PADRE
nuestro, Señor de lo creado,
que en los
cielos estás; santificado
tu excelso
nombre por los orbes sea;
que nos venga
tu reino y que se vea
tu voluntad
que es fuente de consuelo
satisfecha en
la tierra y en el cielo.
Con el pan que repartes cada día
danos hoy el
sustento y la alegría,
perdona en
nuestros deudos los errores
cual
perdonados son nuestros deudores;
en tentación
no dejes que caigamos;
libértanos
del mal que abominamos;
y a cuanto
dice tu saber profundo
amén, amén
Jesús, responda el mundo;
¡eres
árbitro, luz, dueño y maestro
de todo
cuanto existe, Padre nuestro!
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