jueves, 14 de enero de 2016

NO BUSCO, ENCUENTRO / PICASSO



Hay en estas breves palabras del gran pintor algo más que el deseo de hacer “un mot d’esprit” o una simple  “boutade”, como dicen los franceses. Picasso, como buen español, nacido en la ciudad andaluza de Málaga y formado en la ciudad comercial de Barcelona, es, ante doto,  un “feroz realista”. Y para ser realista hay que admitir  que es tan real  --o más – el mal como el bien, la fealdad como la belleza, la injusticia como la justicia. Quizás esta profunda penetración de la realidad le venga de aquella formación nacional; pues la pobreza es, en efecto, la gran “objetiva” de la realidad, el lente de aumento de las verdades que hieren y enseñan.

      Por eso es más sincero de lo que parece, menos “intelectual” y más “hombre” cuando dice que él no “busca” sino que “encuentra”, pues la realidad no “va hacia él” sino que “está” en él, como está en todos nosotros, aunque muchos no sepamos verla como es debido.

      Bajo el nombre de “interrealismo” acuñado por Salvador  de Madariaga, está naciendo precisamente en el binomio Florencia-Cadaqués, una nueva escuela creada por italianos y españoles que intentan hacer lo que Picasso ha estado haciendo toda su vida: hay una  realidad profunda más auténtica, más válida que la otra: hay una realidad recóndita en torno a la problemática y a la vida del hombre; hay una realidad histórica al reverso de la historia; la historia no proclamada…” dicen los nuevos “interrealistas” en su primer esbozo de manifiesto. Pero todas aquellas “interrealidades” están ya en Picasso, desde sus figuras famélicas de su época barcelonesa hasta su serie más reciente del “pintor y su modelo”. Del “realismo de la apariencia” (naturalismo) ha pasado Picasso al “realismo conceptual” (cubismo), al “realismo dramático” (expresionismo) al “realismo subconsciente” (surrealismo) para “ensayar” en su última época todas las otras formas de “realismo”. Pero él no las ha “buscado”, como han hecho los “pensadores” de aquellas escuelas, sino que las ha ”encontrado”, porque ya estaban dentro de él en la forma más contundente que puede tomar la “realidad”: la existencia.

  La aventura del cubismo:
"Picasso sentía ansiedad... Nadie fue testigo de sus primeros empujes. Pero otras veces se ha señalado que cuando comienza a trabajar "se le agrandan los ojos, le palpitan las aletas de la nariz, frunce el ceño y ataca la tela como el picador al toro".


                   Autorretrato (1906)/ Figura desnuda en talla (1907) /
                                                  "Desnudo en la selva" 1908

Su primer retrato de Vollard, nos da una visión
penetrante del astuto "marchand" francés.

                                            
Con este cuadro inaugural "Las terribles damas de Aviñón", Picasso le puso unas nuevas gafas de ver al siglo XX. A partir de entonces ya nada sería igual en el mundo del Arte.

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