La pasión.
Esta palabra debería
hacernos reflexionar…
Nosotros decimos: pasar, paciente,
apasionante, apasionado.
Pasar: La moda pasa, el
tiempo pasa, nosotros pasamos de una edad a otra, pasamos de un mundo a otro.
Paciente:
Pacientes o impacientes, nosotros sufrimos. No hay ninguno de nosotros que no
sufra alguna injusticia o alguna pena. Lo mismo que el “paciente” echado sobre
la mesa de operaciones del cirujano, nosotros somos “pacientes” bajo el
escalpelo del mal.
Apasionante:
Hemos leído novelas y hemos visto películas apasionantes.
Apasionado:
Seres apasionados, los conocemos, nosotros lo somos, quizá. O soñamos con serlo
¿Qué mujer no ha soñado, al menos una vez en su vida, con ser amada
apasionadamente?
Las pasiones.
Pero eso evoca también lo que se llama “las pasiones”, en plural, nuestras
pasiones.
Las hay excelentes:
. La pasión por la justicia.
. La pasión de la paz.
. La pasión de dar gusto, de
ser útil, de hacer favores.
Las hay terribles:
El dinero; el vino, el sexo;
el juego; el poder; la sangre; la envidia; la pereza; la vanidad; la venganza.
Se les llama las pasiones
del mundo…Nosotros las encontramos todos los días, en los otros, y también en
nosotros. Los periódicos están llenos de ellas. Las pasiones desgarran el
mundo. Arrastran consigo la violencia, el odio, la decadencia de los hombres y
de las mujeres. Son semilla de discordia y de guerra, conducen a la muerte. El
hombre que está animado por una de estas pasiones violentas pierde poco a poco
las cualidades, que hacen de él un hombre. Está dominado por la pasión, poseído
por ella. Ya no es él mismo. Está “enajenado”, es decir, “fuera de sí”.
Ahora
bien mirad: nosotros estamos todos más o menos en grados diversos, animados de
pasiones. Estas pasiones no son todas buenas, ni mucho menos. Todos estamos
dominados por pasiones malas, todos estamos encadenados por pasiones.
PORQUE ÉRAMOS ESCLAVOS DE NUESTRAS PASIONES POR ESO EXISTE LA PASIÓN DE JESÚS
Para la pasión de Jesús
podríamos volver a tomar las palabras que hemos enumerado.
Por su Pasión, ha pasado de este mundo al de su padre. De
ahí viene el nombre de “Pascua” (“tránsito”).
. Dios Todopoderoso y sin
embargo torturado en la Cruz, ha mostrado más paciencia
que la que nunca tendrá ninguno de nosotros.
. Ha hecho eso por pasión, porque es apasionado por nuestra
verdadera felicidad.
. Y lo que Él ha hecho es
digno de apasionarnos más que
cualquier película o novela.
. Esta historia verdadera ha
apasionado a más de uno antes que a nosotros; ha sido vivida por cada uno de nosotros; y
sin embargo no nos acordamos de volver los ojos a ella.
LA PASIÓN DE DIOS ES EL AMOR
El amor es una palabra tan empleada, tan usada, tan
envilecida, que uno se pregunta si se puede usar todavía para hablar de Dios…
Cuando Dios mismo nos habla de ella por los profetas, dice “caridad”. Pero
nosotros hemos usado de igual modo la palabra caridad. La hemos achicado,
reducido a decir limosna, el don de una moneda o billete.
¡El amor de Dios es otra cosa!
Lo que sabemos de Él nos viene del mismo Dios.
Nos lo dijo por los profetas que precedieron a Cristo.
Dios ama como un padre
Ama mejor que cualquier
padre sea cual fuere el que conozcamos. ¿Qué quiere decir eso?
Principalmente esto: ama el
primero incluso antes de que nosotros seamos amables. Es siempre Él quien
inventa, quien toma la iniciativa, referente a lo que Él hace por nosotros. Ama
gratuitamente y es su amor el que le hace bueno. Por amor crea, por amor salva.
