Clodomiro Magno Guevara
Vargas, el “Poeta del Terruño” y que escribiera con el seudónimo de CLOMAGGUE,
nació en Humachuco el 15 de abril de 1898, extinguiéndose el 2 de julio de
1951.
En pos de nuevos horizontes,
salió de Humachuco, estableciéndose por algunos años en Cartavio, en donde
fundó y dirigió el combativo periódico: “Grito de Redención”. Posteriormente,
regresó a su terruño, en una época en que el país vivía una intensa
efervescencia política.
Sin lugar a dudas, Clomaggue
fue un notable poeta, pero desgraciadamente
uno de los menos publicitados. Sin embargo, si se le juzga con justicia,
su obra poética lo coloca entre los valores auténticos de la poesía peruana
contemporánea. Su obra édita e inédita, en la perspectiva del tiempo, reclama
ya una visión integral y orgánica de su mensaje poético, examinando en ésta el
contenido nativista, la temática vernacular y el significado afirmativo de un
regionalismo literario.
WAMACHUKO
-a-
Por tu carga de siglos
doblegada,
¡pobre vieja! , rumiando
sinsabores,
te kundushas de saúcos y
alcanfores.
Una cinta de plata,
descolgada
del Ande, finge el río que
serpea
en tu seno, y que alegre
canturrea
filmándose en tu cápsula
azulada.
Sacuden tu nostalgia y tu
tristeza,
el lic-lic entusiasta y
vocinglero
y el kargache de limpia
carcajada.
Y tus sueños de histórica
grandeza
graba “El Toro” en su
aurífero venero
y el “Waylillas” en su
cumbre diademada.
-b-
Tus casas se apretujan cual
rebaño
en kinchón de picachos
encerrados;
tus calles antiestéticas de
hogaño
protestan del mal gusto del
pasado.
Tu plaza virreinal tiene el
huraño
esguince de una gran yermo
desolado,
donde sufre el más rudo
desengaño
un gigantesco fray
petrificado.
En su centro, gallarda
poemisa
la fontana de piedra, que
cinceles
de un autóctono artista
esculturiza.
Nada hay más de envidiable
en tu atavío,
nada hay más, pero mirtos y
laureles
florecen en tu espíritu
bravío.
-c-
Oro y sangre a la acción
liberadora
de la patria ofrendaste con
largueza;
y del Pacífico en la lid
sonora
fuiste escenario de inmortal
proeza.
Siempre fiel a la gesta
redentora,
San Martín te aureola de
nobleza;
y la huella de la planta
vencedora
de Bolívar, en tus vías anda
impresa.
Carrión exalta, más aún, tu
gloria
con Rebaza el insigne “Pico
de Oro”;
y Gamarra el de la chispa
rabelina.
Tres vástagos que brillan en
tu Historia
ciñendo mirtos y laureles de
oro
sobre tu frente de sultana
andina.
DE MI ÁLBUM
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