RESEÑA HISTÓRICA DE SALPO.
En el año de 1937, el recordado salpino Luis Barriga Salas, explotaba los minerales del "Socavón de Salpo", situado en la parte baja de la población; y, en ese entonces, tuve la feliz oportunidad de ver un libro impreso que conservaba en su archivo, bajo el título de "REAL CÉDULA DE INDIAS". Este libro en una de sus páginas atestiguaba que en el siglo XV ya el nombre de Salpo era pronunciado por los naturales de estos parajes que, a lo largo y ancho de sus correrías, conquistó la india Juana Pizampinta para tres de sus hijos que procreó con el español Juan Fernando de Gamboa.
Referíase, también, que parte de esas tierras denominadas "potreros de Salpo y Cotra" habían sido discutidas judicialmente ante los Oidores de Justicia del Corregimiento de Huamachuco, a cuya jurisdicción pertenecían las "pachacas" de Otuzco y Salpo.
Por estas mismas referencias sabemos igualmente que el antiguo Salpo se ubicaba en la parte alta frente a un cerro llamado "Ondor" distante a dos kilómetros hacia el oeste de la población actual.
Y después de casi tres centurias del imperante régimen español que terminó en Julio de 1821, y por designios de la Naturaleza, descubrieron unos yacimientos de oro y plata que hasta entonces habían estado ocultos en estos parajes que más tarde fue el bolsón de cuantos acertaron horadar sus entrañas.
Este descubrimiento y su potencial riqueza, confirmaron el nombre de Salpo que en quechua quiere decir "polvo de oro".
En consecuencia: Salpo ha tenido el privilegio de haber nacido en lo más alto de la Cordillera Occidental de los Andes, frente a la costa o valle de Santa Catalina y a 3534 mts. sobre el nivel del mar proverbial circunstancia para imaginarse de que el Ragach y su Cruz estuvieron muy cerca del cielo.
Y siendo esto así, Salpo no sólo es minero y agropecuario, sino también es un balcón legendario y majestuoso, de donde se contempla el inicio y el fin del incendio pavoroso que propicia el ocultamiento del sol, cuyos dardos fulgurantes multicoloran los celajes que ataviadamente se suman a esta fiesta crepuscular.
Una nota del libro antedicho también nos relata que por Ley de 22 de diciembre de 1847, cuando la joven República recién cumplía 26 años de su patriótica independencia, el entonces Presidente don Ramón Castilla, creó el Asiento Mineral de Salpo, sujeto a la jurisdicción de Huamachuco; pero en esta ley no figuraba la palabra "distrito", ni menos contenía la designación de sus autoridades y demarcación correspondiente a toda creación política. Luego 14 años después, por Ley de 25 de Abril de 1861, fue creada la Provincia de Otuzco, a cuya jurisdicción se anexó Salpo, por lo que es de suponer que en esa época también se haya creado nuestro distrito, bajo la linderación que ahora conocemos y que abarca una extensión superficial de 124 km.2; cuya linderación general es la siguiente: Por el N. con el Río de Moche; por el S. con el distrito de Virú; por el E. con las Provincias de Otuzco y Santiago de Chuco y por el O. con la Provincia de Trujillo.
La población distrital, en la fecha, es de 25,000 habitantes aproximadamente y su capital se halla extendida en las faldas del Ragach. La distancia que media entre Otuzco y Trujillo es de 23 y 94 kms., respectivamente.
En consecuencia, Salpo viene registrando en los anales de su historia política más de 100 años de vida distrital y su suerte, sin embargo, no ha mejorado, pese a su actividad minera.
Salpo es un pueblo andino, de prestigio y de talento. Su ambiente es fuerte, generoso y tonificante. Sus aromáticos eucaliptos y su alfombra de rojos callayes, son alimentados por la húmeda brisa del mar que a su nivel baten sus olas y por los primaverales rayos del sol que reconfortan sus campos policromados.