Dios ama como un pastor
Un pastor, es una imagen un
poco pálida para nosotros: ya no hay muchos pastores. Pero Dios ha dado esta
comparación a hombres que tenían rebaños; como un pastor que conduce su rebaño
de pasto en pasto, proveyendo los puntos de agua y dejando a la hierba el
tiempo de volver a crecer, así Dios sabe a dónde nos conduce, vela por cada uno
de nosotros, se ocupa de todos. Su amor por nosotros es previsor: Es
providencia.
Dios ama como un amigo
¿Quién se hubiese atrevido a
decir que Dios puede ser un amigo para el hombre?
¡Hay tanta distancia de Él a
los hombres! Pero mirad: a Abraham se le llamó “el amigo de Dios”. La Biblia
nos dice de Moisés que hablaba con Dios “como un amigo con su amigo”. Y cuando
Jesús vino a vivir a la tierra participó de las comidas de los hombres, como se
hace con los amigos. Entonces es cuando dijo: “No os llamo ya sirvientes, pues
el sirviente ignora lo que hace su amor; os llamo amigos porque lo que yo he aprendido
de mi padre, os lo he hecho conocer”. Tal es la amistad de Jesús para con
nosotros; nos comunica sus secretos. ¡Qué grande es la amistad de Jesús con
nosotros! Nos introduce en su vida divina.
Dios ama como un prometido
El amor alcanza su cima en el
amor de un prometido por su prometida, y de un esposo a su esposa. Este amor
sobrepasa a los otros porque es más gratuito que todos los demás. Dios mismo lo
ha proclamado cuando ha dicho: “El hombre abandonará a su padre y a su madre
para unirse a su esposa”. Este amor implica libertad porque viene de una
elección. El corazón tiene sus razones. Por lo tanto es así como Dios ha
querido amarnos. Nunca nos hubiésemos atrevido a apuntar tal comparación si el
mismo Dios no la hubiera hecho repetidas veces. A su pueblo es a quien se
dirige cuando dice: “Yo te desposaré para siempre. Yo te desposaré en la
ternura y amor”.
En el Evangelio, Jesús dice
que Él es el prometido, el esposo; San Pablo dice que Jesús ha amado a la
Iglesia como un esposo ama a su esposa. Para Dios cada uno de nosotros es algo
único, irreemplazable, que Él ama con verdadero amor.
El amor de Dios es un amor personal
La multitud de los hombres
es tan innumerable que pensando en ella nos quedamos estupefactos; ¿cómo Dios
podrá amar a cada uno personalmente, diferentemente de los otros, como si fuera
el único?
¡Mezquinos de nosotros!
¿medimos entonces quién es Dios? Sí, Dios conoce y ama a cada uno personalmente
por su fondo mismo. “Personalmente”, eso quiere decir que va más allá de la
apariencia, del rostro, de las palabras. Lo que Él ama es a cada uno del todo,
con su pasado y su porvenir, con sus miserias y su felicidad por llegar, con su
libertad, su desarrollo, sus gustos, sus relaciones con los otros. Y establece
con él un diálogo de amor que es diferente para cada uno.
El amor de Dios es un amor salvador
Más que todo el resto, eso
es lo que Dios ha pretendido hacernos comprender. Su pasión es salvar. Lo ha
mostrado a lo largo de la historia del pueblo judío. Lo ha dicho y repetido por
la voz de los profetas, y lo ha hecho en Jesucristo, por cada uno de nosotros.
Jesús ha inventado inolvidables parábolas para describir este amor que perdona,
que rehabilita, que devuelve todo lo que se había perdido; ha multiplicado las
curaciones, ha tratado a los pecadores de su tiempo como amigos, ha estado a
favor de los pobres. Antes de Él el pecado y la muerte estaban lejos de Dios;
de ahora en adelante existen todavía los sufrimientos y la muerte, pero se
transforman en resurrección y en vida con Dios para siempre.
ESTA PASIÓN DE DIOS: EL AMOR------- EXPLICA LA PASIÓN DE JESÚS
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