jueves, 29 de diciembre de 2016

EL FILM: "EL SIRVIENTE"




Intérpretes: Dirk Bogarde, Sarah Miles, Wendy Craig, James Fox

Dirección: Joseph Losey

“Fue un papel difícil, atrayente y complejo; en suma, un desafío”. Son las palabras con que Dirk Bogarde define a su personaje, no más difícil, complejo y desafiante, sin embargo, que el que encarnó en “Los Vulnerables” revelándose entonces y reafirmándose ahora como un actor de raras dotes interpretativas.

Los hechos que entretejen la trama de este film son claros, coherentes, lógicos. Pero no lo son en cambio, sus motivaciones. Asistimos a la historia de un sirviente, el sutil y timado Barret, que de mayordomo y ayuda de cámara de su joven, acaudalado y aristocrático señor, se transforma no sólo en amo sino en dueño de situaciones, fortuna y sobre todo voluntades, con una eficacia y una influencia poco menos que rasputinianas. Pero ¿cuáles son los móviles efectivos de este omnímodo poder y de sus extrañas consecuencias?  Eso no lo aclara la película, sino simplemente lo expone en forma de hechos dejando en la sombra las causas razonables de aquellos.

No hay, por ejemplo, un motivo de coacción para que el servidor someta y domine totalmente al amo hasta convertirlo en su pelea. La intervención de la mucama que se encarga de seducir al señor por iniciativa del criado tampoco puede bastar para explicar la transformación moral y psicológica del amo. Resultaría igualmente pueril atribuir este fenómeno a la influencia de la enigmática bebida que el sirviente invita a ingerir al señor en ciertas ocasiones. Ni siquiera las razones de orden psicológico y caracterológico son satisfacciones para explicar tan total trastrueque de situaciones humanas. La ambición, el ansia de poder, la falta de escrúpulos del uno, y la debilidad de ánimo, la inconsistencia moral y la corruptibilidad del otro no justifican sus respectivos cambios. Mucho menos justifican los de la novia del amo y de las relaciones del criado. La película nos suma entonces en un esoterismo bergmaniano que la hace susceptible de diversas interpretaciones en el campo de lo simbólico.

Pero esto no interesa: el proceso es cautivante en su desarrollo, y sus personajes  --desde luego el del sirviente en primer término—nos interesan por su inequívoca carga de sustancia humana.


-P. G.

DE MI ÁLBUM

                                                Chavín de Huántar

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