Pocos pensadores en el campo de la ecología
intentan ir a las raíces de la actual crisis ecológica global. El mexicano
Enrique Leff es seguramente uno de los más conocidos, con su reciente libro: La
apuesta por la vida: imaginación sociológica e imaginarios sociales en los
territorios ambientales del Sur (Siglo XXI). Además de profesor e investigador,
ha sido durante varios años Coordinador de la Red de Formación Ambiental para
América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Sus acumuladas experiencias le sirvieron y sirven de base para su producción
intelectual.
Destaca
su preocupación filosófica y social. Su interés se centra en descifrar los
mecanismos que nos han llevado a la crisis actual y cómo podemos salir bien de
ella. Para ello, estudia las causas metafísicas (la concepción del ser y de la
realidad) y epistemológicas (los modos de conocimiento) en sus diversas
ontologías (determinaciones sociales, políticas, culturales y del mundo de la
vida, entre otras).
Realiza
un detallado trabajo de reconstrucción integral de la ecología social y de la
ecología política: cómo han surgido y evolucionado ante la creciente crisis
ecológica, especialmente ante el calentamiento global. Esta parte es relevante
para quien quiera conocer los entresijos del discurso ecológico en sus
diferentes tendencias.
La
búsqueda que atraviesa todo su texto, denso, rico en referencias bibliográficas
de varias ciencias y tendencias, se centra en esta pregunta: ¿cómo establecer
las condiciones adecuadas para la vida en un mundo que se ha hecho
insostenible?
La
respuesta exige dos tareas:
La
primera es demoler las suposiciones erróneas de la modernidad con su
racionalidad científico-técnico-utilitaria y con su voluntad de dominar todo:
territorios, personas, la naturaleza y los procesos de la vida. Realiza este
paso con argumentos sólidos, citando a las autoridades científicas y
filosóficas más serias, salvaguardando siempre lo que es irrenunciable, pero
denunciando cómo este tipo exacerbado de racionalidad ha llevado a una crisis
de civilización global con procesos insostenibles y hostiles a la vida,
pudiendo conducir, en último término, al colapso de nuestra civilización.
La
segunda tarea consiste en la creación de una nueva conciencia y el sentido de
un destino común Tierra-Naturaleza-Humanidad. Es la parte más creativa. Le
auxilia la teoría de la complejidad y del caos; discute el sentido de la
sostenibilidad como principio de vida e imperativo de supervivencia. Interroga
a las diversas teorías sobre el origen de la vida y sostiene la tesis de F.
Capra, según la cual la vida se habría originado del metabolismo entre materia
y energía, creando redes autogenerativas que liberan los flujos de la vida.
Detalla
las diferentes maneras de reconstruir y de utilizar la naturaleza respetando
sus ritmos y sus ciclos.
Contrariando
el paradigma actual de la apropiación privada de la naturaleza y de los flujos
vitales en función del enriquecimiento, sabiendo sólo modernizarse sin
ecologizar los saberes, postula varios imaginarios alternativos para organizar
nuestra Casa Común en consonancia con las diferentes culturas en las que la
identidad y la diferencia son trabajadas de manera integradora. Valora
especialmente la contribución andina del "bien vivir". Más que una
filosofía de la vida es una metáfora de un mundo en armonía con el Todo. El
Sumak Kawsay (vivir bien) engloba prácticas sociales en las que se expresa la
relación de los pueblos con el cosmos, con su territorio, sus ecosistemas, sus
culturas y sus relaciones sociales.
La
parte final nos comunica una gran esperanza: el crecimiento a nivel mundial a
través de innumerables movimientos y experiencias locales que revelan la
capacidad de las poblaciones para resistir a la razón económica, instrumental y
utilitarista vigente. Los países centrales que han explotado prácticamente casi
todos sus servicios y recursos naturales tratan de recolonizar especialmente a
América Latina para que sea una reserva de estos bienes para ellos. En nuestra
visión latinoamericana, tales "bondades de la naturaleza", como dicen
los pueblos indígenas, son la base para los derechos de la naturaleza y de la
Tierra, considerada como la Pachamama, y para los derechos culturales y
ambientales que concretan otras formas de habitar nuestra Casa Común y de
beneficiarse de todo lo que ella nos ofrece para vivir en armonía.
Aquí se
revela una apuesta nueva por la vida, que no la amenaza sino que cuida de ella,
crea las condiciones para su permanencia sobre la faz de la Tierra y le asegura
las condiciones para co-evolucionar y constituirse en un bien a ser heredado
por las generaciones que vendrán después. Este libro de Leff es un estímulo
para aquellos que un día despertaron a la crisis ecológica y no se resignan
ante las estrategias de dominación de los poderosos, sino que resisten y
ensayan nuevas formas de convivencia, de producción, de consumo y de cuidado y
respeto por todos los seres, especialmente por la generosa y gran Madre Tierra.
Es un
libro necesario, que va en la línea expuesta con gran fuerza por el Papa
Francisco en su encíclica sobre “el cuidado de la Casa Común”.
Leonardo BOFF/ 6-octubre-15
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