viernes, 25 de septiembre de 2015

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA


DE: "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"

A veces me siento solo,
y desde el abismo
clamo a Ti,
y dentro de mí me responde
tu voz, y sé, Amigo Eterno,
que te encuentras junto a mí.

A veces la sensación                                   

de fracaso se apodera de mí
y el desánimo me invade.
A Ti levanto mis ojos,
y la luz del Padre celestial
brilla sobre mí,
mandándome que persevere.

A veces la vida cotidiana
me agobia.
A Ti elevo mi alma
y comprendo entonces
que al cumplir mi deber
con valor y alegría,
te estoy sirviendo a Ti,
Maestro Divino, y mi tarea
se revela como algo bueno
y sagrado.

A veces estoy triste
y desesperado,
pero cuando pienso en Ti,
Espíritu de justicia
y amor perfecto,
una maravillosa alegría
me inunda,
pues sé que Tú me guías.

Oh Señor Dios de los Ejércitos,
Tú siempre me consolarás.
Bendito sea tu nombre
por los siglos de los siglos.

      Judaísmo, Libro de oración de los hermanos.

VENTANA AL MUNDO:
SUIZA













ORDEN, PAZ Y TRABAJO REINAN EN SUIZA

Por Max Eastman

POR CULPA de la fotografía, Suiza es un país poco conocido. Todo el mundo cree, por ejemplo, que está formada en su mayor parte por los Alpes y que los Alpes son blancos. Pero los Alpes son densamente verdes, y mirados a la distancia son violáceos en casi toda su altura. Los valles son planos. Las llanuras son amenas y delicadas praderas, extendidas como una alfombra sobre la grácil ondulación de las colinas. Suiza tiene palmas tan espléndidas como sus pinos porque se extiende hacia el cálido sur hasta las orillas del lago Maggiore.

   Los amantes de la paz se reúnen siempre en Suiza y eso también ha dado lugar a una mala inteligencia. Los suizos no son pacifistas. Son una nación de guerreros, fortificada y provista para resistir un sitio, y armada hasta los dientes. Suiza podría movilizar en 48 horas un ejército de 800.000 hombres, o sea dos veces las posibilidades de Francia. Así lo hizo en la segunda contienda mundial adelantándose a Gran Bretaña por varios minutos, Y aunque se mantuvo fuera del conflicto, derribó cerca de 20 aviones al hacer clara su política de perfecta neutralidad.

   En épocas pasadas los suizos fueron considerados como los mejores, más valientes, más sanguinarios y más confiables guerreros que existían. Eran soldados profesionales y se ajustaban rigurosamente a la ética de su profesión. Esto es, mataban y morían según contrato y no se pasaban nunca a otros bandos, así les hiciesen ofertas. Tenían un defecto, sin embargo: exigían de vez en cuando que se les pagara. Esto y el desarrollo del nacionalismo, cerraron poco a poco los mercados extranjeros a este primer producto notable del genio suizo. Una “Guardia Suiza”, integrada por 200 héroes potenciales, hace aún parte de la decoración del Vaticano, pero eso es todo lo que queda de una reputación de valor en la batalla que no había tenido rival desde Esparta.

   Su inteligencia práctica, no el pacifismo, fue la causa de que los suizos se retiraran de la política internacional, de la rivalidad de las potencias. Su situación geográfica lo hizo posible, sus vecinos lo hallaron mutuamente ventajoso; pero fue su frío sentido de la realidad lo que lo puso por obra.
La inteligencia práctica es también la base de la economía de Suiza. No tiene riquezas minerales ni alimentos sobrantes ni recursos naturales de ninguna clase, como no sean fuera hidráulica y gran habilidad para hacer las cosas. Esta última es tan grande y está tan sabiamente empleada, que la estéril Suiza tiene el nivel de vida tal vez más alto entre todos los países del mundo. En cuanto a la equitativa y sana distribución de la riqueza, no tiene émulo en toda la historia humana. En Suiza no hay mendigos, ni barrios sórdidos, ni aparceros, ni analfabetos, ni personas que vivan en la miseria. Los campesinos de las montañas son pobres, porque la montaña lo es, pero no paupérrimos.

   Personas eruditas dicen que ni siquiera existe proletariado en Suiza. Las fábricas no están apiñadas en las grandes ciudades sino esparcidas por todo el país, y una gran parte de los obreros industriales son dueños de tierra.

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