En un amplio salón decorado con pinturas, la
Reina Beatriz y Felipe bailan al ritmo de las flautas y de los violines. La
Reina le sonríe.
La voz de Alysse se escucha repentinamente.
“Su Majestad…, Su Majestad…”
La Reina despierta de su sueño y se da cuenta
que está en sus recámaras. Ella observa a Alysse por un momento, intrigada aún
por su extraño sueño. Sharize se encuentra en el otro lado de la cama.
“Buenos días, Su Majestad”, dicen ellas.
La Reina parpadea muy confundida.
“¿Qué ocurre?”
Sharize aclara la garganta.
“Hoy es su aniversario de nupcias”.
“Felicidades”, dice Alysse con una amplia
sonrisa.
La Reina mira hacia arriba, sorprendida.
“Oh, me había olvidado por completo”, sonríe
ella.
“El Rey ha planeado una ceremonia”, susurra
Sharize.
“Será un estupendo día para Su Majestad,
agrega Alysse.
La Reina finge una sonrisa.
En la Cámara del Consejo Real, el Rey Aidan
luce muy feliz con la planificación de la ceremonia. Columbio informa al Rey
que los mejores músicos del reino vendrán a tocar al Palacio. Arturo ingresa y
se disculpa con el Rey ya que no podrá asistir a la ceremonia. El Rey y
Columbio miran a Arturo, muy sorprendidos. Arturo dice que hoy también es el aniversario
de la aldea de Chandler, y él está a cargo de las actividades programadas. El
Rey dice que olvidó el aniversario de Chandler. Arturo sonríe y dice al Rey que
tratará de estar con ellos un rato. El Rey le agradece.
En la aldea de Chandler, cientos de personas
se aglomeran en una plaza para escuchar las quejas de los manifestantes. Un
joven con una larga barba los incita a la violencia.
“¡La Reina… es la única culpable de nuestra
situación!”, grita él.
En ese momento, la muchedumbre exclama
enfurecida.
“Ella es quien ha causado toda esta lluvia
de sangre”.
“Ella sólo se preocupa de asistir a las
fiestas”.
El joven extiende sus brazos.
“Todos conocemos sus pecados. Debemos poner
fin a nuestra desesperación”.
El estruendo de la multitud continúa.
“No toma en cuenta que está embarazada.
Debería mostrar algo de respeto”.
“El Rey está ciego”.
“Él sólo hace lo que la Reina ordene”.
El joven se inclina y luego se marcha.
Escondiéndose detrás de una columna, el Duque espera por él.
“Su Gracia”.
El Duque entrega al muchacho una bolsa de
monedas.
“Eso estuvo muy bien”, dice el Duque.
Un carruaje se abre paso a través del espeso
bosque. En el interior, cuatro hombres vestidos de elegantes atuendos, tocan
sus violines. A medida que el carruaje pasa por un puente, dos carruajes se
aparecen bloqueándoles el camino. El conductor frena, y los caballos se
detienen de golpe. Un grupo de hombres encapuchados rodean el carruaje. Los
músicos sienten pánico al ver a un hombre encapuchado ingresar al carruaje.
“Bueno, supongo que mis modales los
asustan”.
“Por favor no nos haga daño”, ruega uno de
los músicos.
“Cuiden sus traseros. Quiero que se marchen
y nunca más vuelvan por aquí”, dice el hombre.
Los músicos asienten con la cabeza.
“No habrá ningún problema”.
El encapuchado sonríe mientras observa al
carruaje irse. Se retira la capucha, revelando un rostro familiar, el Capitán
Jasper.
Milun se acerca a la Señorita Pía y le
pregunta qué es lo que ella sabe de la Señora Britta. La Señorita Pía dice que
escuchó que ella enviudó dos veces y ahora está casada con el primo del Rey,
Casey. Milun asienta con la cabeza.
En la habitación de Janice, Alysse comenta a
Janice que Milun y ella se besaron en la víspera de Navidad. Janice luce
sorprendida. Alysse dice que de todos modos lo de ellos es algo muy complicado.
Janice dice a Alysse que sólo el tiempo dirá si realmente están destinados a
estar juntos. Alysse agradece a Janice.
En la cocina, Sharize seca los cubiertos con
un paño. Miccael se acerca y le dice a Sharize que no se había dado cuenta
antes, pero él se siente muy atraído por ella. Sharize mira a Miccael, muy
sorprendida.
En el Monasterio, el Duque dice al Monseñor
que está cansado del Rey y de todos en del Palacio. El Monseñor sonríe y le
pide al Duque que tenga paciencia. El Monseñor entrega al Duque una carta y le
pide que se la haga llegar a la Reina. El Duque se muestra furioso.
