Tres preguntas afloran a nuestros labios:
1.
¿Qué ha sido para nosotros el año 2015?
Por parte de
Dios una serie ininterrumpida de bendiciones en el orden natural y en el
sobrenatural de la gracia divina. Por parte nuestra, tal vez, haya habido una
cadena interminable de ingratitudes y de faltas. Seamos sinceros, al menos, a
la hora de la verdad. A la hora de exigirnos nosotros mismos responsabilidades.
2.
¿Qué se fue de este año 2015?
Todo. No nos
queda nada. Desaparecieron los sufrimientos y las alegrías, los temores y las
esperanzas, los trabajos y las satisfacciones… Todo se esfumó como el humo.
3.
¿Qué nos queda de este año 2015?
Todo; no ha
pasado nada. Las buenas obras están escritas indeleblemente, para ser
recompensadas. Y las malas para darles sanción oportuna. Dios la ha pesado en
la balanza de su divina justicia. Un antiguo reloj de sol llevaba esta
inscripción: “Yo no cuento sino las horas de luz”. De la misma manera, para
nuestra existencia de ultratumba sólo contarán favorablemente las horas de luz,
los días vividos en gracia de Dios y por Dios. San Pablo nos da este consejo:
“Que vivamos sobria, justa y devotamente”. (Tit. 2, 12).
Sobriamente,
practicando la abnegación, controlando nuestras pasiones para ser felices, para
no ser esclavos del vicio. Así tendremos paz con nosotros mismos. Justamente
respetando los derechos ajenos, siendo caritativos, serviciales, comprensivos,
cumplidores de nuestros contratos, pagando las deudas prontamente. Sólo así
podremos tener paz con nuestros semejantes. Devotamente, siendo fieles a
nuestras obligaciones con la Iglesia, recibiendo los sacramentos con
frecuencia; en nuestros desconsuelos y desalientos, apoyándonos en Dios, que
será nuestra fortaleza. Así viviremos en paz con el Señor.
La mirada
retrospectiva, en escala social humana, no nos desaliente. Porque en 2016 habrá
también malhechores; pero también habrá gente estupenda: hombres que darán su
dinero y trabajo a los demás; mujeres que dedicarán su vida, para aliviar el
dolor de sus semejantes; jóvenes que entregarán su vida por los ideales
sublimes. Habrá crímenes, robos, maquinaciones diabólicas; pero también habrá
belleza de espíritu: habrá niños que aún no han pecado; habrá hombres y mujeres
que sabrán perdonar; habrá ancianos, que seguirán sonriendo y bendiciendo;
habrá enfermos más grandes que su propio dolor. Habrá desastres, ruinas,
catástrofes… pero seguirá habiendo: un Dios, que nos seguirá perdonando.
Hagamos la prueba con estos criterios en
nuestra mente y con estos propósitos en nuestra voluntad. Se vive muy bien, se
pasará mejor el año 2016. Os lo deseo de todo corazón.
(Adaptado de los “60 MENSAJES PARA EL AÑO” de Manuel
Mosquero Martín con el título de 3 MINUTOS CON UD, de “ÚLTIMA HORA”, 1974).
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