domingo, 18 de septiembre de 2011

LO QUE SE DIJO... Y NO SE DIJO EN EL SEGUNDO LIBRO: PREDICACIÓN SEGÚN EL DEUTERONOMIO.

   Este segundo libro, "Predicación según Deuteronomio", publicado en octubre del 2005 y presentado por el Profesor Rodolfo Quiróz Burgos en El Instituto Nacional de Cultura, también consigna logros importantes en cuanto a su Estructura y expresión. No hay errores. Con referencia a lo segundo, lo más logrado son: La Presentación, la Introducción, la Justificación,  y el Apéndice (biografía), que nos impulsan a leer prontamente el contenido.

Resumen de cada uno de ellos:

   Mantener viva la presencia de Wenceslao implica mantener vivo su mensaje a través de su palabra. De aquí nuestro interés en presentar su discurso en un ciclo de 57 años. Cabe resaltar que es una antología y ha sido la comunidad parroquial de Santo Dominguito, que las reverenció (especialmente sus cartas) y las hizo suyas para el bien de sí mismas y de los demás por tratarse de una predicación esclarecedora y firme con contenido profético en una expresión directa y sencilla, accesible a todos  por ser orientadora  y libre de toda presión de interés temporal.

   Así como la celebración pascual hace brillar todos los misterios de la fe, y los resume en el cántico del Exultet (Pregón Pascual), así este trabajo (recopilación) concentra la multitud de las mismas verdades para su fijación por escrito, luego, darlos a conocer y así perpetuar su recuerdo. Su único fin, el de Wenceslao, consistía en "enseñar santa y fielmente la verdad". Se echan de ver en ellos "ideas nuevas y rasgos de admirable elocuencia". Este fondo da a estos discursos su poderosa vitalidad como frondosos árboles que se nutren de hondas raíces. Nos decíamos, por entonces: "Ha llegado para nosotros la hora de la nueva pascua: la de hacer brillar la cantidad de verdades en 10 limitadas Disertaciones, 10 Temas de Reflexión, 5 Discursos, 7 Homilías y 10 Cartas, como si fueran respuestas o ampliaciones de las 10 Palabras del Monte Sinaí.

   Predicar es anunciar, transmitir, publicar un determinado mensaje. En la mayoría de los casos se realiza por vía oral, aunque el testimonio de vida es también una forma de comunicación.

   Nadie duda de que el amor es lo esencial de la vida y de la fe. El amor viene de Dios y es en nosotros, obra de inspiración de Dios.

Seguros que Dios nos eligió y tomó en sus manos nuestro porvenir, podemos amar con fidelidad, es decir, comprometernos de una vez, sean cuales sean los riesgos de la vida. Este es el mensaje del Deuteronomio. El Deuteronomio significa Segunda Ley, y fue llamado así por estar ubicado en nuestra Biblia después del conjunto de leyes que ocupan los libros Levítico y Números. Sin embargo, fue escrito antes que éstos; fue el primer intento para unificar mandamientos y costumbres y para dar a Israel la Ley en que encontraría la vida.


El Deuteronomio aprevecha la predicación de los profetas referente a la justicia y al amor: es el primer esfuerzo que se haya hecho en el mundo para crear una sociedad solidaria y fraternal.

COMENTARIOS.

PRIMER COMENTARIO.


(VÁLIDO PARA LOS DOS LIBROS; como escritor ya los había leído)

"UN HOMBRE Y SU HISTORIA EN LA HISTORIA".


AFRODISIO HERNÁNDEZ CASERO. Trujillo, 21 de diciembre del 2005.

   La época en la que le tocó vivir al P. Wenceslao fue de grandes contrastes, tanto a nivel científico, político y económico, como a nivel religioso. Nosotros vamos a fijarnos brevemente en el aspecto religioso. Al P. Wenceslao le tocó vivir y educarse en un tiempo donde predominaban las costumbres y tradiciones, unas oficiales y otras populares. Lo mismo podría decirse de las "devociones". Algunas con varios siglos de existencia y, por lo tanto, casi inmutables.

