viernes, 16 de septiembre de 2011

ESPIGAS VERDES del poeta AUGUSTO CALDERÓN Y LEZAMA

PRESENTACIÓN:

He aquí mi modesta inspiración que exhala mi alma como fragancias evolutivas de una flor en el jardín.

Estas poesías que nacen bajo el nombre de ESPIGAS VERDES están muy distantes de la florescencia literaria; pero sí están muy cerca del suelo ideal que alumbró mi existencia.

Es sabido que la Patria es el suelo donde se nace y se vive, y es por esto que mi cariño a esta tierra bendita (Salpo), se traduce en estas palabras que es mi deseo tengan la aceptación cordial de quienes tengan la paciencia de leerlas, ya que estos conceptos no he debido ejercitarlos, porque no he tenido escuelas ni maestros para modelar mi instrucción. Sin embargo, me he´permitido usar de un derecho que sólo corresponde a la péñola literaria de los cerebros cultos y privilegiados.

                   Diciembre de 1949.

                                      VENERACIÓN A SALPO

   ¡SALPO! Tú que has nacido bajo la caricia cósmica de los Andes
y sobre las argentíferas y auríferas entrañas de tus minas,
recibe este mi sincero homenaje.

   ¡SALPO! Tu nombre surge de las plantas del Ragach,
coloso guardián que vigila tu sueño,
bajo la esmeraldina flora de tus aromáticos eucaliptos,
acepta este humilde y añorado saludo.

   SALPO, tú que no sólo eres minero y agricultor,
sino también aspirante y generoso, te manifiesto:
que en el espacio del ande donde tu corazón es de oro y tu alma es de plata,
resuena el eco de una voz,
la cual es primicia de uno de tus hijos que siente arder en su pecho
el fuego inestinguible de su amor y de su fe.

   ¡Oh! Salpo, ¡Balcón Gigante! Te aseguro tierra mía,
que al mirarte desde los verdes valles costaneros,
los serpenteantes y panorámicos vericuetos que llegan hasta tí,
dan la sensación de que nuestras almas tendrían que sudar espiritualmente
para llegar a la altitud que el Universo te designó;
vale decir, eres ese "BALCÓN DE LO INMENSO, MIRADOR DE DIOS"
como te  calificó el filósofo, sacerdote y poeta español Jaime de Aicúa.

   Y, finalmente, desde la cima de tu Ragach,
se contempla tu poblado con sus geométricas casas de calamina, teja y paja,
las cuales forman tus largas y encorvadas calles.

   Tu población es festoneada con la balsámica fronda alcanforina,
así como por las diversas flores multicolores y penachos de pencas negras que te circundan;
y luego se observa tu enjardinada Plaza, rodeada por tu centenario Templo
con su alta torre que sostiene las campanas plañideras
y por la Casa Consistorial que hoy sirve de Crisol y Alma Máter,
donde se vienen forjando con amor y cariño los espíritus de tus hijos,
muchos de ellos ya ausentes de tu suelo, por razones de cultura y vida profesional
que ejercitan en otros lugares;
pero siempre viven con la vista fija y perseverante en tu destino y  progreso.-

A SALPO, MIRADOR DE DIOS.

 Bendita tierra salpina,
en tu cósmica belleza
y en tu feráz región andina
hay dulzura, amor y grandeza.

 Salpo de alfombradas policromías;
ofréceme tu cumbre y tu belleza...
mi lira cantará tus melodías
y mi amor vivirá de tu pureza.

 Sentimiento inefable y misterioso
me contagia, ¡lo siente mi alma pura!
Quien respire tu ambiente delicioso,
¡feliz! porque tendrá alma de tu altura.

 Religioso pueblo de amor y de luz,
con tu linda Virgen de las Mercedes;
tienes por norte, al Ragach y su Cruz
y por fin: ¡Oh! Virgen, la paz que intercedes.

 Con tus largas y encurvadas calles
de topográfica postura...
Eres corona de los verdes valles
y azotea do se halla la frescura.

 Tierra mía, tu bondad es innata,
porque a todos les has dado y les das:
tus minerales de oro y de plata,
de plomo, de cobre y algo más...

 Brindas tu alma donde el culto siembre
el religioso don espiritual.
Por tradición el 24 de setiembre,
eres realzaddo en tu fiesta patronal.

 Salpo, por tu estancia altiva y cercanía a Dios
más de un turista extasiado exclama:
lo que el profeta y poeta Aicúa engalana:
eres balcón del infinito y por ende Mirador de Dios.

(Esta última es complemento del editor)

BALCÓN MILENARIO.

