domingo, 7 de febrero de 2016

BECQUERIANAS / Gustavo Adolfo BECQUER


(PASIONALES Y DOLOROSAS)
            I
En la calma solemne del crepúsculo,
honda pena me invade,
y del pasado de mi vida inquieta,
me abismo en lo insondable.
           
De súbito mis ojos en copiosas
lágrimas se deshacen…
¡Es que, allí en mis profundos, el recuerdo
evoco de mi madre!
            II
Yo la he visto radiante de hermosura,
de lujo y elegancia;
de todos con vehemencia requerida;
de todos envidiada.

 Y la he visto después yacente en lecho
de benéfica sala,
sin nadie que velase su cadáver,
toda rígida y blanca.
            III
Olvidados en el campo de batalla,
insepultos yacen los soldados muertos;
los que en pro de un ideal que no sentían,
con valor, ya que sin fe, su sangre dieron.

(Parece que está incompleta; la página siguiente de mi archivo se ha extraviado y no me ha sido posible recuperarla ni aún por los medios digitales...  A cambio va la famosa rima).




Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!

¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: «¡Levántate y anda!».

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