   Pero al mismo tiempo se veía la necesidad de "abrir puertas y ventanas para que entrara el aire y se ventilara el ámbito eclesial", que diría el bueno de Juan XXIII. Entre estas dos constantes había que mantener el equilibrio. No siempre ha sido fácil. Las "circunstancias", con frecuencia, se imponían sobre el "yo" y no le dejaban campo a la reflexión. Otras veces era el yo, (hace alusión a la frase de Ortega y Gasset: "el hombre es su ser y su circunstancia") fuerte y  enérgico, el que imponía las circunstancias a los demás.

   Cuando el Papa hablaba de cambios es porque la sociedad y la religión lo necesitaban. Y en el centro de ambos estaba el hombre. Y con el hombre, el sacerdote. Todo cambio lleva consigo un dejar "algo" propio para abrirse a "algo" venido de fuera. Siempre hay quienes prefieren quedarse en lo ya conocido, otros optan apostar en lo que se presenta como nuevo. Y, como es natural, no faltan los que tratan de avanzar nadando entre dos aguas: el pasado y el futuro. De esta forma se conformaron los movimientos integristas y los progresistas...

   En este ambiente preconciliar, conciliar y postconciliar se desarrolló fundamentalmente la pastoral del P. Wenceslao Calderón. Hay que verle como hijo de su tiempo si queremos comprenderle. Él apostó por el futuro y la liberación. Como Moisés, que liberó al pueblo judío para llevarle a una "tierra nueva". O como anunciaba el propio Cristo, citando al Profeta Isaías: "He venido para dar la buena noticia a los pobres, para anunciar la libertad a los oprimidos..."

  El P. Wenceslao puso su persona y su sacerdocio al servicio de los demás desde una dimensión arriesgada y comprometida. Fue un hombre de iglesia, de una iglesia en transformación y, por lo tanto, polémica. Y él formó parte de esta situación. Fue un sacerdote comprometido con Dios y con su pueblo. Con el hombre, desde su concepción del evangelio y de la iglesia; y con Dios, desde su visión de la liberación del hombre.

   Hombre culto y preparado. Profesor de Universidad, al que muchos de sus alumnos aún recuerdan y citan como maestro con cariño. Amante de la buena lectura. Nombres como Heidegger, Kierkegaard, Jaspers, Sartre, Zubiri, Laín Entralgo... le eran familiares. Y a ellos recurre en sus charlas, en su docencia y hasta en sus homilías. Pero al mismo tiempo muy sencillo, humilde, cercano a su pueblo. Le preocupan los problemas de justicia social, de educación, del poder como dominio y no como servicio, de los formalismos religiosos cuando se quedan en eso, en "formalismos" carentes de contenido, de ciertas "devociones" a veces fomentadas por la misma jerarquía y que él considera como "opio del pueblo". Y de ellos habla a su gente y a su pueblo.

   Defensor del papel del laico dentro de la Iglesia, del sacerdocio "común" que hay en todo bautizado y de sus funciones y compromisos dentro del amplio quehacer evangelizador. Era tiempo  de "desclericalizar", "descentralizar" si se querían multiplicar los ministerios y darles nueva vida. El tiempo va dando la razón. Es un proceso iniciado. El P. Wenceslao puso su granito de arena.

   Los Papas nos hablan cada día con mayor insistencia de una "Nueva Evangelización" no tanto en su contenido, que tiene su fundamento en el Evangelio, cuanto en las personas y en los medios e instrumentos que utilizan. También aquí el P. Calderón, dentro de su ambiente parroquial, dio los primeros pasos cambiando algunas estructuras. Es natural que algunos de esos pasos tenían que chocar. Era parte de su estilo. De la Navidad dirá, por ejemplo: "No tiene un real significado para un cambio positivo de la sociedad el uso tradicional de los árboles de navidad, papá Noel. Esto es evadir la realidad socioeconómica, cultural, política y católica que vive el país... la celebración de la Navidad se da en la actualidad dentro de un contexto alienante que es aprovechado por el capitalismo".

