Díptico de la serie Mar de Lurín, 1990 |
F. De Szyszlo, pintor, escultor, literato... |
Mi intento no es la adopción de una
perspectiva crítica
frente a una obra desplegada en múltiples facetas
(pintura, dibujo grabado escultura).
Szyszlo, su obra, me llevan por otros
caminos
los de la visión que se mueve en el trasfondo
del tiempo y del espacio suscitando
un murmullo de señas y voces, aprehensiones
erráticas tal vez, débiles hitos que orillan
la majestad de una obra creadora o más sencillamente
de un hacer.
Hacer que canten los colores con ardoroso y delicado asalto,
hacer que brote un iris de recientes
resplandores, matices
surgidos de la noche lujosa, donde
un muro negro, un negro torbellino,
afirman la existencia de una
vigilia inacabable.
Hacer que crucen pájaros salvajes,
de crestas intensas como fuego o piedra ardiente,
por las dimensiones ocultas del espacio.
Hacer que caigan gruesas gotas
seminales,
lluvia de semillas prontas a estallar
en el vientre de la noche.
Hacer que cosas rastreadas, viejos
ritos, figuraciones
en las que el polvo del pasado ya
es inseparable costra,
acudan hasta el umbral del cuadro,
llamen con silenciosa lengua
a los ojos,
en las contiendas de la vida y del siglo,
distraídos.
Hacer que vuelvan de su confín oscuro
en sus rosas como orejas infantiles;
en sus absortas lilas, campanillas del alba;
en sus ocres encarnados, rostros de la tierra;
en sus azules, nuncios de otros mundos,
vestíbulos de un amanecer remoto;
en sus rojos claros y sanguíneos;
en sus soles de rompientes amarillas;
en sus alados grises donde el color despierta;
en la asombrada zozobra que palpita entre tinieblas.
Hacer, por otra parte, que a esta luz
concertada
se levanten
los vestigios de sueños de vuelos de imperios,
que oigamos diálogos rutilantes
entre la vida y la muerte,
aconteceres bajo el sol venerado,
choques cruentos y golpes de exterminio
bajo el sol vulnerado.
Hacer que el río cuya fuente ignoramos
fluya como plumas de oro
o como un tigre solitario al acecho de su presa,
salte sobre las hondas vetas del pasado,
fluya por su transcurso,
asalte una vez más nuestra memoria.
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