En el Salón de los Nobles, Columbio parece
muy preocupado por la tardanza de los músicos. El Rey está decepcionado. Britta
dice que quizás les ocurrió algo imprevisto. Milun ingresa al Salón y Columbio
le dice que necesitan a los músicos o la ceremonia se arruinará. Milun dice que
irá a ver si les ocurrió un accidente. Columbio asienta con la cabeza. Britta
sonríe y dice a sí misma que Milun sólo encontrará su muerte.
Arturo ingresa y dice que tiene una mejor
idea. Él les propone ir a celebrar el aniversario de la aldea de Chandler.
Britta dice que no es apropiado que el Rey y la Reina se mezclen con los
aldeanos. El Rey dice que el Padre Arturo tiene algo de razón, ya que ésta
podría ser la oportunidad de demostrar a los aldeanos que realmente se
preocupan por ellos. Arturo sonríe. El Rey pide al Capitán Daugherty que
prepare la visita de ellos a la aldea. Britta está furiosa.
En la cocina, Sharize le pide a Miccael que
se marche. Miccael dice a Sharize que él sabe lo que hay entre Pedro y ella y
no quiere lastimar a nadie, pero era necesario confesarle lo que siente por
ella. Shaize baja la mirada.
Afuera del Palacio, el Capitán Daugherty y
sus guardias azules preparan los carruajes. Milun ofrece ayudarles. Uno de los
soldados se acerca a Milun con un bolso en la mano.
“Qué extraño, encontré esto dentro de uno de
los carruajes”, dice el guardia.
“¿Qué es?”, pregunta Milun.
“No estoy seguro”.
El guardia extrae del bolso una capucha negra.
Milun la mira sorprendido. Él sabe que
pertenece a los atacantes de la taberna.
“Yo me haré cargo de ella”, dice Milun.
El guardia afirma con la cabeza y entrega el
bolso a Milun. Milun sonríe.
En la habitación de Britta, el Capitán
Jasper se reúne con Britta.
“Yo estuve esperando por Milun un largo
rato, pero nunca llegó”, dice.
Britta camina en círculos.
“El Padre Arturo lo arruinó todo”, grita
ella.
“Bueno, yo cumplí con mi parte”.
“¡Lárguese!”, grita Britta.
El Capitán Jasper sale de la habitación.
“No es más que una bruja”.
El Capitán camina por el pasillo principal y
se encuentra con Milun.
“Creo que esto le pertenece”.
Milun entrega a Jasper el bolso de ropa.
Jasper mira a Milun.
“¡Qué tontería estás diciendo!”, dice
Jasper.
“Puede que alguien la necesite”, responde
Milun.
Jasper deja caer la bolsa y está listo para
desenvainar su espada. El General Riot y sus soldados se acercan.
“Lo dejaremos para otro día, capitán”.
Milun saluda al General Riot y se marcha. El
Capitán Jasper recoge la bolsa.
“Haré que pague su osadía”, dice.
En las recámaras de la Reina, Alysse ayuda a
la Reina Beatriz a vestirse. Alysse dice a la Reina que será una magnífica
ceremonia. Janice dice a la Reina que le alegra que puedan visitar la aldea de
manera formal. La reina sonríe. La Señorita Pía ingresa y le entrega a la Reina
una carta del Monseñor. La Reina abre la carta y la lee. En la carta, el
Monseñor le pide que tenga mucho cuidado con su plan, y le aconseja que finja
malestar debido al hijo que lleva. La Reina destruye la carta y baja la mirada.
Britta se acerca al Duque y le dice que el
Padre Arturo ha arruinado sus planes nuevamente. El Duque pide a Britta que no
se preocupe, ya que él ha planeado una bienvenida especial para la Reina en la
aldea. Britta sonríe.
En un pasillo, Milun se acerca a Columbio.
“No creo que sea el momento más adecuado
para que el Rey visite la aldea”, dice Milun.
“Estoy de acuerdo, pero el General Riot está
a cargo de la seguridad del Rey”.
“Sí, pero todo esto me produce un mal
presentimiento”.
