De aquello que a uno le interese más depende
de que se le dé éste o aquel nombre a un espacio de tiempo. Los antropólogos
dan nombre a los períodos de tiempo de acuerdo con los progresos que con
instrumentos fue haciendo el hombre primitivo. Así tenemos la Edad de Piedra,
la Edad de Bronce, la Edad de Hierro.
El desarrollo de implementos de hierro fue
un paso muy importante en la historia
del hombre y aún queda por ver si las exploraciones del espacio serán o no paso
más importante aún. Una de las etapas más trascendentales en la Edad de Hierro
fue el desarrollo del acero y es en este paso adelante indiscutible que es
notorio el nombre de Henry Bessemer.
Bessemer
(1813-1898), inventor inglés nació en Hertfordshire. Aunque en el curso de su
vida inventó muchas cosas, la fama de su nombre se debe a un proceso para la
fabricación de acero. En los Estados Unidos hay dos ciudades que llevan su
nombre, Bessemer, Alabama, y Bessemer, Michigan.
En 1856 Bessemer pronunció un discurso ante
industriales e ingenieros británicos en el curso del cual describió un método
para hacer acero mucho más económico de lo que hasta entonces había sido
posible. El hierro colado dista mucho de ser puro. Contiene, además de hierro,
elementos como carbono, silicio, manganeso, azufre, fósforo y otros. Convertir
el hierro en acero consiste principalmente en desechar los elementos
indeseables. No se desean porque hacen el hierro quebradizo y difícil de darle
forma.
La idea de Bessemer consistía en elevar la
temperatura del metal a tal extremo que los elementos indeseables se eliminaran
por oxidación, o quemados, y se convertirían en escoria o desperdicio. El
proceso consistía, básicamente, en inyectar oxígeno (aire) dentro del hierro
líquido en llamas, calentándolo así a tal grado que los elementos ajenos eran
convertidos en desperdicios que se podían retirar de las capas superiores del
metal derretido. (En las industrias modernas se están “excavando” las pilas de
escorias de los últimos 100 años para recuperar los elementos “indeseables” así
eliminados).
Habiéndolos visto numerosas veces en el
cine, hoy estamos familiarizados con los enormes hornos Bessemer de donde sale
el acero líquido hacia los distintos departamentos de las fundiciones de acero.
El sistema llamado de “horno al descubierto” ha reemplazado en parte este
proceso, especialmente en los Estados Unidos, pero fue Henry Bessemer quien
abrió las puertas para que pasáramos de la Edad de Hierro a la Edad de Acero.
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