Albert Michelson, el primer
científico norteamericano en obtener un premio Nobel, nació en Alemania en
1852. Cuando tenía dos años sus padres lo llevaron a Nueva York dos años
después a San Francisco.
Michelson, criado entre los buscadores de oro
en California y entre los mineros de plata en Virginia City, Nevada, tuvo una
juventud romántica. Recibió una nominación
especial para la Academia Naval y en 1873 se graduó con el grado de
alférez. Como resultado de su brillante
expediente académico, fue designado profesor de física y química en Annapolis,
comenzando así su larga carrera de enseñanza.
Después dio clases en el
Instituto Case, la universidad de Chicago y el Instituto de Tecnología de
California.
Estando aún en Annapolis comenzó sus
investigaciones sobre la velocidad de la luz, materia a la cual dedicó gran
parte de su vida. Cuando murió en California en el año 1931, aún estaba
experimentando con la luz.
Durante siglos, los hombres de ciencia creyeron que la luz era cosa instantánea; esto es que cuando, en alguna
forma era creada, se esparcía simultáneamente por todo el espacio a que pudiera
llegar.
Esto fue refutado por un físico danés,
Romer, que calculó su velocidad en
300,000 kilómetros por segundo. Romer se valió de un método astronómico,
calculando el tiempo durante el cual una de las lunas de Júpiter estaba en
eclipse y, por lo tanto, invisible.
En 1849 un físico francés calculó la velocidad
de la luz en 390,000 kilómetros por segundo midiendo el retraso en el tiempo
cuando la luz se reflejaba entre dos espejos 8 kilómetros de distancia el uno
del otro.
Michelson se fascinó con el problema
principalmente porque, como dijo “tal velocidad está fuera del alcance de
concepción del intelecto humano”.
En 1877 utilizó espejos colocados a 122 metros
el uno del otro, uno girando y el otro fijo, y calculó así la velocidad de la
luz como 304,100 kilómetros por segundo. Su cálculo final, 303,900, fue el
resultado de practicar el mismo experimento pero en el vacío.
Michelson fue el primer hombre en medir el
tamaño de una estrella distante. La estrella es “Betelguese” y Michelson
determinó que tenía un diámetro de 150,000 millones de kilómetros, 250 veces
mayor que el de nuestro Sol.
Como resultado de éstos y de otros experimentos
se convirtió en el científico más famoso de los Estados Unidos, pero jamás
buscó publicidad para sus trabajos. En realidad se hizo famoso por eso
precisamente: por despreciar la fama.
Michelson obtuvo el premio Nobel en 1907 y el
mismo año se le otorgó la medalla Copley de la Real Sociedad de Londres, tal
vez el más prestigioso de todos los premios científicos.
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