   A cierto Cardenal que anuncia su visita a Trujillo le dice: "Ojalá, Señor Cardenal, que su venida a Trujillo no sea fundamentalmente por los motivos que se anuncian, sino por algo que valga la pena..." Y en otro momento: "una religiosidad sin justicia es pura hipocresía". Y uno de sus artículos lo titula "¿En octubre hay más fe"? Al final termina: "Lo fundamental de nuestra vida es el amor".

   Buen amigo, fiel amigo. Te sorprendía con detalles inesperados. Propenso para la comprensión, pero sincero en la corrección cuando había que ayudar al hermano. Dentro de su mundo ideológico había un lugar reservado para el corazón. Los que lo trataron más de cerca sabían que debajo de su aparente frialdad había mucho calor humano.

SEGUNDO COMENTARIO.

PREDICACIÓN SEGÚN EL DEUTERONOMIO.


JOSÉ RODOLFO QUIRÓZ BURGOS. Trujillo, 28 de diciembre del 2005.

   Predicación según el Deuteronomio o Segunda Ley es el título de la obra que pertenece al R. P. Carlos Calderón Ávila y Alejandro Pereda Calderón, primos ellos, y grandes amigos nuestros; quienes haciendo un esfuerzo extraordinario entregan a toda la comunidad un valioso aporte, que testimonia la labor silenciosa, activa y siempre productiva que hiciera nuestro recordado y muy querido amigo, el R. P. Wenceslao Calderón de la Cruz.

   Una obra que se sustenta en la Palabra de nuestro Creador, cuya primera parte titulada "Predicación a la luz del Vaticano I", consigna los Sermones del Monte, que resumen los mensajes de Dios, a través de los Profetas para comprender la inmensidad de su amor, mediante la comprensión recíproca y la práctica de la justicia en pro del bienestar de los desposeídos.

   Cuando se concluye la lectura de la primera parte, nos preguntamos  si estamos dispuestos  dar respuesta a una interrogante general hecha para todos los Sermones ¿Con qué acción significativa de nuestras vidas, testimoniamos la vivencia de nuestra fe?

   Nuestros amigos han hecho un esfuerzo intelectual y afectivo, diseñando un itinerario sencillo, donde la Palabra se hace vida y nos compromete a incorporarnos al gran ejército para servir al prójimo.

   Leer y releer esta obra, permite comprender su real esencia; y entender así, como nuestro hermano Wenceslao asumió en la práctica de su vida diaria, la  esencia del sentir y querer de nuestro Creador y por qué nosotros estamos distantes de este testimonio...

   La segunda parte da cuenta de las disertaciones, temas de reflexión, discursos, homilías y cartas redactadas que señalan un auténtico y real compromiso de la vivencia de la Palabra de Dios. Poniéndose de manifiesto actitudes por la implantacción de la justicia, la equidad, la honestidad, la tolerancia, el respeto, la responsabilidad y esencialmente el amor. La sinceridad de Wenceslao, como su puntualidad, honradez, bondad y alegría y esencialmente su comprensión, fueron signos constantes de su vida de hombre y de sacerdote consecuente con la misión que asumió con fidelidad y lealtad. Su perseverancia, tesón, entrega para elevar su capacidad, las cultivó para hacer el bien con humildad; sin protagonismos.

  Predicación según el Deuteronomio, constituye un acierto por lo trascendente y significativo de su mensaje.

TERCER COMENTARIO.


MARIO ANGEL MEZA RIVAS. Trujillo, 21 de febrero del 2006.

   Es básicamente la predicación del Libro Quinto de Moisés, lleno de discursos, de mirada retrospectiva al trajinar del pueblo de Israel, al desierto que llevamos en el interior, a las victorias del pueblo escogido, a la observancia de la Ley, el amor de Yavé, la administración de la justicia, la equidad, moderación, honestidad y bendiciones a quienes lo practican.

  El libro Predicación según el Deuteronomio mantiene viva la presencia de Wenceslao Calderón, un hombre iluminado por la gracia de Dios, la virtud y la piedad. Él hizo suya la Palabra imperecedera, transmiténdola fielmente con verdad teológica, enriquecida por el Magisterio Eclesiástico para la pastoral diaria.

