jueves, 4 de febrero de 2016

DE QUÉ ESTÁ HECHO EL HOMBRE: EL BARRO Y EL ESPÍRITU / HABLEMOS

Y según predomina uno o el otro, cada cual desarrollará una vida distinta; de ello tenemos aquí dos elocuentes ejemplos en los que puede verse cómo esto es verdad.

   Si todos fuéramos iguales, si todos tuviéramos más o menos las iguales repulsiones e idénticas preferencias, el mundo sería indudablemente muy aburrido. Por eso debemos dar gracias a Dios de las diferencias en que cada cual basa su propia personalidad. En unos hombres está alerta la imaginación, mientras que en otros sobresale el raciocinio. Unos son hábiles manualmente y otros torpes.

  Aquel prefiere la tranquilidad del laboratorio y el de más allá el ajetreo peligroso de una carrera de automóviles. El boxeador no puede parecerse al orfebre, como la bailarina será siempre diferente que el ama de casa dedicada al hogar y a la familia. 


En la terraza del famoso Arco de Triunfo de París, Dominique Weeb y Silvia Moreau experimentan una vez más la famosa experiencia de la levitación; la bella Silvia parece volar durante unos minutos.

   Consecuencias de estas disimilitudes, son los tan distintos trabajos realizados por los dos grupos a los que se refiere esta nota. Uno de ellos presenta el ingenio agudo: el de los magos; el otro, por el contrario, la forma más ruda de producirse: los leñadores. Complementarios uno de otro, esas diferencias dan color a este mundo en que vivimos. Los magos celebran cada año su festival, el último reunido en el Olimpia de París, donde fueron tomadas las fotos que se acompañan. Los leñadores se reúnen también cada año en la competencia internacional, la última en la villa Zwiesel, de Baviera, Alemania, de donde proceden las fotos. De este modo tenemos la imagen de ambos extremos: el barro y el espíritu.


El ganador general, el francés Pierre Poirot, realiza una muestra de cortar troncos en condiciones muy difíciles.

HABLEMOS / 1968.

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