El
gran sabio francés escribió aquellas palabras tan reveladoras en su libro
“Introducción a la medicina experimental”. Su “yo” y “nosotros”
correspondientes a Arte y Ciencia explican mejor que volúmenes de literatura
este fructuoso, pero a veces amargo, debate que ha surgido a través de los
tiempos entre las dos “especies” más elevadas de la condición humana: el
artista y el científico.
El arte es una creación individual, una revelación,
nos dice Benavente. Sólo es artista el hombre que cree absolutamente en sí,
porque él es absolutamente él mismo, afirma un hombre que fue “él mismo” hasta
el fin: Óscar Wilde.
La
obra científica, en cambio, es una sucesión de creaciones individuales y
colectivas; una suma a la que se aportan constantemente sumandos, muchas veces
anónimas o casuales, para hacerla más grande y sustanciosa.
El
inventor es el artista de la ciencia como el artífice es el científico del
arte.
Si
el arte es una creación, la ciencia es una comprobación. Aquél origina: ésta
compagina.
El físico teórico Michio Kaku nos explica cómo el pensamiento erróneo de la sociedad actual mata la curiosidad por la ciencia en los jóvenes. Todos nacemos científicos, y luego el sistema educativo en primaria y secundaria nos aplasta la capacidad de pensar, crear, imaginar e inventar.
Michio es un apasionado de
la ciencia a la que se acercó desde pequeño influido por los dibujos de Flash
Gordon. Pero su interés no era Flash, ni sus músculos, ni sus aventuras; a él
lo que le gustó era el personaje del Dr. Zarkov, que utilizaba la fuerza de su
cerebro para crear naves interestelares y ciudades en el cielo. Y es que la
imaginación desbordante que tienen los niños en sus primeros años de vida
parece que se trunca, como explica Kaku, conforme avanza su educación primaria
y secundaria y el peso de la memorización en el proceso de aprendizaje parece
impedir las ganas de seguir experimentando, probando y curioseando la realidad
que nos rodea.
La curiosidad de los niños
hay que estimularla y motivarla para que puedan desarrollar todo su potencial.
Al parecer Kaku buscaba libros en su juventud que le enseñaran a pensar en
leyes físicas que explicaran que es lo que era imposible de realizar.
Descartando todo lo que era físicamente imposible todo lo demás podía ser
posible. Así, uno de los libros de Michio dedicados a la divulgación es
“Physics of the Impossible“, donde examina las tecnologías que no son posibles
hoy, pero que pueden ser posibles en el futuro, como la invisibilidad, el
teletransporte, la telepatía, los viajes estelares, los motores de antimateria
y los viajes en el tiempo, anticipando en qué momento estas tecnologías podrían
hacerse realidad.
Por lo tanto, quizás es un
reto para los sistemas de educación sacudir los sistemas rígidos de aprendizaje
que exigen a los niños memorizar en vez de entender e interpretar lo que pasa
en la realidad. De la misma forma que hacen de pequeños cuando tiran objetos y
aprenden física (fuerza aplicada, distancia recorrida, masa del objeto) no se
deberían mermar sus posibilidades para ser científicos siendo condicionadas por
una mala respuesta en un examen de memorización.
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