sábado, 14 de noviembre de 2015

HOMBRES DE CIENCIA: Robert von BUNSEN


Robert von Bunsen (1811-1899), químico alemán cuyo apellido repiten una y otra vez los estudiantes secundarios de química al mencionar el “quemador Bunsen”, nació en Gotinga, Alemania, sede de una de las universidades más famosas del mundo. El padre de Bunsen fue profesor en Gotinga y él mismo fue estudiante e instructor en este centro docente.

   Posteriormente pasó a ocupar una cátedra en la universidad de Heidelberg, más famosa aún, y allí pasó la mayor parte de su vida.

   Bunsen se hizo conocer primero por sus trabajos en casos de envenenamiento por arsénico como consecuencia de los cuales descubrió un antídoto. Amplió posteriormente sus investigaciones con arsénico y su nombre llegó a ser  asociado con toda Europa con esta substancia. En una explosión en su laboratorio perdió un ojo y por poco pierde también la vida.

   Los trabajos más notables de Bunsen se relacionaron con los gases que se desprenden de los hornos, especialmente los llamados “altos hornos” que se habían hecho tan corrientes en las fundiciones de acero de Alemania, el Reino Unido y los Estados Unidos.

   Encontró en ellos un vasto desperdicio de combustible potencial. En sus experimentos en Alemania comprobó que más de la mitad del calor creado quemando el combustible empleado en los altos hornos se desperdiciaba en los gases que despedían. Se trataba de un porcentaje enorme de desperdicio que, además,  representaba pérdida grande de dinero en la compra de combustibles. Aun así, en sus investigaciones en Inglaterra, comprobó que la pérdida aquí era aún mayor: casi el ochenta por ciento.

   Las investigaciones de Bunsen sobre desperdicio de energía calorífica lo hicieron bien conocido en todo el mundo industrial y fueron causa de la aplicación de principios científicos a la fabricación de hierro y productos de acero.

   Inventó más tarde una válvula (o tubo) eléctrica que produce una luz  igual a la que producen 100 bujías; igualmente inventó un aparato para medir la intensidad de la luz en sí.

   Obtuvo magnesio en su estado metálico, por vez primera antes que nadie, y demostró la luz intensa que da el magnesio cuando se le quema.

   El más conocido de todos sus aparatos es, desde luego, el quemador Bunsen que inventó en 1855. Originalmente quemaba gas de carbón que daba una llama sin humo; lo concibió para ser usado en los laboratorios de Heidelberg.
   
En 1846 Bunsen visitó Islandia, donde investigó el fenómeno de los géiseres.

   Su contribución mayor a las ciencias es tal vez el desarrollo, con el auxilio del famoso G. R. Kirchhoff, del análisis del espectro de la luz. La luz que da un objeto al quemarse muestra en su espectro los elementos de que el objeto está compuesto. Por este medio Bunsen descubrió dos elementos, el cesio y el rubidio. Se dice que extrajo 17 gramos de los dos “nuevos” elementos de 80,000 libras de agua.

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