Es un pueblo aspirante lleno de fe y optimismo. Por eso cuando nació su vida pueblerina, (antes de 1847) pretendió posarse sobre el tapizado balcón del Ragach; pero pensando en su futuro porvenir, decidió quedarse tendido a sus pies, con los brazos abiertos para estrechar amorasamente a sus hijos y para recibir en su hospitalario seno a los visitantes que anunciaban su llegada para libar el dulce néctar de su bondadosa savia sín límites
Salpo es una Atalaya en el ande, porque desde la cumbre que le sirve de bastión, el espíritu se recrea con aquella sublimidad ataviada de grandeza que nos ofrece sus alegres atardeceres, teñidas por las maravillosas "puestas" de sol.
Además, Salpo, por su atracción panorámica, ha creado un ambiente de magníficos pintores y dibujantes que con sus lienzos y pinceles han captado y grabado las bellas policromías que ofrece el cielo azul de los andes: ya al óleo, ya a la acuarela o ya a la tiza o al carbón.
Parte de esta primicia, relacionada con lo pictórico, también se ha hecho presente en el cerebro de sus hijos, el don de la cultura, porque este lugar ha engalanado su nombre, con un respetable elemento profesional, que con amor y perseverancia han escalado los diferentes peldaños del saber.
Y finalmente, como una gracia divina para Salpo, en el jardín espiritual de nuestra fe cristiana, ha germinado la semilla vocacional del sacerdocio; cuyos venerables frutos exornan las gradas del Altar católico, cual blancos lirios exhalan fragancias de pureza, hermanados con el fuego rojo de su corazón sacrificado por su amor a Cristo y por la redencón de la humanidad extraviada.
Fuera de lo anterior dicho, la trayectoria de este centenario pueblo salpino se desconoce, porque nadie se ha ocupado de investigar las cualidades y costumbres de esta tierra andina que es corona de la costa, salvo los hidalgos conceptos que recientemente ha vertido el Sr. Euclides Santa María, en su bonito libro otuzcano titulado "Estampas Andinas", en las que el citado escritor dice: "Salpo, Blasón de Riqueza Altruista" y luego en unos de sus varios acápites manifiesta: ..."los encuentros deportivos tan de moda por aquellos años, nos hacían visitar en forma continuada a la tierra del oro y la plata. Auténtico prodigio, no hipotético como el País de la Canela creado por la imaginación de Orellana.
"Y así seguí admirando a los salpinos bullidores y francos. Sus chicas voleybolistas, cuyas mejillas parecían conservar el encargo sublime del color encarnado propio de los querubines.
"Setiembre nos visita... Y con él la Feria Central Salpina.- Su patrona: La Virgen de las Mercedes... fiesta serrana y, por ende, pintoresca. Gentes abigarradas han de atiborrar las calles serpenteadas como si algún dios de la mitología hubiese dejado cintas de oro cubiertas por el polvo y que no han sido respetadas, no obstante estar guarnecidas por la majestuosidad de los Andes... por un éter plúmbeo y por el destello amenazador de los rayos....
"¡Oh Salpo!... en tu cielo brilló una estrella como Blasón de Riqueza Altruista. Hasta ti llegaron muchos no, -precisamente, portando oro, incienso y mirra- como en el caso del Hijo de Dios... Arribaron los reyes del oro, de la plata y del plomo para succionarte... De tus entrañas nacieron un montón de riquezas. Diste origen fecundo a Laredo, has engalanado muchas Plazas públicas y te han dejado como a una madre anémica.
"Pero por los bienes que has practicado, tienes el privilegio de la resurrección, como lo tuvo Cristo... Las haciendas que te rodean como "Carabamba", "Julcán", "Machaytambo", "Pampán" y otras han de prodigarte, ahora, la savia vivificadora... Tienes condiciones: hazlo. Que tus hijos fusionen sus ideales y con ese cariño ancestral que te profesan logren con la agricultura, otra clase de industria y el comercio, lo que no pudieron hacer con el oro que a tantos corazones sigue corrompiendo".
Someramente he transcrito algunos párrafos del artículo, cuyo epígrafe ya he manifestado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario