Huamachuco en 2009
MIS CAMPANAS
Estas hembras decidoras de
metálicas gargantas,
en su torre encaramadas con
prestigio colonial,
tan unciosas, tan aladas,
tan parleras y cantantes,
tienen vida, tienen alma,
tienen gama emocional.
Ellas vibran y acuchillan
los espacios, despertando
el fervor de los creyentes
con sus toques de creación;
ellas llenan de cristianos
la amplia nave de la iglesia
en las horas de rosario y de
mística oblación.
Ellas gimen y se quejan
cuando se abre el camposanto
para dar hospicio eterno al
que cesa en el dolor;
ellas rasgan el silencio con
clamares taladrantes
cuando brillan los incendios
con siniestro resplandor.
Ellas saben de las horas de
locura y de alborozo
cuando el bravo caraqueño
pisa el suelo de Carrión;
ellas saben de los cruentos
sacrificios, cuando sienten
las más hondas rajaduras
bajo el plomo del cañón.
Y a pesar de sus heridas,
tienen alma, tienen vida,
y la magia portentosa de
saber resucitar;
es así como cada año por
tres días enmudecen
y con Cristo resucitan a la
luz matutinal.
WAYLILLAS
De
eterna nevazón encanecido,
shundurado
en las vértebras andinas,
cual
indígena atleta ya vencido
deshielas
tus nostalgias argentinas.
Envidioso
de las blancas popelinas
que
en tu frente los dioses ha ceñido,
en
vano con flechas purpurinas
quiere
el sol incendiar enfurecido.
Eres
firme y glorioso centinela
y
en tu puño se avivan los laureles
de
esta tierra hoy cansada y abatida.
Cual
tu nieve es la blanca escarapela
que
ostenta en su popa los bajeles
que
zarpan de este puente hacia la vida.
DE MI ÁLBUM
Las montañas de Huamachuco
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