Enrique Arturo Diemecke (México) quien
ofreció la primera audición del Magnificat de
Johann Sebastian Bach en el 22 Festival.
interpretó la primera audición de
las sonatas y partitas para violin solo
de J.S. Bach
Francisco Pereda considera que su aprendizaje en la disciplina de dirección de orquesta radica en la experiencia musical directa y la observación atenta a los grandes directores.
> Radicado en México, pero con un
profundo amor a Trujillo, todos los años viene para organizar y dirigir el
Festival Internacional Bach, a través del cual pretende elevar el nivel
cultural de esta ciudad convencido de que la música es una de las expresiones
artísticas más elevadas. En esta entrevista exclusiva esboza sus argumentos en
torno a la importancia de darle mayor relevancia al humanismo en el proceso
educativo peruano.
- ¿Cómo decides organizar el Festival
Bach?
- La idea
nace al leer un artículo sobre un discurso de mi tío, primer director del
conservatorio Carlos Valderrama, Andrés Ulises Calderón, quien decía que los
impacientes no verán ningún fruto inmediato, sino tiempo después y que de
Trujillo iban a emerger grandes músicos, pero ello no ocurrió; por eso, mi
intención fue salir del país para traer conocimiento y establecer contactos con
artistas que llenen esa carencia en esta ciudad.
- ¿Tu tío era músico?
- No, fue un
visionario, sacerdote, filósofo, abogado, literato y dictaba la cátedra de metafísica
en la universidad. En ese ambiente crecí y eso me causó muchos traumas, gracias
a los cuales logré lo que quiero.
- ¿Cómo fue el primer festival?
- Fue fruto
de la casualidad. Como director de la Orquesta Nacional de Quito, donde conocí
a un grupo de estudiantes que me
motivaron a fomentar conciertos de música de cámara. Uno de ellos, el
violoncelista Eddie Jumbo, que me acompaña siempre, me sugiere organizar un
festival Bach. Así surge en 1994.
- ¿Qué satisfacción te quedó de esa
versión?
- Antes que
satisfacción, me quedó el gran compromiso de continuar, porque fácil es iniciar
y difícil mantenerse.
- ¿Cuántas dificultades enfrentaste en
lo sucesivo?
- El éxito de
las 22 ediciones ha sido gracias a mi amistad con colegas de alto nivel
artístico con quienes me reencontré y a otros que conocí en el camino. Ahora,
por suerte, músicos extranjeros que piden venir, ya no los tengo que invitar,
sino seleccionar a quienes les doy un
espacio en el festival.
- ¿Por qué ese interés?
- Bach es un
personaje tan valioso en la música que equivaldría al fundador de una religión,
así de simple.
- ¿Es el padre de la música?
-
Exactamente, de él aprendieron los grandes compositores de la historia.
- ¿Cuál es el aporte de Bach en la
música?
- La
majestuosidad, la dificultad que requiere interpretar sus obras, exige otra
madurez musical y un nivel técnico muy alto; por eso no vemos con frecuencia
conciertos con música de Bach, salvo en los países desarrollados.
- ¿Dónde se escuchan, regularmente
conciertos con esta temática?
- En todo el
mundo, hay 193 festivales en todo el mundo, de enero a diciembre. Hay más en
Alemania, Holanda y Estados Unidos. En América del Sur, solamente tenemos en
Bolivia y en Trujillo.
- ¿Cómo se
sostiene este Festival?
- De puro
milagro (risas)…Porque desde el siguiente día que termina uno, comienzo a
trabajar en el próximo.
- ¿Qué apoyo recibes de las
autoridades?
- Por el
momento ninguno. Creo que apoyarían en lo que les dará resultados económicos;
por eso no invierten en algo intangible. Nuestra inversión es a largo plazo
para tener una población más espiritual, inclinada a la música. La música puede
ser buena o mala; pero buscamos lo que califica nuestro compatriota Mario
Vargas Llosa como una alta cultura, en pos de una sociedad mejor. No queremos
aplauso barato. Cuando más elevada es la música tiene menos público. Mientras
más sensual es la música arrastra más seguidores. Eso lo vemos a diario. La
música se divide de la cintura para abajo y de la cintura para arriba.
