DE: "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"
Pon tus manos
con suavidad
sobre
nosotros,
que tu
contacto transmita
la paz, y nos
procure
curación y
perdón.
Pon tus manos
suavemente,
pon tus
manos.
Fuiste
enviado a liberar
corazones
destrozados,
enviado a dar
la vista
a los ciegos,
y quieres curar
todas
nuestras enfermedades.
Pon tus manos
suavemente,
pon tus
manos.
Señor,
venimos a Ti
en cualquier
necesidad.
Señor,
venimos a Ti
buscando
plenitud.
Pon tus manos
suavemente,
pon tus
manos.
Rita J. Donovan
VENTANA AL
MUNDO:
MARRUECOS
NOCHES Y DÍAS
DE MARRUECOS
Por John
Gunther
Aunque he
visitado casi todos los países del mundo islámico, nunca he sentido en ellos un
ambiente tan denso y hermético como el de Marruecos. Se trata de un país
reservado y contrario a cuanto suponga apresuramiento o cambio. Es en Marruecos
donde se aspiran a pleno pulmón las más formidables y antiguas esencias
arábigas.
Marruecos está dividido en tres partes: la
Zona Francesa con una población cuyo número nadie sabe exactamente. La Zona
Española que tiene alrededor de un millón de habitantes; y Tánger, reducido
ganglio de tierra totalmente embutido en la Zona Española, que cuenta con unos
170,000 vecinos.
Los primitivos habitantes de Marruecos eran
bereberes, cuyo origen es desconocido. Siguiéronlos mercaderes fenicios y
oleadas sucesivas de conquistadores romanos, árabes y, en tiempos más modernos,
portugueses, españoles y franceses. El idioma más común hoy día es el árabe.
Hace algunos
años se publicó una guía de bolsillo con observaciones útiles para entenderse
con los árabes. Estas observaciones presentaban un cuadro de conjunto bueno,
aunque simplificado; aconsejaban, por ejemplo, que nunca debe estrecharse
vigorosamente la mano de los árabes, porque tienen los dedos delicados y no
gustan de apretones fuertes. No comen cerdo y según sus costumbres el invitado
debe retirarse después de la tercera taza de té que se le sirve de sobremesa.
Nunca trate usted (prosigue la guía) de galantear a las mujeres árabes ni
intente arrancarles el velo al pasar. Nunca corte el pan del país con cuchillo,
sino pártalo con los dedos. Los muchachos no saben luchar con las manos. Los
hombres fuman pero, si son buenos musulmanes, no beben alcohol.
Los árabes tienen hondo sentido de lo erótico,
como lo sabe muy bien todo aquél que conozca su literatura, y hasta el más
sencillo proverbio es susceptible de interpretaciones sexuales. Pongamos un
ejemplo: “La seda se inventó para que la mujer pueda seguir desnuda cuando está
vestida”.
Algunas ciudades marroquíes. La capital de Marruecos, Rabat, se
dedica principalmente al oficio de gobernar. Es la sede del Palacio Real, tiene
calles amplias y agradables, hermosas mansiones rodeadas de plantas florecidas
y el ambiente general de una capital hecha a la medida como Camberra o
Washington. Es una ciudad que abunda en contrastes. Frecuentan las calles
mujeres tan superabundantemente veladas
que parecen altos pulgares blancos.
El palacio del sultán es, como casi todas
las residencias reales marroquíes, exteriormente desaliñado pero pocos
conocen las maravillas floridas y
arcanas que guarda en su interior. Su más notable distinción es el enorme patio
abierto –al parecer tan grande como la Plaza de la Concordia de París –al cual
dan sus fachadas interiores. Estos
patios sirven para celebrar los grandes desfiles de inmensas masas de súbditos
que en épocas normales se reúnen para rendir homenaje al monarca.
Casablanca es
la Nueva York de Marruecos… el centro comercial, financiero e industrial del
país.
El nombre de
Marruecos se deriva del de la antigua capital bereber, Marrakech, el gran
mercado de las tribus del noroeste del desierto.
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