 Gigante Ragach, ¡Viril centinela!
Tu Cruz está envuelta en luminosa estela
Tu alma es de plata: tu vida es una historia;
Tu corazón es de oro y el amor: ¡tu victoria!

 Tu pueblo de Salpo se yergue a tus plantas,
bajo el follaje de juguetonas mantas
de verde alfombra alcanforina,
cual bello paisaje de región andina.

 Balcón tapizado con flores de Mayo,
tus hijos anhelan subir sin desmayo
a la cima de tu cerro incaico
y cubrirte con peldaños de mosaico.

 Del ayer sólo se oye el eco de tus minas.
Del hoy, se ve catacumbas y ruinas...
De tus campos llega la fragancia y la ambrosía
y de tu Iglesia: ¡Las bendiciones de María!

 Eres eterno Atalaya, mirador del Ande;
cielo teñido de colores en desbande.
Eres el Gólgota de tu Signo Legendario
y de Salpo, su balcón milenario.

POEMA, SALPO

 ¡SALPO!
Tu vida, es un poema;
tu historia una canción;
y tu cielo es festejado
con grumos de color...
Tu pueblo es el minero
que en el ande apareció,
y se halla entre las cumbres
abrazado del Ragach.

 ¡SALPO!
Yo te añoro:
porque cuando el sol declina,
presentas en tu cielo
un maravilloso atardecer;
y porque en Abril y Mayo
de singular primavera, -
tus alfombrados campos
cubiertos de sembrio, -
conservan en su adentro
enjambres de oro y plata,
y tu suelo se engalana
con flores y eucaliptos,
de aromas y perfumes.

 ¡SALPO!
Yo te saludo
en tu fiesta septembrina,
y pido a la Virgen Santa,
la Virgen de las Mercedes,
que madre nuestra es,
salud y bendiciones
para sus hijos buenos,
mineros y agricultores
y fieles que te visitan.

 La Coyas y los Negros
de típicos vestidos;
la música y cohetes
que rubrican el espacio;
los deportes y los toros
son actos atractivos
que presencian los fiesteros
con gusto y emoción.

 De tus auríferos metales,
arrancados de tus minas,
han quedado sólo fama...
Pero tus obreros fuertes y buenos
y tus mineros de encallecidas manos,
con picotas, barrenos y martillos,
abren surcos y socavones,
y unidos, todos, como hermanos
estructuran tu progreso.

 Tierra fértil y bendita
que saturas de sabor
a los trigos y ricas papas
que produce Zatapampa,
y a los dorados maizales
que produce Chanchacap.

 Yo te canto en las orillas
de tus ríos de agua clara
y del Dique que es un lago
del Andino Carabamba.
Yo te canto desde el Ragach,
que rendido y agobiado
por el peso de los siglos,
es mudo y fiel testigo
de tus penas y alegrías.

 ¡SALPO!
Yo te canto,
porque tu nombre es un poema
y tu historia una canción,
que con dulce amor declama
un salpino de corazón
que vive bajo tu cielo azul
de maravilloso atardecer.
           ---
OFRENDA SALPINA

Con verdadero afecto y simpatía
brindo esta mi estrofa vanguardista
al poeta y Director Grocio E. García,
porque es franco y recto periodista.

Auguro porque tu hoja (de vida) consciente
brille como los rayos del sol naciente;
y que fulgure tu estrella gloriosa
y sea invencible tu lucha imperiosa.

Tu misión emprendida es con fundamento,
y sea tu único afán y pensamiento:
luchar con amor y corazón valiente,
manteniendo firme y erguida la frente.

Yo no soy poeta. Yo no soy versado
para cantar tus glorias con esplendor;
pero sí me honro de haber expresado
algo de tí, inteligente Director.-

HOMENAJE A OTUZCO (Al cumplir 100 años de vida Provincial, 25-abril-1861)

   ¡OTUZCO! Tu alma es muy grande
como grande es tu corazón...
Digna ciudad de cien años,
en tu pecho hay fuego y amor.

   Hay que elevar nuestras mentes
hasta la altura del Cholocday,
implorando al Infinito:
fe, unión, progreso y virtud.

   Alma Máter de hombres fuertes
que tienen ideas y dignidad.
Eres noble y pundonoroso
como noble es tu población.

   La moral y el patriotismo
que te dio la Patria Libre,
se conservan intangibles
en tu larga tradición.

   En tu Ermita se levanta
la fe de tu victoria
y en tu corazón reina
la Virgen de La Puerta.

  Viva tu pueblo minero,
ganadero y agricultor.
Viva la mujer otuzcana
que tiene música su hablar.

   Digna ciudad de Otuzco
de centenaria creación;
tus distritos acrisolan:
el trabajo y la virtud.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario