Piano, piano eléctrico, otro
tipo de teclado, composición (Chicago, Illinois, 12.04.1940).
Empezó a estudiar
piano a los siete años, y a los once dio un concierto de Mozart con la “Chicago
Symphony Orchestra”.
Empezó después a interesarse por el jazz, especialmente
por los pianistas de aquella época, como Oscar Peterson y George Shearing, y a
finales de los años cincuenta tocaba en un club nocturno, acompañando a músicos
de paso, entre ellos Coleman Hawkins. En diciembre de 1960, David Byrd,
impresionado por su música, le pidió que entrara en su grupo.
Trasladado a
Nueva York, el pianista trabajó y grabó con Byrd (el primer disco, en setiembre
de 1961) y con otros artistas de la Blue Note. En mayo del ’62 realizó su
primer álbum como líder, Takin’ off,
con Hubbard, Dexter Gordon y Billy Higgins. Entre 1962 y 1963 perteneció al
grupo de Eric Dolphy, y en mayo de ese
año entró en el quinteto de Miles Davis, permaneciendo allí hasta las primeras
experiencias “eléctricas” del trompetista y dando un fuerte impulso a la música
del grupo, en su doble faceta de solista y compositor. Entre tanto seguía
grabando discos a su nombre, logrando buenos éxitos comerciales, como el de Watermelon Man.
En 1966 escribió e
interpretó la banda sonora de Blow Up,
de Antonioni, y en el ’68 empezó a grabar con una formación más amplia y
refinada, utilizando la flauta, el fliscornio, el trombón y el clarinete bajo,
en arreglos cada vez más complejos, como Speak
Like a Child o The Prisioner. Después de grabar en siete años, discos como Seven Steps to Heaven, Esp, Miles Smiles,
Filles de Kilimanjaro, In a Silent Way o Jack Johnson, en 1970 dejó el
grupo de Davis y formó un sexteto, con el que continuaría sus investigaciones
musicales. Con él, integraban el grupo Bennie Maupin (flauta, saxo, clarinete
bajo), Eddie Henderson (trompeta, fliscornio), Julian Priester (trombones),
Buster Williams (contrabajo, bajo eléctrico) y Billy Hart (batería). En aquel
período, Hancock se hacía llamar “Mwandishi” (compositor en lengua Swahili). En
1963, después de grabar tres discos, el grupo se disolvió por motivos
económicos y el pianista formó otro, más comercial, vendiendo un millón de
ejemplares del primer disco, Headhunters.
Entre tanto, se había afincado en Los Ángeles.
En los años siguientes realizó
otras grabaciones funky, compuso
bandas sonoras (como la del filme El
justiciero de la noche) y colaboró en discos de otros músicos, como Airto
Moreira, Quincy Jones y Norman Connors. En junio de 1976, el festival de
Newport le dedicó una jornada, dándole la posibilidad de reunir tres de sus
grupos: los “Headhunters”, el sexteto de principios de los años 70 y el
quinteto de Davis (con Wayne Shorter, Ron Carter, Tony Williams y Freddie
Hubbard en el lugar de líder; esta última formación, denominada “S. S. O. P./
Quintet”, dio después varios conciertos por el mundo, publicando también
algunos discos.
En 1978, Hancock se unió
Chick Corea en algunas giras para dos pianos (acústicos), experiencia
asimismo documentada en discos. Entre tanto, el pianista ha seguido realizando
grabaciones más comerciales y “bailables” y se ha presentado incluso (en 1978)
como cantante, filtrando su propia voz a través de un sintetizador con teclado
y logrando así combinar su canto con sus cualidades de instrumentista.
En
ocasiones ha manifestado su intención de constituir dos grupos distintos, uno
para la música comercial, y otro de más calidad. En 1970, su colega Joe Zawinul
le dedicó el tema Doctor Honoris Causa,
por el título que la Universidad de Des Moines otorgó a Herbie.
La andaduría
artística de este músico, como la otros instrumentistas de su generación, no ha
sido uniforme, sino que ha sufrido altibajos, que deben ser tenidos en cuenta
al formular un juicio crítico. Hancock, uno de los pianistas de acompañamiento
más activos en los años sesenta –como demuestra su colaboración con Davis-- ,
ha evolucionado lentamente como líder y compositor, partiendo de las
experiencias de Horace Silver para llegar, a finales de los setenta, a arreglos
excelentes, en la línea de Gil Evans (su maestro de estilo) y de Davis.
En el
sexteto de los años setenta, Herbie supo fundir las experiencias anteriores con la sonoridad de los
instrumentos electrónicos, creando un conjunto fresco y actual, con algunas
concesiones a la moda pero de indudable calidad. Posteriormente, el pianista ha
intentado –con éxito – el camino de la música comercial, dando la sensación de
que el jazz había dejado de interesarle; sin embargo, desde mediados de los
años setenta ha reanudado su actividad más “artística” (en las colaboraciones
con Corea y con el “V. S. O. P.”, revelándose aún como un músico creativo y, a
veces, emocionante, pese a haber perdido, tal vez, algo de su garra inicial.
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