  La comunicación de Wenceslao aprovecha la prédica de los profetas, de esa relación indisoluble entre justicia y amor, y por ella dedica esfuerzos para crear una sociedad solidaria y fraterna que en el pensamiento de Karol Wojtyla configura la "Civilización del amor", una civilización con espíritu creativo, crítico, de diálogo con respeto y participación.

  Aplaudo la obra de los coautores en mérito de haber desplegado la laboriosa tarea de recopilación de fragmentos de la amplia producción literaria de Wenceslao, de su propia vida, aún desconocida, de acopio de datos y análisis de sermones y reflexiones, con el único interés de presentar al nuevo profeta de los últimos sesenta años, o mejor dicho, al profeta del siglo XXI.

LO QUE NO SE DIJO.

EL HOMENAJE A WENCESLAO  CALDERÓN POR LOS 55 AÑOS DE VIDA SACERDOTAL.


PARTICIPACIÓN DE FERNANDO ROJAS MOREY. Diciembre, 2003.

Querido padre Wenceslao, queridos hermanos sacerdotes y hermanos todos.

   Los textos bíblicos escogidos para esta eucaristía, en la que damos gracias al Señor por los 55 años de consagración sacerdotal del padre Wenceslao, aluden a dos grandes experiencias de los creyentes del antiguo y el nuevo testamento. Textos que a lo largo de nuestra vida hemos meditado y los hemos predicado porque están llenos de contenido espiritual. El P. Wenceslao los ha escogido porque en una fecha como ésta, nos dicen mucho a todos y particularmente a él. Uno y otro son, en verdad, el punto de partida de toda una vida de amor y compromiso con Dios, y yo los veo realizados  en la vida sacerdotal del P. Wenceslao. Él  puede aplicarse las palabras de Jeremías: "Antes de formarte en el seno de tu madre ya te conocía; antes de que tú nacieras, yo te consagré, y te destiné para ser profeta de las naciones". Profeta es el que habla de Dios y en nombre de Dios ¿Quién puede sentirse adecuado para hablar de Dios y en nombre de Él, que es por naturaleza inefable? Dios es Santo, pero las ideas o conceptos que tenemos de Él no lo son; son contraproducentes muchas veces. Sólo Jesús, el Verbo de Dios hecho hombre es el lenguaje humano más adecuado para hablar de Dios, no sólo con las parábolas evangélicas que perfilan su rostro y su corazón, sino viviendo el ser de Dios, en su entrega total por amor a la humanidad. Seguramente también, por eso respondió en un primer momento a este llamado: "Ay, Señor Yavé, ¿como podría hablar yo, que soy un muchacho? Todo profetismo cristiano se hace desde Jesucristo, con su Evangelio y con la fuerza de su Espíritu. El segundo texto alude a la experiencia de la amistad con Jesús, quien nos ha llamado a ser amigos y no siervos; la amistad con Jesús nos libera de todas nuestras servidumbres religiosas y así ha sido en la vida y en el ministerio pastoral del padre Wenceslao; nos enseñó desde el colegio a ser amigos y apóstoles de Jesús.

   Conocí al padre Wenceslao hacia el año 1948, cuando yo cursaba el segundo año de secundaria en el Colegio San Juan y él acababa de ser consagrado sacerdote; puedo decir que desde entonces me he sentido cerca de él, no sólo en las clases, sino cuando me acogía en su casa para alcanzarme algunos libros de apologética y sobre todo, por primera vez, la Biblia Vulgata, a fin de defender la fe, ante un compañero de nuestro grupo que se había convertido en testigo de Jehová, hecho que nos preocupó y dolió sobremanera.

