DE: "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"
Dios de
misericordia
que aceptáis
el
arrepentimiento sincero
del pecador,
encarnado
o
desencarnado, aquí tenéis
un espíritu
que se ha
complacido en
el mal,
pero que
reconoce sus faltas
y entra en el
buen camino;
dignaos, Dios
mío, recibidle
como un hijo
pródigo
y perdonadle.
Espíritus
buenos cuya voz
he
desconocido,
de aquí en
adelante
quiere
escucharos;
permitid que
pueda entrever
felicidad de
los elegidos
del Señor,
con el fin de
que persista
en el deseo
de purificarse
para conseguirla,
sostenedle
en sus buenas
resoluciones
y dadle
fuerza para resistir
sus malos
instintos…
Espíritu de …
os felicitamos
por vuestra
conversión y
damos gracias
a los buenos
espíritus que
os han ayudado.
Anónimo
VENTANA AL MUNDO:
MÓNACO
MÓNACO: PERLA
DEL MEDITERRÁNEO
Por George
Kent
Mónaco --frecuente e incorrectamente conocido por
Montecarlo – es famoso por su casino, su príncipe, sus hermosos panoramas; y,
ante todo, por su tamaño: las 149 hectáreas que componen toda la superficie del
principado cabrían si dificultad en el Parque Central de Nueva York. Es una
faja de roca que se puede recorrer a pie, de punta a punta, en menos de una
hora.
No hay postes
ni señal alguna que indique la línea fronteriza del minúsculo principado.
Pequeño y todo, Mónaco es uno de los países más visitados de la tierra. Cuenta
con la mayoría de las cosas que hay en
las grandes naciones: bandera (roja y blanca), idioma, ejército, parlamento,
policía, museos, ferrocarril, línea de autobuses. Tiene algunas otras cosas que
desearían tener muchas naciones: presupuesto equilibrado, superávit que
cubriría los gastos durante un año sin cobrar impuestos; y tiene ahora de
adehala a Grace Kelly.
El soberano de este diminuto reino desciende
de una familia cuyos orígenes se encuentran en los comienzos de la monarquía de
Europa. Es, por otra parte, el único que aún ejerce poder absoluto; la firma
que estampa en los documentos oficiales dice así: “Rainier III, soberano por la
gracia de Dios”.
Pese a lo exiguo de su territorio, Mónaco se
divide en tres partes llamadas “ciudades”. En una de estas ciudades, la
Condamine, se hallan los edificios de oficinas, la mayoría de las tiendas y los
talleres, y la plaza de mercado.
Montecarlo, la parte más moderna, es la más
famosa, concurrida y alegre. En ella se alza, a orillas del Mediterráneo, la
casa de juego más célebre del mundo: el Gran Casino. Tiene ópera, teatro, los
mejores hoteles del principado, magníficos restaurantes y cuatro cabarés. Es
centro de concursos de tiro de pichón; por sus calles, acordonadas al efecto,
cruzan una vez al año los automóviles que compiten en una de las más
sensacionales carreras de Europa, el Grand
Prix de Montecarlo.
La otra de
las tres partes en que se divide el principado de Mónaco es la que lleva este
mismo nombre. Es en efecto la capital. Allí se hallan el palacio del príncipe y
las oficinas de gobierno. Con sus medievales y sinuosas callejuelas, edificada
en elevado promontorio, es la parte más antigua y también la más pintoresca.
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