- ¿A qué nos referimos cuando hablamos
de cultura más elevada?
- Es cuando
las grandes mayorías tiene acceso a una sinfonía de Brahms, un cuarteto de
Beethoven o que leen El Quijote o las obras de Goethe. Cuando las mayorías
reclamen eso podremos decir que vivimos en una sociedad más justa, más
equilibrada; porque después de todo, el ser humano no pide nacer, no sabe vivir
y no quiere morir. Es una incongruencia fatal, y pensamos que la respuesta está
en lo material. Debe existir un equilibrio entre lo espiritual y lo material.
- ¿La sociedad está olvidando lo
espiritual?
- El ser
humano, por una carencia quizá de neuronas, no ha podido eliminar de su
naturaleza, como animal que habla, la envidia ni la corrupción. Todo lo demás
ha evolucionado, pero esos dos elementos siguen como “microbios”, enquistados
en la personalidad; por eso vivimos en un mundo violento. No sabemos
entrar en nosotros mismos, siempre
miramos hacia fuera, lo que nos da placer material; no somos contemplativos, no
queremos oír con los ojos ni ver con los oídos. Nos centramos en tener algo
tangible. Eso conlleva a que los jóvenes opten por las drogas porque no saben
lo que quieren. Hemos olvidado que la respuesta a la felicidad está dentro de
uno mismo.
- ¿De qué depende que sigamos con esos
dos “microbios”?
- Nosotros
necesitamos la contraparte en todo, la vacuna es un microbio del mismo tipo que
nos ayuda a contrarrestar la enfermedad. El ser humano necesita un equilibrio
entre lo material y lo espiritual porque somos unidad. Invertimos en un par de
zapatos costosos, pero no en un concierto para escuchar una sinfonía de Mozart.
Le damos más importancia a las zapatillas porque nos ofrecen más placer, para
competir y demostrar que tenemos dinero. Mientras Mozart es algo que está
dentro de uno y que se debe asimilar, como si lo respiramos. Y esto no es
negocio para los gobiernos porque cuando un país es culto resulta más peligroso
a las autoridades, ya que reclama más sus justos derechos. Nos han dosificado,
han programado nuestro desatino de acuerdo a su conveniencia tanto en lo
político, en lo social y en lo religioso.
- ¿Nos están vendiendo la idea del
fatalismo?
- Sí, estamos
condenados al fatalismo, por un proceso lógico, somos consecuencia de nuestros
antepasados y causa de nuestros sucesores. Las generaciones venideras sufrirán
lo que estamos haciendo mal ahora. Nos hemos preocupado por estar bien, pero no
nos interesa ni pensamos lo que pasará mañana. Eso determina que pensemos en
términos de cinco años de gobierno y saquemos el máximo provecho, sin importar
lo que venga después.
- ¿Qué pasa
cuando los municipios no invierten en cultura?
- Eso es
fatal porque no estamos yendo hacia delante. No avanzar ya es retroceder. Una
ciudad es culta según la música que escucha.
- ¿En este contexto, qué se propone el
Festival Bach?
- Es como un
mensaje que se aúna a los que se organizan en el resto del mundo, es como un
aporte para rescatar los valores de este gran genio (Bach), que es
inalcanzable. Lo único que nos queda es seguirlo como a una estrella. Por eso,
es importante que en los colegios, además de los cursos básicos, también
enseñen lo espiritual, no sólo la religión, sino empoderar la mente para crear
a través de la palabra el sonido y la danza. Esto se ha descuidado mucho.
- ¿Qué novedades habrá en el festival
del próximo año?
- Se coordina
un concierto de música barroca e impresionista con la participación del
reconocido director mexicano Baltazar Juárez.
4-octubre-15
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