   Él orientó mi vocación, junto con otros compañeros, al apostolado, a la difusión del libro católico y a predicar como laico en las misiones del P. Francisco Díaz de las Heras. Cuando en cierta oportunidad, al confesarme, le hablé de mi voluntad de hacerme franciscano para ser misionero, él me hizo ver que las congregaciones religiosas estaban en la ciudad y en cambio los numerosos pueblos de nuestra sierra estaban abandonados y tenían necesidad de sacerdotes diocesanos; desde ese momento decidí presentarme al seminario San Carlos y San Marcelo.

   En el colegio San Juan, donde era profesor juntamente con su hermano el padre Ulises de inolvidable recuerdo, ambos sacerdotes eran respetados y valorados, a pesar del fuerte ambiente anticlerical que se dejaba sentir. Don Francisco Xandóval, gran profesor de literatura y poeta, decía de ellos: "Estos curas no son tontos", "no se dejan pisar el poncho". Cultos, asertivos, creativos en sus clases y disertaciones. Nos sentíamos orgullosos de escucharlos en las conferencias culturales de los sábados, como los mejores oradores; eran nuestros maestros y asesores.

   En la Universidad, docto y comprometido con la pastoral universitaria, lo vi asesorando a la UNEC, la JEC, lo mismo que a otros grupos apostólicos; todos ellos lo tuvieron siempre cercano y orientador del verdadero apostolado. Más adelante, lo vi desempeñarse en el departamento de Proyección Social de la UNT de manera real, efectiva y militante, siempre dinámico y creativo.

  En el corazón de la vida, campo en el cual se ubicó nuestro Maestro Jesús para enseñarnos a vivir la trascendencia de Dios, he experimentado de cerca su consejo, su testimonio coherente, su prudencia y firmeza. Actitudes éstas que lo han acompañado toda la vida y sobre todo al desempeñarse como Vicario General, durante la grave y prolongada enfermedad de Mons. Federico Pérez Silva, entonces Arzobispo de Trujillo. En el corazón de la vida, también nos ha enseñado, como Jesús, a vivir la opción preferencial por los pobres, de manera real y efectiva. Esto último me hace recordar su firme reclamo de no haber explicitado yo con más claridad y reiteración el compromiso con los pobres en el Instrumentum laboris del Sínodo Arquidiocesano convocado por Mons. Manuel Prado Pérez Rosas, Arzobispo Emérito de Trujillo, sínodo en el que me desempeñé como secretario general ejecutivo y redactor del mencionado instrumento de trabajo.

  Él me lleva 10 años, lo considero siempre mi maestro, incluso al disfrutar su buen humor en nuestras reuniones; siempre tiene alguna intervención aguda, graciosa y llena de picardía. Sé de él esta anécdota que ilustra su buen humor desde estudiante: Siendo todavía seminarista de teología, tenía como émulo a su compañero de estudios Mario Rojas Ayala y a él le hizo esta broma. Le leyó un escrito y le preguntó: ¿Qué te parece, Mario, este escrito?, a lo que Mario respondió: "Uf, es un disparate, una cochinada". y con toda sorna Wenceslao le aclaró: "pues, es de San Pablo", y sobrevino la risa. Pasaron los días, y otra vez, le lee otro escrito, y le dice a Mario y ahora ¿qué te parece esto?. Mario, temiendo equivocarse, le contesta, "Sí, está bien, es excelente" y Wenceslao, le responde de modo triunfal y gracioso: "pues, esto lo he escrito yo". Más risas aún. Así ha sido y así sigue siendo el padre Wenceslao, un testigo, un sabio, un hombre con un humor y por lo tanto con mucha alegría de vivir.

  Quiero terminar haciendo mías  e invitándoles a hacer lo propio, las palabras del salmo 92, que las considero justas y apropiadas para esta ocasión de los 55 años de consagración sacerdotal del padre Wenceslao.

 "Es bueno dar gracias, oh Señor,
y cantarle, oh altísmo, a tu nombre,
anunciando tu amor por la mañana
y tu fidelidad toda la noche,
con arpas de diez cuerdas y guitarras
y con liras que suenan suavemente.
Pues me alegras, Señor, con tus acciones
y me gozo en las obras de tus manos.
Cuán grandes son tus obras, oh Señor,
y cuán profundos son tus pensamientos".

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