Momentos después, en el patio inferior, el
Rey y la Reina están listos para ingresar en el carruaje. Arturo se acerca y
les dice que está muy agradecido con ellos por asistir a la celebración en la
aldea. El Rey dice a Arturo que él es quien está agradecido por su consejo. La
Reina acaricia su estómago y respira con dificultad. El Rey se preocupa. La
Reina dice al Rey que será mejor que ella permanezca en el Palacio. El Rey dice
que cancelará la visita de ellos a la aldea. La Señorita Pía se acerca y dice
que ella se hará cargo de la Reina. La Reina le pide al Rey que vaya, y le
promete que ella estará bien. El Rey besa a la Reina en la frente y le dice que
regresará pronto. Britta, llena de rabia, dice que ella se quedará con la
Reina.
En uno de los carruajes, Arturo les dice a
Alysse y a Janice que le alegra que ellas puedan asistir a la ceremonia. Janice
dice que es una pena que la Reina no haya podido venir, sobre todo porque ella
ama la aldea. Arturo siente una extraña premonición y toca su bolso. Papier
dice que la aldea es muy hermosa. Flere luce emocionado, también.
Los carruajes pasan por la panadería, y Milun
observa que un nuevo edificio ha sido construido en su lugar. Milun dice que él
nunca imaginó visitar la aldea como escolta del Rey.
En sus
recámaras, la Reina Beatriz se mira en el espejo, preocupada. Ella dice que no
puede seguir mintiendo que espera un hijo.
En la plaza principal, el Rey se encuentra
sobre una tarima de madera erigida para la ceremonia. Él comienza su discurso, saludando a los
aldeanos. Arturo, Milun, el Duque y los otros se encuentran en el otro extremo
del escenario. El Rey comunica a los
habitantes de la aldea que está muy orgulloso de celebrar con ellos el
aniversario de Chandler, y se disculpa por la repentina ausencia de la Reina.
Uno de los aldeanos entre la multitud grita.
“¡Mentiras! La Reina prefiere ir a una
fiesta en vez de venir a la aldea”.
El Rey decide continuar con su discurso, y
nuevamente es interrumpido por los aldeanos.
“Por culpa de ella nuestros impuestos han
subido”.
“Estamos cansados de pagar por sus
caprichos”.
El Rey detiene su discurso. Él se siente
aturdido al ver a los aldeanos reaccionar de esa manera.
“El Rey es sólo un payaso. Ella es la
verdadera gobernante”.
“Ella es la reina… la reina de la noche”.
“La Reina del disfraz”.
“Ella gasta nuestro dinero en lujos… mis
hijos mueren de hambre por culpa de ella”.
El Rey baja la mirada. El Duque sonríe. Arturo
y los otros se sienten preocupados. El Capitán Daugherty se acerca al Rey y le
dice que será mejor que se marchen. El Rey dice a Daugherty que los aldeanos
están equivocados. El Duque saca su revólver y se coloca en medio del
escenario. El Duque apunta con su arma a la multitud y dice que la próxima persona
que grite pagará muy caro por su atrevimiento. El Rey lo mira, sorprendido.
Arturo se acerca al Duque y le pide que baje su arma. Uno de los aldeanos se
abre paso entre la multitud.
“No nos causa miedo sus amenazas”, grita el
aldeano.
“Entonces me encargaré de enviarte al
infierno”, dice el Duque.
“Nos están mostrando su verdadera cara”,
grita otro aldeano.
“Yo te mostraré la verdadera cara, pero la
verdadera cara de la muerte”, responde el Duque.
El Duque dispara a la multitud. Arturo grita.
Los aldeanos se quedan sorprendidos al ver a un hombre y a dos mujeres,
asesinados. El Rey permanece conmocionado con lo ocurrido. El Duque se ríe.
Uno de los aldeanos, con lágrimas en los ojos,
dice que deberán pagar por este crimen. Los aldeanos llenos de ira, atacan a
los soldados. El Capitán Daugherty toma
al Rey por el brazo.
“Protejan al Rey”, grita él.
“No me marcharé”, dice el Rey con
determinación.
Milun desenvaina su espada y mira a Columbio.
“Date prisa, anda con los otros”.
Columbio asiente con la cabeza y se aleja. El
Duque dispara a los aldeanos y Arturo sostiene el brazo del Duque.
“¿Qué estás haciendo?” “Esta no es la
solución”.
“¡Apártate!”
El Duque empuja a Arturo haciéndolo caer. Los
aldeanos suben al escenario y luchan contra los soldados. Riot dice al Duque
que no le permitirá que le haga daño a su hermano. El Duque dice a Riot que
debe ordenar a los soldados que disparen. Arturo le ruega a Riot que no lo
haga. Uno de los aldeanos en el escenario, saca su revólver y apunta al Rey. El
Rey lo mira asustado. El aldeano dispara y Arturo protege al Rey con su cuerpo.
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