DE: "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"
UNA FE FUERTE
Mira Señor,
esta vasija
vacía
debería estar
llena.
Mi Señor,
llénala.
Soy débil de
fe, fortaléceme.
Soy frío en
amor, dame calor
y hazme
ardiente para poder
amar a mi
prójimo.
No tengo una
fe firme y fuerte;
a veces dudo
y soy incapaz
de confiar
plenamente en Ti.
Oh Señor,
ayúdame.
Fortalece mi
fe y mi
confianza en
Ti.
En Ti he
sellado los tesoros
de todo lo
que tengo.
Soy pobre,
Tú eres rico
y misericordioso
para el
pobre.
Soy pecador,
Tú eres justo.
En mí hay
pecado
en
abundancia;
en Ti se
encuentra la plenitud
de la
justicia.
Permaneceré,
pues, contigo,
de quien
puedo recibir
pero a quien
no puedo dar.
Cristianismo, Martín Lutero.
VENTANA AL
MUNDO:
ISLANDIA.
LA ISLA DEL
HIELO Y DEL FUEGO
Por Blake
Clark
ISLANDIA --cuyo nombre se deriva del que le dieron los
normandos, Ice-land, país del hielo –
no es tan fría para merecer que así se la llame. Aunque su extremo norte toca
con el círculo polar ártico, la corriente templada del golfo de México
trasporta la isla, climatológicamente hablando, dos mil quinientas millas hacia
el sur de su posición geográfica. Varias ciudades de Europa y los Estados
Unidos son normalmente más frías durante el invierno que Reikiavik, la capital
de Islandia. Como los lagos no se hielan allí, es preciso importar hielo. Los
padres de la ciudad construyeron, especialmente para los niños, una pista de
patinaje al aire libre, la cual tiene que ser helada artificialmente.
El primer lugar en que el hombre blanco vio
una fuente que despedía chorros de agua caliente y de vapor se halla a unos ciento
sesenta kilómetros de Reikiavik. Hay allí un géiser que lanza agua caliente a
una altura de sesenta y siete metros y que, con excepción de un corto período
de inactividad, ha estado haciendo erupción cada veinticuatro horas desde hace
muchos siglos.
Islandia es
una de las regiones más sanas del mundo. El índice de mortalidad de la isla es
generalmente menor que el de todos los demás países.
Los
islandeses figuran entre los primeros hombres del mundo occidental que
emplearon la imprenta, la cual introdujeron en 1530. Antes del año 1600
publicaron más de cuarenta libros. Los eruditos están de acuerdo en la opinión
de que, salvo la antigua Grecia, ninguna otra nación de los tiempos pasados
produjo tanta literatura de tan alto mérito como Islandia. El escrito islandés
contemporáneo más eminente es Halldor Laxness, que ganó el Premio Nobel de
literatura en 1955. En Islandia no hay analfabetismo. Si Eric el Rojo, famoso
descubridor noruego del siglo X, fuera hoy a Reikiavik, podría conversar sin
dificultad con los habitantes actuales de la ciudad. El idioma de Islandia ha
cambiado tan poco, que los alumnos de segunda enseñanza leen manuscritos
iluminados del siglo XIII tan fácilmente como leen los periódicos de hoy.
En el año
1000 los islandeses adoptaron la religión cristiana, después de discutirla y
compararla con el paganismo en la reunión anual del parlamento, en presencia de
casi todos los habitantes de la isla. No habiendo
podido llegar a un acuerdo, los dos bandos opuestos resolvieron dejar la
decisión a Thorgeir, jefe de edad provecta muy acatado. Tras meditar y
deliberar dos días en su tienda, Thorgeir dictaminó que la religión cristiana
debía reconocerse como única religión oficial, pero que a aquellos que no
estuviesen aún dispuestos a abrazarla debía concedérseles el derecho de adorar
a los dioses escandinavos. Uno de los jefes dijo que en tierra sería cristiano,
pero que en el mar se sentiría más seguro invocando a Odín.
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