pintura, música, política, artes plásticas, cinematografía y
hasta con un presidente de una gran potencia; los hechos y acciones de estos
personajes contradicen contundentemente la teoría de don Adi (como lo llamaban
sus amigos).
“Cuando se desata una guerra lo importante no es tener la
razón, sino ganarla. Cerrad el corazón a la piedad”. Bajo esta premisa, Hitler
el 31 de agosto de 1939, da la orden definitiva para la invasión de Polonia, la
cual comenzaría al día siguiente a las 4.45 de la madrugada; siendo responsable
de esta manera del inicio de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Como gran
orador que era, solía decir en sus discursos: “Ante Dios y el mundo, el más
fuerte tiene el derecho de hacer prevalecer su voluntad”. Pero ¿a cuál Dios se
refería?, ya que el hombre desde que aparece en la faz de la tierra siempre ha
estado creando dioses, o tal vez se refiere al Dios omnipotente que todo lo ve,
todo lo puede, todo lo sabe pero que nunca está cuando se le necesita; porque
pienso que a esas “vidas sin valor” como él las llamaba, sólo Dios podía
salvarlas.
Hitler poseía más de 16,000 libros distribuidos en tres
bibliotecas, de los cuales sólo 12,000 se han conservado. Por sus actitudes
bien podría haberse identificado con un Dios que aparece en un libro que es
llamado “sagrado”, ante el cual, actualmente figuras prominentes de la política
prestan juramento y se comprometen a cumplir su trabajo con honestidad. Estas
escrituras muestran una concepción nacionalista de la Divinidad; se ve
claramente el deseo de Hitler de actuar como ese Dios único y excluyente que
sella un pacto de exclusividad con su pueblo; su régimen se caracterizó por la
diferenciación racial, la supremacía aria y la persecución étnico-religiosa y
política; al igual que el mencionado Dios, se considera dueño de la naturaleza
y destino de los hombres, que dicta sentencias para mantener el estricto
cumplimiento de sus ordenanzas como único camino para “Resultar agradable a sus
divinos ojos y a su raza”.
Cualquier parecido, puede ser fruto de la coincidencia; por
ejemplo durante un discurso de la Organización Nacional de las Mujeres
Socialistas en 1934, Hitler argumentó que para la mujer alemana su mundo era:
“Su marido, su familia, sus hijos, y su casa”. Esto podría interpretarse según
mi punto de vista como: “Con dolor darás a luz a tus hijos, necesitarás de tu
marido, y él te dominará” (Génesis 3:16) o como: “La mujer que aprenda con
sosiego y con toda sumisión. No permito que la mujer enseñe ni que suplante la
autoridad del varón, porque Adán fue formado primero y Eva después” (1 Timoteo
2:11).
Su plan de exterminio comenzó por los propios alemanes. Por
lo bajo, minusválidos y enfermos de todas las edades y condición social fueron
llevados a Campos de Concentración; así desaparecieron más de 275,000 seres
humanos. Entre 1939 y 1945, la SS con la ayuda de gobiernos colaboradores,
sistemáticamente asesinaron entre 11 y 14 millones de personas, incluidos cerca
de 6 millones de judíos, junto con éstos fueron asesinados polacos no judíos,
comunistas de supuesta oposición política, miembros de grupos de resistencia,
católicos y protestantes, opositores, gitanos, homosexuales, testigos de Jehová,
clero anti-Nazi, sindicalistas y pacientes psiquiátricos. El total de víctimas
se estima en más de 46 millones a quienes consideraba como “enemigos de
Alemania” y “razas impuras”; cuando contaba con 24 años de edad declaró que
abandonó Austria porque la mezcla de razas en Viena le causaba “repugnancia”.
Según mi perspectiva, lo anterior se puede interpretar como
una moderna versión de: “Ya veo que ese pueblo es un pueblo rebelde”.
Ahora, pues, deja que estalle mi furor contra ellos. Voy a
exterminarlos. De tí, en cambio, yo haré nacer un gran pueblo” (Éxodo 32: 9,10)
o también: “Ven con nosotros, que preparamos un asalto y vamos a derramar
sangre. Será un placer dejarnos caer sobre inocentes; nos lo tragaremos
enteros” (Proverbios 2:11,12).” Mi Ángel irá delante de ti y te introducirá en
el país del amorreo, del heteo, del fereceo, del cananeo, del jeveo y del
jebuseo, a los cuales yo exterminaré” (Éxodo 23:23). “Si un hombre yace con
otro, los dos morirán” (Levítico 20:13). “El hombre que tenga los testículos
aplastados o el pene mutilado no será
admitido en la asamblea de Yavé. Tampoco el mestizo será admitido en la
asamblea ni aun en la décima generación”
(Deuteronomio 23: 1,2).
Los hechos reales o ficticios del pasado, convergen en un
mismo punto con los hechos históricos del presente. Como siempre amigo lector,
dejo a usted la decisión de adoptar su propia postura frente a mi muy personal
punto de vista que emana de mis creencias, dudas y sueños que giran en torno a
“mi verdad”, nada más…Después de ver que cada día del año un “Ser humano” le
quita la vida a otro por dinero o por placer; solo puedo pensar que el hombre
es un virus letal en sí mismo que se alimenta de sus propias entrañas para así
poder carcomer su propia mente y corazón. Ya lo dijo Mark Twain: “De todos los
seres humanos, el hombre es la única criatura que causa sufrimiento por
diversión, a sabiendas que va a producir dolor; asimismo es el único ser de la
creación, que tiene inclinaciones mezquinas”.